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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaņa. Cartas a Juan Egaņa. 1824-1829
24. Londres, 22 de Octubre de 1824.

LONDRES, 22 DE OCTUBRE DE 1824.

Mi padre muy amado,

En este mismo paquete sale el Coronel O’Brien con quien escribo a Ud. muy largo, pero creyendo que con uno o dos días de anticipación llegue a Santiago el correo, para que Ud. no tenga cuidado dirijo ésta. O’Brien es más segura oportunidad.

No sé qué pensar. Yo creía encontrar tal vez aquí carta de Ud. por la vía de Buenos Aires cuando llegué. No sólo me salió fallido este cálculo, sino que no le he recibido hasta ahora cuando han llegado aquí dos correos de aquella vía después de mi arribo, y cuando Rivadavia me ha señalado carta que él ha recibido de Chile con fecha 10 de junio. Así es que estoy extremadamente cuidadoso. Ud. no sabe qué desazón es ésta a tal distancia y en tal ausencia.

En todo me remito a la que dará a Ud. O’Brien; pero para no perder momento anticipo que no me escriba en la cifra acordada a mi venida porque me la han sacado de mi escritorio, o sea como se fuere, ello es que yo no la he encontrado, suceso que cuasi me ha vuelto loco, así como la pérdida de la libranza de que hablo a Ud. en la otra, pero que no ha importado nada. El registro de que hablé a Ud. en mi anterior de mi equipaje, puede haber traído el resultado de la pérdida de la cifra, aunque no lo quisiera creer. Estoy tan sobre mis guardas desde aquel suceso, que ya poco de cauteloso.

Creo que tendrá Ud. satisfacción en leer la adjunta carta original del célebre don José María Blanco, alias el Español, en que habla sobre la constitución de Chile. Va a escribir sobre ella como Ud. lo verá; El Constitucional, otro periódico mensual que corre aquí con grande aplauso está también escribiendo sobre ella, aunque no ha salido ningún número. Ya no me muevo en agitar estas cosas. Blanco es un hombre cuyo juicio no se puede prevenir porque sería ultrajar su alta presunción: así lo que él escriba es su espontánea y sincera opinión. Él es caprichudo, y aun tachado un poco de espíritu de contradicción, pero es un sabio.

A Dios mi amado padre: no me olvide.

Soy su

Mariano.