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Crónicas
Historia de Todas las Cosas que han Acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575)
XLII. De la muerte de Francisco de Villagra y de la manera que murió

Gobernando el reino de Chile Francisco de Villagra con tantas mohindades, viéndose tan enfermo que no podía andar por los grandes dolores que tenía de ordinario en los pies, quiso ponerse en cura, porque le fatigaban mucho, contra el parecer de los amigos que tenía, a morir o vivir lo que Dios fuese servido hacer de él; encomendándose a un médico que tenía plática de dar unciones con azogue preparado con otras muchas cosas, se puso en sus manos. El médico, llamado bachiller Bazán, lo tomó a su cargo; aderezándole un aposento que estuviese abrigado por ser en mitad del invierno, lo comenzó a curar, estando siempre este médico con él. Como las unciones le provocasen sed, estando el médico un día ausente, pidió a un criado suyo le diese una redoma de agua; no se la queriendo dar, porque la orden que tenía era así, no dándosela su criado se la dió un pariente suyo, casado con una hermana de su mujer, llamado Mazo de Alderete, de la cual agua bebió todo lo que quiso. Acabado de beber se sintió mortal, y mandó llamar al médico que le curaba; luego que vino, tomándole el pulso le dijo ordenase su ánima, porque el agua que había bebido le quitaba la vida; hízolo así que se confesó y recibió los sacramentos de la Iglesia. Apretándole la enfermedad, desde a poco hizo testamento, y nombró por gobernador hasta que el rey proveyese a Pedro de Villagra, su general, por virtud de una provisión que tenía del Audiencia de los Reyes, en que por ella le concedía pudiese nombrar persona que estuviese en el gobierno como él propio. Este testamento se metió en la caja del rey, y que allí se guardase, haciendo cargo a los oficiales hasta el fin de su vida. Muerto Villagra, abrieron la caja para ver a quién dejaba nombrado, que no lo había querido decir; hallaron que a Pedro de Villagra dejaba en su lugar. Luego lo recibieron en el cabildo, y dió orden cómo se enterrase en un monasterio de frailes de la Orden de Sant Francisco, en cuyo hábito murió, llevándole delante honradamente su estandarte y guión.

Era Francisco de Villagra cuando murió de edad de cincuenta y seis años, natural de Astorga, hijo de un comendador de la Orden de Sant Juan, llamado Sarria. Su padre no fué casado; su madre era una hijadalgo principal del apellido de Villagra. Gobernó en nombre del rey don Felipe dos años y medio con poca ventura, porque todo se le hacía mal; era de mediana estatura, el rostro redondo con mucha gravedad y autoridad; las barbas, entre rubias; el color del rostro, sanguino; amigo de andar bien vestido y de comer y beber; enemigo de pobres; fué bien quisto antes que fuese gobernador, y mal quisto después que lo fué. Quejábanse de él que hacía más por sus enemigos a causa de atraerlos a sí, que por sus amigos, por cuyo respeto decían era mejor para enemigo que para amigo. Fué vicioso de mujeres y mohino en las cosas de guerra mientras que vivió; sólo en la buena muerte que tuvo fué venturoso; era amigo de lo poco que tenía guardarlo; más se holgaba de recibir que de dar. Murió en la ciudad de la Concepción en quince días del mes de julio de mil y quinientos y sesenta y tres años (10).

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Notas

(10)   El mss. equivocadamente, 1562.
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