ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaņa. Cartas a Juan Egaņa. 1824-1829
27. Londres, 12 de Enero de 1825.

LONDRES, 12 DE ENERO DE 1825.

Mi amadísimo padre,

Hace un mes que no tengo un instante desocupado, y lo que es peor de quietud. Todo soy desazones y disgustos de ánimo. Chile, como digo a Ud. en otra que recibirá Ud. primero que ésta por el paquete, está ya recogiendo el fruto de su maldita revolución del 19 de julio. La hubieran guardado sus autores para después, no serían tanto sentir sus efectos; pero parece que eligieron precisamente el momento más fatal, y que un genio maligno presidía a los destinos de Chile. Apenas se divulgó aquí la noticia, se formó un concepto general de que aquel país estaba en revolución y que no podía contarse con la solidez de su gobierno ni de instituciones que se variaban con tanta facilidad, y por medio de pobladas en la plaza. ¿Qué podía yo hacer? Dije que no podían ser ciertas tales noticias; mas las relaciones diarias las confirmaban. Luego que recibí el boletín con el Senado-Consulto que daba facultades extraordinarias al Director y acordaba el retiro del mismo Senado por tres meses, iba a publicarlo y aun extendí al efecto un comunicado; pero fue preciso recogerlo ya de la imprenta, porque se publicó una carta de Chile avisando que ya estaba citado un Congreso en Quillota, y se iban a hacer las elecciones de diputados en Santiago. Esta manifestaba que había variación de Constitución, y nada por consiguiente se sacaba con querer desmentir la revolución del 19 por medio del Senado-Consulto, cuando se veía que la había, y que continuaba. Yo he puesto cuantos atajos han sido posibles. Mi ánimo sólo ha sido que se crea que en Chile hay quietud y orden: en una palabra sostener el crédito y el honor del país valiéndome para ello de los periódicos y de todos los recursos imaginables; pero vuelvo a repetir ¿contra los hechos que podrán valer las palabras? En testimonio de cómo se escribe aquí, y porque se vea lo que se escribe del mismo Chile, remito a Ud. ese número del Morning Chronicle con la traducción del artículo respectivo a Chile.

Así es que Mr. Canning ha hecho saber al Cuerpo Diplomático que la Inglaterra va a celebrar tratados de comercio con las Repúblicas de Colombia y México: que en cuanto a Buenos Aires, S. M. espera algunos informes pormenores, y que “en cuanto a Chile aún no ha recibido el gobierno los informes que deben hacer formar a S. M. un juicio exacto del estado de aquel país”: pretexto que toma para aguardar que se reúna el Congreso en Buenos Aires, y que en Chile se establezca un gobierno que dé esperanzas de solidez. Mañana o pasado mañana debo hablar con él, porque estoy aguardando su contestación a la audiencia que le acabo de pedir a la ciudad de Bath donde se halla, y voy a llorarle para que reconozca a Chile. Entre tanto la Santa Alianza se desespera de coraje. El 18 de diciembre último se firmó en Madrid un tratado entre Rusia, Francia y España, por el cual en virtud de ciertas adquisiciones de terreno que ésta les cede, se obligan aquéllas a restablecerla en la posesión de las antiguas colonias. Este tratado dicen que ha sido lo que por último obligó al Gobierno inglés a adoptar la medida que ha tomado; y con ella la Santa Alianza se ha puesto en combustión.

Yo estoy firmemente persuadido que la medida grande que hay que tomar, es imitar la conducta (en cuanto nos sea posible y prudente) que han observado con tan buen suceso Colombia, y México: tal es, atraer a aquellos países por diversos caminos cuantos capitales ingleses han podido, para que cuando menos lo piense la Inglaterra observe que si la España recupera la América, los ingleses son los que pierden. Más de sesenta millones hay invertidos en Colombia en empréstitos, compañía de minas, de perlas, de caminos, etc.; y en México más de ciento. Estemos en una cosa, y es, que el gobierno inglés en un comprometimiento grave con la Santa Alianza (le duele mucho perder el Hannover que aquí le puede arrancar el día que quiera) no tendría embarazo en abandonar la independencia de aquellos países de América donde los súbditos ingleses no perdiesen mucho, v. gr.: a Chile y el Perú. Tenga Ud. también presente que dígase lo que se quiera a la Inglaterra le conviene que los estados de Europa tengan colonias, porque el temor de éstos de no perderlas es el freno con que aquí los contiene, y observará Ud. que en la paz de 1814 devolvió a la Francia, a la Holanda y aun a la Suecia sus colonias. Por estas razones he creído tan útiles las compañías de minas. Ellas son a todas luces ventajosas, por la prosperidad del país; pero aun cuando en algo fueran gravosas siempre sería necesario admitirlas. Deje Ud. que ten gamos en Chile siquiera 20 millones de capital inglés entre empréstito y compañías, y verá Ud. cuatro o seis mil familias, que no permitirán aquí que su gobierno abandone sus intereses. Este también es el arbitrio único con que pueden cumplirse los objetos del gobierno de Chile en las instrucciones que se me dieron acerca de que ofreciese ventajas a la Inglaterra si sostenía nuestra independencia. ¿Qué serían para el gobierno inglés diez o doce millones de pesos, que yo le ofreciese? ¿Tendría yo tampoco cara de hacerlo? El modo de hacerlo es que la plata de los ingleses lo padezca si no somos libres. Llevemos cuanta podamos, obrando con prudencia y cuidado que esta medida haga al mismo tiempo florecer nuestro país. La plata que los ingleses saquen de las minas está por ver, y no circula en el país ni disminuye allí los capitales, ni la aptitud para adquirirlos, y la que llevan va de cierto a circular y fomentar todos los ramos de prosperidad nacional. Dos son ya las compañías de minas para Chile, una aprobada por mí y aun solicitada; otra hecha con mi beneplácito, y aun se me ha hablado para otra tercera, aunque creo no tendrá efecto. El gobierno debe admitir cuantas se formen: ninguna es exclusiva; pero si sólo quiere una debe ser la aprobada por mí. Remito a Ud. la copia del oficio en que doy parte de la primera. La competencia de dos compañías cede en  beneficio de aquellos mineros.

Por este buque llamado Friend (Amigo) remito a Ud. un cajoncito que contiene los papeles públicos Times, Morning Chronicle y Courier hasta 6 del corriente para que sean inmediatamente entregados a la Secretaría de Estado. 2º. Una colección del periódico intitulado El Español Constitucional, para la misma Secretaría; pero Ud. si gusta puede leerlo antes. En sus dos últimos números se ha publicado la Constitución de Chile. 3º. Dos ejemplares de un número del periódico Ocios de los españoles emigrados en que se habla de la misma Constitución; y un ejemplar de otro de sus números en que se habla de los establecimientos literarios de Chile. 4º. Dos ejemplares del Mensajero de Londres (periódico de Blanco) [1] del mes de enero actual, en que se analiza y critica dicha Constitución. Ud. fue a tocar a Blanco las dos niñas de sus ojos: jurados y tolerancia. Sobre esta última particularmente son crueles sus remordimientos, porque él tuvo bastante serenidad para volverse protestante y gloriarse de ello. Es hombre caprichudo y que tiene un odio insensato a cuanto suena a español o procedencia española, e idólatra admirador de cuanto es inglés. Deseo mucho, mucho que Ud. conteste a sus observaciones que conocerá Ud. son de muy mala fe. Yo prometo que será insertada en el mismo periódico la contestación si Ud. me la remite inmediatamente. Cual crítica o análisis sobre la Constitución de Chile, espero ver con ansia, es el que entiendo que entiendo que publicará el Abate de Pradt. El cajoncito va dirigido de aquí para que se entregue en Valparaíso a don Andrés Blest, y éste lo remite a Ud. Los Ocios y Mensaje son para Ud. El British Monitor del presente mes promete publicar en el siguiente un examen de la Constitución de Chile, que irá por consiguiente luego.

Mil cosas a Dolores con su Ignacita; a mi madre, Juan, Luisa, etc. y Ud. mi padre reciba el corazón y todo el amor, de su

Mariano.

No es ésta más larga porque recibirá U. primero la que va en el paquete.

 

Notas.

1. José María Blanco y Crespo, más conocido como Blanco White.