El Reverendo Padre Vicario Provincial del Orden de Nuestra Señora de la Merced, remitió a este Congreso una copia igual a la adjunta del Auto que ha expedido para que sus súbditos inspiren a los fieles en el púlpito y confesionario ideas justas del sistema de gobierno adoptado en este reino, a imitación del resto de la América, que hasta hoy ha podido por una resolución semejante ponerse a cubierto de las acechanzas del opresor de la nación y de los malvados que habiéndose prostituido por seguirle, tratan de incluirnos en el número de los sacrílegos que han ocasionado en la Península la ruina a nuestra religión santa y la pérdida del trono a nuestros buenos reyes.
Sólo la íntima persuasión de estas verdades patentes puede resistir a la seducción de los inicuos que afectan dudar de ellas para sepultarnos en la discordia y después en la servidumbre a que es consiguiente la irreligiosidad de los extranjeros, cuya dominación nos preparan por sus miserables intereses individuales.
En efecto, nada parece más conforme a los deberes de los ministros del altar, que trabajar en sostenerle contra los que tratan de trastornarlo; ni de los que tienen por instituto predicar la verdad, que el enseñarla con fervor cuando interesa la paz y tranquilidad del pueblo, que por falta de instrucción o por engaño vacila en la materia que más importa estar convencido, para formar así aquella unión de ánimos y de fuerzas que únicamente pueden salvarlo y hacerlo feliz y capaz de conservar estos dominios para el desgraciado Fernando, y para asilo de nuestros hermanos los españoles que le han sido fieles.
Este rasgo de lealtad de este benemérito prelado, es digno de presentarlo por modelo y por eso se espera del celo y virtud de v. s. que le imite y haga igual servicio a Dios, al Rey y a la patria, avisando de su ejecución.
Dios guarde a V. S. muchos años[1].
Santiago y septiembre 23 de 1811.
Joaquín Larraín, Presidente.- Manuel Antonio Recabarren, Vicepresidente.- Carlos José Correa de Saa.- Marcos Gallo.- Juan Esteban Fernández de Manzanos.- Pedro Ramón de Arriagada.- Juan de Dios Vial del Río.- Miguel Morales.- Ignacio José de Aránguiz.- Doctor Juan José Echeverría.- Manuel de Salas.
Señores, Venerable Dean y Cabildo en Sede Vacante de esta Santa Iglesia Catedral.
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Notas
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Este documento es enunciado por Martínez, pero no aparece en la edición de 1848. Feliú Cruz lo copia de la obra de Talavera, revoluciones de Chile. (N. del E). Volver.
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