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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo I. Breve Noción de Chile
Texto

1. SITUACIÓN. El reino de Chile representado con bastante propiedad y exactitud en el mapa antecedente, está situado a la costa del mar Pacífico del Sur, entre los 25 y 45 grados de latitud austral[1], extendiéndose por el espacio de 20 grados desde Atacama hasta Chiloé en dirección de Norte a Sur, o de Septentrión a mediodía; cuya distancia regulada por 18 leguas españolas cada grado, compone 860 leguas, y del Este a Oeste sólo contiene la dimensión o anchura de 4 grados escasos de longitud: esto es de los 304 a los 308 estrechándole por el Oeste la mar y por el Este la montaña o Cordillera de los Andes. Los climas y temperamentos de este país son los más análogos y semejantes a los de la Península española de cuantos se conocen en toda la América; guardando asimismo la correspondencia y semejanza todas las producciones de sus tierras, sin haberse experimentado inaptitud en ellas para recibir y criar cuantas semillas, plantas y animales se han traído de Europa; antes por el contrario, se observa que la mayor parte ha adquirido especial robustez y perfección. En los tres reinos de la naturaleza, mineral, vegetal y animal, excede sin duda en fecundidad y abundancia a las regiones de Europa, y aun de América, pues a más de poseer como alienígenas todas las numerosas especies que desde su descubrimiento y repoblación se han introducido, tiene muchas y diferentes indígenas o propios y naturales de su suelo, resultando de este agrado una prodigiosa copia incomparable con cualquiera otro país. El trigo abundante y de buena calidad, los vinos generosos, el aceite, las carnes sabrosas, muchos géneros de pescados y mariscos, frutas delicadas, las lanas, linos, cáñamos, y en fin cuantas cosas suele apetecer el hombre para su comodidad y delicias son producciones de este reino. Las estaciones del año imitan puntualmente a las de Europa en sus alternadas variaciones, con la diferencia de que aquí son diametralmente opuestas, con la ventaja de que en ellas no se experimenta nimiedad o exceso de calor ni frío, resultando de esta agradable combinación ser Chile uno de los más saludables y cómodos lugares para habitación del hombre.

2. DIVISIÓN DE SU TERRENO. Chile propiamente se divide en dos partes principales, a saber: la que poseen los llamados españoles que es comprendida desde los grados 25 de latitud hasta los 36, y la que habitan y poseen los indios araucanos que se extiende desde los 36 a los 42. La primera la subdividen los españoles en trece provincias o partidos, que se denominan Copiapó, Coquimbo, Quillota, Aconcagua, Melipilla, Santiago, Rancagua, Colchagua, Maule, Itata, Chillán, Puchacay y Huilquilemu. Los indios, cuyo país comprende desde el río Biobío hasta el archipiélago de Chiloé, inclusive, dividen sus terrenos en cinco distritos o cantones, y los denominan, la Costa, los Llanos, Pie de la Cordillera, el Cumu. En estas provincias de los indios tienen los españoles el puerto y presidio de Valdivia, la ciudad de Osorno, algunos fuertes y poblaciones, y además quince misiones de infieles que sostienen los padres del Colegio Apostólico de Chillán. La provincia de Chiloé, que es parte integrante de este reino, se halla situada a los 42 grados, incluyendo el Archipiélago de muchas islas que todavía no están todas reconocidas y pobladas por lo proceloso de sus mares que, acercándose al Cabo de Hornos, hacen peligrosa la navegación. Las islas adyacentes que corresponden a Chile son: las tres de Coquimbo desiertas, llamadas Mujillon, Totoral y Pájaro; las cuales se regulan por tres leguas de circunferencia a los 29, grados; las dos de Juan Fernández por los 33 grados distan 100 leguas de tierra, y la mayor es habitada por los españoles de este reino y sirve de presidio; por lo que tiene su gobernador con 100 hombres de guarnición del batallón de Concepción. La isla Carrama, inhabitable, a los 35 grados. La Quiriquina, a la entrada del puerto de Talcahuano, a los 36 grados. La isla de Santa María, a los 37 grados, tiene siete leguas de circunferencia, dista dos de tierra, y además de ser fértil y llana tiene dos puertos regulares. La isla llamada Mocha, por los 38 grados, despoblada y montuosa, tiene 20 leguas de circunferencia y se aparta como ocho leguas de la costa.

3. GOBIERNO. Desde que este reino fue conquistado de los indios por don Pedro de Valdivia en el año de 1541, reinando en España el Emperador Carlos V, se ha conservado fiel y subordinado a la monarquía española, disfrutando una inalterable paz y quietud bajo los auspicios y dirección de un Gobierno benigno y moderado. El Gobierno político residente en Santiago, en la actualidad se compone de un Capitán General de provincia, una Real Audiencia dividida en dos salas, civil y criminal, de la que es presidente el antedicho Capitán General. Un Tribunal de Cuentas de la Administración de Real Hacienda por dos Oficiales Reales; Tribunal de Consulado y Tribunal de Minería, todos los cuales tienen su asiento y residencia en la capital de Santiago. El obispado de Concepción es gobernado por un Intendente de provincia. Chiloé, por un Gobernador; Valdivia, Talcahuano, Valparaíso y Juan Fernández, tienen también sus respectivos Gobernadores, y todos los demás partidos del reino obedecen a sus Corregidores o Subdelegados. Las villas y ciudades tienen establecidos sus Cabildos o Regimientos del mismo modo que España, con dos Alcaldes, número competente de Regidores, Asesor, Procurador, Escribano, Alférez Real, etc., y administran justicia según su instituto y facultades.

El gobierno eclesiástico está reducido a sólo dos obispados que son: el de Santiago y el de la Imperial, que por pérdida de ésta reside en Concepción. El primero abraza todo el terreno que se halla desde los 25 grados hasta los 34 y medio en que está el río Maule, y el segundo comprende desde dicho río hasta la provincia de Chiloé, inclusive.

4. POBLACIÓN. Un terreno tan dilatado y fértil como el que ocupa el reino de Chile necesita para su regular cultivo lo menos siete millones de habitantes por un cálculo moderado, y más si se atiende al prodigioso número de minas que en él se encierran; esto, no obstante, no excede de quinientas mil almas en todo el país que poseen los españoles, a cuyo número agregando ciento treinta mil indios araucanos que ocupan los cinco cantones, resulta un total de seiscientos treinta mil. Esta escasez de pobladores tiene por resultado forzoso la increíble pobreza y decadencia en que se halla el reino, verificándose a la letra una aparente contradicción que no pueden entender sus moradores, pues presentando el reino las más ventajosas y naturales proporciones para ser rico y opulento, no ha producido desde su conquista lo suficiente para sostener y dotar los precisos y escasos empleados en la administración de justicia con la corta guarnición de mil hombres, siendo preciso sostenerlo el virreinato del Perú con más de quince mil pesos anuales. El verdadero y efectivo poder y riqueza consiste en la población; proposición que ha demostrado siempre la universal experiencia de todo el mundo. La Holanda, la Suiza, la Irlanda, la misma Inglaterra y otras infinitas, son pruebas irrefragables de esta verdad. No hay brazos en Chile para cultivar la vigésima parte de su feraz, territorio, y mucho menos para aplicarse al laboreo de las minas, de las manufacturas, de las artes, etc., y aún los pocos que existen están mal aplicados y ociosos. Sus poblaciones, son nueve ciudades, dieciocho villas y treinta lugares, viviendo los restantes chilenos esparcidos por las campañas a imitación de los indios que jamás han tenido ni conocido unión en pueblos, como lo han acostumbrado, las naciones de casi todo lo descubierto.

5. CIVILIZACIÓN. La situación de Chile tan distante y separada de la Europa ha sido causa de su poco adelantamiento en doscientos setenta y cinco años que cuenta desde su conquista; agregándose a esto los inmensos cuidados que han ocupado la atención del Gobierno español en fomentar lo restante de sus más inmediatas y más interesantes colonias. Su localidad aislada, y como cortada de lo restante del globo, opone otro embarazo difícil de vencer para su comunicación y trato con otras provincias, pues inaccesible por el Oriente por su intransitable Cordillera, por el del Septentrión con los desiertos áridos de Atacama, por el Mediodía el Cabo de Hornos, por el Occidente la mar del Sur,   presenta grandes impedimentos a su aumento y civilización. A pesar de estas dificultades y mediante el atractivo de su buen clima y temperamento saludable, es apetecida y buscada de los extranjeros, así americanos como europeos, connaturalizándose muchos, y estableciéndose en ella por estas comodidades. El Comercio que es el medio más eficaz para civilizar los pueblos, ha sido siempre muy limitado e indirecto por no tenerlos los buques retornos de especies que sean apreciables en Europa. Las artes y las ciencias se hallan en grande decadencia por falta de estímulo, y por la poca inclinación y dedicación que manifiestan sus naturales; pues en medio de no existir en este reino más que una pequeña Universidad dotada de algunas cátedras, sucede que generalmente están éstas sin ejercicio por falta de discípulos. La inclinación peculiar de los pocos que siguen la carrera de las letras, se dirige a las leyes y a la teología, las primeras con el objeto de obtener los empleos de la curia civil, y los segundos de la eclesiástica que son los únicos acomodos a que pueden aspirar. Las tres bellas artes, pintura, escultura y arquitectura, no poseen cada una de ellas un mediano profesor en todo el reino, y las puramente mecánicas se hallan tan en la cuna que no se puede decir sean capaces de estar en pie ni menos de dar un paso.

6. CARÁCTER DE LOS CHILENOS. Es innegable que la naturaleza ha favorecido a los hijos de este suelo con sus más apreciables dones; sus cuerpos generalmente bien formados y proporcionados; semblante agradable y expresivo en ambos sexos. Color mezclado de blanco y rojo (entendiéndose esto de los que se llaman puros españoles), amistosos y obsequiosos entre sí mismos y con los extranjeros; generosos con inclinación a la prodigalidad, amantes de su país, con extremo ingeniosos, religiosos, tocando algo en el exceso de la exterioridad y superstición. Estas son sus ventajas y virtudes, veré ahora sus vicios y defectos si son contrapesados con aquéllas.

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Nota

[1]

Nota de Feliú Cruz en la edición de 1964: “No existe en el manuscrito de la Biblioteca el mapa a que el autor alude; ni sabemos cuál sea. Pero, seguramente, ese mapa debió estar equivocado, como lo está el padre Martínez, en lo tocante a los límites que atribuye a Chile. Tenemos a la vista una carta esférica de las costas del Reino de Chile, que se levantó de orden del Rey, por varios oficiales de su armada, y se le presentó por su Secretario de Estado y de Marina, en la que se dan por costas chilenas las comprendidas entre los paralelos 38 y 220 de latitud sur.  Hemos sustituido la ausencia del mapa a que se referían los editores de 1848, por el de Andrés Baleato, intitulado: Plano General del Reyno de Chile en la América Meridional, que comprende desde 21 1/2 hasta 47 de latitud sur y desde 6 1/2 hasta 75 de longitud occidental de Cádiz. Hecho de orden del Virrey del Perú, Sr. don Francisco Gil y Lemus, año 1793”. Volver.