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Fuentes Bibliográficas
Anexos
Anexo 6: Rectores de la Universidad de Chile (1843-1963).

ANDRÉS BELLO (1843-1865)

Llegó al país en 1829, iniciando su extensa labor educacional al año siguiente como rector y profesor del Colegio de Santiago. En 1832 formó parte de la junta de Educación, organismo encargado de velar por el buen funcionamiento de los estudios del Instituto Nacional y demás colegios del país. Durante su rectorado que comienza en 1843, la Universidad ejerce la función de superintendencia de educación y a la vez se constituye en un cuerpo destinado al estudio y a la investigación. Esta última tarea queda a cargo de los miembros de las cinco Facultades-Academias.

Tan formidable labor, que Bello orientaba desde el Consejo de la Universidad y por medio de artículos que aparecían en el periódico oficial de la época, El Araucano, quedó reflejada en los Anales y en diversos trabajos científicos y literarios realizados por los integrantes de la Corporación.

A pesar del tiempo que destina a la preparación de textos de estudio, de filología, derecho y literatura, no descuida la marcha del establecimiento entregado a su dirección. Así, atiende a la creación de la biblioteca universitaria, que queda bajo la supervisión de Domeyko, y se esmera en desarrollar los estudios históricos. Cada año, Bello designaba a un miembro de la Corporación para que preparara una memoria sobre algún aspecto del pasado nacional, la que era leída en una sesión pública.

Es bajo su extenso rectorado que la Universidad consigue consolidarse y adquirir el prestigio que la transformó en el principal centro cultural del país. En reconocimiento a su labor Bello resultó reelegido por el claustro hasta su muerte en 1865.

MANUEL ANTONIO TOCORNAL (1866-1867)

Bachiller en leyes y abogado. Miembro fundador de la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas. Redactor de la memoria histórica El primer gobierno nacional, correspondiente a 1848. Elegido rector el 26 de junio de 1866. Falleció en agosto del año siguiente. En su vida pública desempeñó los cargos de parlamentario y ministro.

IGNACIO DOMEYKO (1867-1883)

Llegó a Chile en 1838, desempeñándose como profesor de química y mineralogía en Coquimbo. Traído a la capital por Antonio Varas, presentó una Memoria cobre el modo más conveniente de reformar la instrucción pública. En ella propuso, entre otras reformas, la separación del Instituto Nacional en dos secciones y la creación de un Seminario Pedagógico. Por decreto de Salvador Sanfuentes, fue nombrado Delegado Universitario, encargándose de dirigir la enseñanza superior. En ese cargo contribuyó al mejoramiento de los planes de estudios y al progreso de la enseñanza. Dejó esa función para asumir la rectoría en 1867. Le correspondió impulsar la reglamentación necesaria para poner en práctica la ley de 1879. En 1882 resultó reelegido por el claustro pleno; tenía ya 80 años y más de 40 consagrados a la enseñanza. Prosiguió como rector hasta que, el 30 de mayo de 1883, consagrados aceptó su renuncia. Falleció en 1889.

JORGE HUNEEUS (1883-1888)

Elegido rector el 8 de julio de 1883. En su rectorado impulsó la contratación de profesores extranjeros y becas de perfeccionamiento en Europa. Reorganizó la administración universitaria creándose el cargo de prorrector, encargado inicialmente de todo lo relacionado con los exámenes y aumentó la planta de funcionarios, reemplazando al antiguo bedel por un prosecretario y algunos escribientes. En lo material, trasladó la Sección de Bellas Artes al segundo piso del edificio del Congreso y reunió las bibliotecas del Instituto Nacional y la Universitaria en el local del templo de San Diego, adquirido por el Gobierno. Además, se compró terrenos aledaños al Hospital San Vicente, donde más tarde fue construida la Escuela de Medicina. Se reorganizó el Curso de Farmacia y fue creada la Escuela Práctica de Agricultura, para enseñar un oficio a los hijos de soldados que participaron en la guerra del Pacífico. Reelegido en 1887, renunció al año siguiente.

JOSÉ IGNACIO VERGARA ( 1888-1889)

Elegido en sesión del claustro pleno el 29 de julio de 1888, por renuncia del rector Huneeus. Ejerció el cargo sólo unos meses, debido a problemas de salud. Falleció el 9 de mayo de 1899.

JOSÉ JOAQUÍN AGUIRRE (1889-1893)

Discípulo de Sazié, tempranamente sobresalió en medicina interna y cirugía. Como catedrático y decano de Medicina y Farmacia integró el Tribunal del Protomedicato, institución encargada de velar por la idoneidad de quienes ejercían las profesiones médicas, paramédicas y farmacéuticas. En su período se habilitó parte del edificio antiguo de la Escuela de Medicina de calle Independencia. Fue fundado, por iniciativa de la misma Facultad, el Consejo Superior de Higiene, de gran labor en el control de epidemias. Además, inició sus funciones el Instituto Pedagógico y el Liceo de Aplicación anexo, poniéndose en marcha el plan concéntrico de enseñanza. En 1889 fue reformado el plan de estudios de la Escuela de Ingeniería y organizada la Escuela Dental. Aguirre continuó con la política de becas y contratación de profesores europeos de su antecesor Huneeus, procurando acentuar el carácter práctico de los estudios. Falleció el 22 de enero de 1901.

DIEGO BARROS ARANA (1893-1897)

Decano de la Facultad de Filosofía y Consejero universitario. Elegido rector por el claustro a partir del 3 de julio de 1893. En su rectorado, presentó un proyecto que aprobó el Consejo para reglamentar la aplicación del bachillerato y se creó el Curso de Matronas en el Hospital San Borja. Para organizar mejor los trabajos prácticos de la Facultad de Medicina se crearon los jefes de clínica. Le correspondió presidir los actos de celebración del quincuagésimo aniversario de la Ley de 1842, destacando las memorias elaboradas por miembros de la Universidad, la abundancia de materiales reunidos para el conocimiento de nuestra geografía y la publicación de centenares de artículos y trabajos científicos en el periódico universitario, como los principales logros de la institución en ese período. Fue reelegido en 1897, pero el presidente Errázuriz Echaurren no dio curso a su nombramiento.

DIEGO SAN CRISTÓBAL (1897-1900)

Médico cirujano. En 1889 fue designado profesor titular de medicina operatoria de la Facultad de Medicina y Farmacia. Aceptó tomar el cargo de rector a petición expresa de Barros Arana, quien, elegido por dos claustros sucesivos en 1897, fue rechazado por el Gobierno. Falleció el 30 de diciembre de 1900.

MANUEL BARROS BORGOÑO (1901-1903)

Catedrático y decano de Medicina y Farmacia. Designado rector el 15 de abril de 1901. Inauguró el Congreso General de Enseñanza Pública en 1902, donde propuso la reorganización de la Universidad, coincidiendo en esto con Valentín Letelier, quien también había realizado duras críticas a la marcha universitaria. Durante su rectorado se crean, en la Facultad de Medicina, cursos de perfeccionamiento, llamados en la época cursos de repetición. Éstos estaban destinados a informar a los médicos egresados de los progresos más recientes de la ciencia médica. A petición de Joaquín Cabezas, estableció un curso agregado en el Instituto Pedagógico con las asignaturas de educación física, dibujo y trabajos manuales, para iniciar la formación del profesorado en estas especialidades. Barros Borgoño murió el 11 de marzo de 1903.

OSVALDO RENGIFO (1903-1906)

Elegido por el claustro pleno, asumió el 20 de abril de 1903. En diciembre del año siguiente fue subrogado por Domingo Amunátegui Solar, en su calidad de decano más antiguo en ejercicio. Rengifo reasumió su cargo el 17 de abril de 1905. Durante su rectorado fue reformado el plan de estudios de la Escuela de Dentística y se otorgaron becas a los alumnos destacados de provincia para incorporarse al curso de Farmacia. Falleció en junio de 1906.

VALENTÍN LETELIER (1906-1911)

Asumió en septiembre de 1906. Reelegido por el claustro en 1909, debió renunciar cuando el Senado introdujo una incompatibilidad que lo afectaba en su doble cargo de rector y fiscal de la Corte de Cuentas. Comenzó a influir en la educación a partir de 1881, cuando ocupaba el empleo de Secretario de la Legación de Chile en el Imperio Alemán y recomendó -a petición del Gobierno- algunas medidas para mejorar la educación. En 1887 presentó un plan completo para establecer un Seminario Profesoral, base del futuro Pedagógico. En 1906 dio a conocer un proyecto de extensión que incluía conferencias y cursos breves, estimulando la organización de cursos de perfeccionamiento con carácter permanente al interior de las facultades. Sus críticas a la Ley Universitaria buscaban fortalecer su labor de superintendencia, otorgarle más autonomía a la institución y permitir el desarrollo de la investigación científica.

DOMINGO AMUNÁTEGUI SOLAR (1911-1923)

Decano de la Facultad de Filosofía; director del Instituto Pedagógico por 19 años; fue rector subrogante en 1904 y 1906 y en propiedad desde 1911. En su período de rector debió afrontar dificultades económicas y la agitación estudiantil. A pesar de las críticas, y reconociendo sus vacíos, destacó que la Ley Orgánica de 1879 había permitido formar la carrera del profesorado, con maestros estables en sus puestos y ajenos a la influencia política; había dado libertad de cátedra a la enseñanza superior e hizo posible el profesorado extraordinario. Por la escasez de presupuesto fue preciso cancelar los cursos de actualización que se efectuaban en las facultades de Filosofía y Medicina y limitar el ingreso a las diferentes Escuelas, medida adoptada a causa de la estrechez y grave deterioro de los locales donde funcionaban. En su rectorado surgió el Gabinete de Kinesiterapia; se organizó el Instituto de Educación Física y Técnica que, junto al Observatorio Sismológico, pasaron a depender del Consejo; se ampliaron las exigencias de incorporación a la Escuela de Obstetricia, que se anexó al Instituto de Puericultura, a la Escuela Dental y a la de Farmacia. Estas escuelas anexas, como otras que aparecieron al interior de la Universidad, con el correr de los años pasaron a ser Escuelas Universitarias y algunas nuevas facultades. Por último, Amunátegui Solar logró la aprobación de una ley para proteger la profesión de dentista. Jubiló en enero de 1923.

GREGORIO AMUNATEGUI SOLAR (1923-1924)

Elegido por el claustro pleno el 7 de enero de 1923. Reemplazado por el decano de Leyes Ruperto Bahamonde, cuando asumió el cargo de ministro de Instrucción Pública, el 6 de octubre de 1924. En su breve rectorado abogó por una mayor autonomía económica para la Universidad y elaboró un proyecto de extensión que alcanzó a ponerse en práctica en las facultades de Filosofía y Medicina. Fruto de esta inquietud fue la V Conferencia Panamericana realizada en Santiago en 1923 y a la que acudieron destacados conferencistas extranjeros.

RUPERTO BAHAMONDE (1924-1926)

Rector subrogante hasta el 19 de abril de 1925, fecha en que fue elegido en propiedad por el claustro. Realizó toda su carrera universitaria en la Facultad de Leyes como profesor de derecho civil y después como decano. Falleció en marzo de 1926. Continuó con la política de traer destacados conferencistas a la Universidad.

FRANCISCO MARDONES (1926)

Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, reemplazó a Bahamonde hasta abril de 1926 y a Claudio Matte, después que éste renunció.

CLAUDIO MATTE (1926-1927)

Integrante del Consejo por designación universitaria y elegido rector en abril de 1926, decidió renunciar en abril del año siguiente ante la reorganización de la Universidad, decretada en forma discrecional por el ministro de Instrucción Pública Aquiles Vergara.

CARLOS CHARLÍN (1927)

Renunciado Claudio Matte, el Gobierno lo nombró rector interino el 26 de abril de 1927. Le correspondió colaborar en la dictación del D.F.L. N° 2337, Estatuto Universitario que inauguró el agitado período que vivió la Universidad entre los años 1927 y 1931. Renunció en septiembre.

DANIEL MARTNER (1927-1928)

Dirigió la Corporación interinamente desde el 27 de septiembre de 1927, siendo elegido por el claustro el 2 de septiembre del año siguiente. En su corto período se creó la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Al abandonar su cargo en diciembre de 1928, asumió el doctor Javier Castro Oliveira como vicerrector.

ARMANDO QUEZADA ACHARÁN (1929-1930)

Rector a contar desde el 15 de enero de 1929. En su rectorado creó la Facultad de Bellas Artes y se dictó un nuevo Estatuto Orgánico. En agosto de 1930 abandonó el cargo por enfermedad.

JAVIER CASTRO OLIVEIRA (1929)

Asumió como rector interino el 6 de marzo de 1929 en reemplazo de Armando Quezada Acharán, que se hallaba fuera del país. Al renunciar éste, volvió a ocupar el cargo desde septiembre de 1930 hasta los primeros días de enero de 1931. Finalmente, se desempeñó como rector algunos meses mientras Gustavo Lira ejercía como ministro de Educación.

GUSTAVO LIRA (1931)

Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Designado ministro de Educación, se encargó de preparar el texto de la Ley Universitaria promulgada el 20 de mayo de 1931. En su redacción buscó un equilibrio entre las tendencias que se manifestaban desde hacía varios años: la preocupación docta, la científica y la idea de difundir la cultura. (tras iniciativas suyas: la creación del Instituto de Ciencias de Chile, destinado a favorecer los estudios científicos desinteresados y la injerencia obligatoria de la Facultad de Filosofía sobre los planes de estudios de los liceos, que habían sido separados de la Universidad en 1927. Fue rector hasta julio de 1931.

PEDRO LEON LOYOLA (1931)

A la caída de Ibáñez en julio de 1931, los alumnos presionaron hasta lograr que fuera nombrado rector accidental; pero, al realizarse la elección legal no recibió los votos necesarios, siendo superado por Armando Larraguibel. Durante su breve rectorado se decretó la reorganización del Instituto Pedagógico.

ARMANDO LARRAGUIBEL (1931)

Decano de Medicina y Farmacia, elegido rector por el claustro en octubre de 1931. Desórdenes estudiantiles -provocados en gran parte por la derrota de Pedro León Loyola- lo llevaron a presentar la renuncia en noviembre de 1931.

PEDRO GODOY (1931-1932)

Como decano más antiguo, de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, asumió con el cargo de vicerrector. Renunció el 4 de abril de 1932.

JUVENAL HERNÁNDEZ JAQUE (1933-1953)

En su calidad de decano más antiguo asumió la dirección interina de la Universidad en abril de 1932, reemplazando a Pedro Godoy. Reunido el claustro pleno el 24 de septiembre del año siguiente fue elegido rector, cargo que desempeñó hasta 1953.

Durante su extenso rectorado, la Universidad recobró la estabilidad perdida en el gobierno de Ibáñez logrando la plena aplicación del Estatuto de 1931. La Corporación adquirió más autonomía e inició un gran desarrollo en los campos de la docencia e investigación. Se crearon nuevas facultades y se materializaron iniciativas planeadas en el período de transición universitaria, como era el Bienestar Estudiantil, el establecimiento de institutos de investigación y, especialmente, la Extensión Universitaria, que adquirió un notable impulso por medio de las Escuelas de Temporada. Juvenal Hernández llevó a cabo una amplia labor material, así con ayuda del Estado construyó escuelas, como las de Derecho y Agronomía y proyectó formar una ciudad Universitaria. Por último, consiguió reabrir la Biblioteca Central y fundó la Comisión de Cooperación Intelectual, origen de los institutos binacionales de cultura.

JUAN GÓMEZ MILLAS (1953-1963)

En su rectorado prosiguió con la creación de institutos de investigación iniciada por su antecesor, proyectando además la profesionalización de las actividades académicas. En materia de extensión la Universidad creó los Colegios Regionales y extendió la labor Universitaria a provincias, a través de la sede de Valparaíso. En 1956, por medio de una ley, se creó el Centro Universitario de la zona norte, que quedó bajo la tuición de la Universidad. En el plano internacional intensificó los contactos con el exterior, fundando cursos para graduados. Gómez Millas concedió importancia a la vinculación universitaria con el desarrollo del país. Por lo tanto, firmó varios convenios con organismos estatales en beneficio del progreso nacional, como fueron la participación universitaria en la Expedición Antártica y el fomento de la investigación en la agricultura y la minería.