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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Mariano Egaņa. Cartas a Juan Egaņa. 1824-1829
53. Londres, 19 de Julio de 1826.

19 DE JULIO DE 1826.

Mi amadísimo padre,

Aunque no tuve carta de Ud. por el paquete último que llegó a ésta el 3 del presente, lo que extrañé demasiado, pero he recibido en este intermedio dos de Ud. extraviadas, una fecha de 1º y otra de 20 de febrero, venidas ambas por buques mercantes salidos de Buenos Aires y encaminadas a mí no sé por quién, aunque supongo sea por Fair. He recibido en ellas las dos libranzas giradas en mi favor, la una de 200 libras por Cameron, y la otra de 824 por la casa de Waddington. Esta última ha sido aceptada por Winter, su libratario. La otra no la he querido presentar, porque animo a no cobrarla sino en caso de muy urgente apuro, y aun esto después que sepa que no infiere a Ud. el menor cuidado por haber ya recibido completamente el dinero del gobierno en cuya confianza se libró.

Con este motivo vuelvo a repetir lo que dije a Ud. en mi anterior de junio último, a saber el cuidado con que estoy de que no se cubra la libranza de 11.428 pesos (2.000 libras al cambio de 42 peniques) que giré en fin de enero último contra los directores de esa caja de descuentos al pretexto de este tercio entregado a Ud. aunque no sé cómo podría cohonestarse semejante proceder, porque ambas sumas no alcanzan ni con mucho al cubierto del año que se me debe pagar, y para cubrirme del semestre que se me debe en octubre siguiente tengo todavía que librar contra los Directores una suma considerable, como se ve por la siguiente demostración.

Debe entregarme el gobierno en cada semestre, poniéndome en las sumas más equitativas, 1850 libras, a saber:

1.500 de mi sueldo.

200 del Secretario.

150 gastos de Secretaría

Debí recibir en abril.

Debo recibir en octubre siguiente.

Suma

Ha entregado el gobierno en mi libranza: 2.000

En los 6666 pesos entregados a Ud.: 1.085

[Subtotal]: 3.085

Resta: 0615.

Yo había pensado antes que con 200 libras alcanzaría a subvenir a los gastos de secretaría, pero no es posible porque sólo en partes de correos se invierten mensualmente como 18 libras un correo con otro cuando menos y en los periódicos 60 anuales, y agregando a esto los gastos propiamente de secretaría y otros mil menudos, salen las 300 libras dejando aparte los gastos extraordinarios, encargos del gobierno, etc.

Cuántas gracias no deberé dar a Ud. por el amor y empeño con que tomó a su cargo el proporcionarme el tercio de sueldo que ha recibido; pues aún así, si yo me hubiera descuidado en girar la libranza de las 2.000 libras, me hubiera pasado cinco meses sin tener un real como que sólo el 16 del corriente se ha aceptado por Winter la libranza de Waddington para pagarse el 16 de septiembre que viene.

Extrañarán acaso los Directores lo costoso que les sale el poner aquí estos sueldos reducidos a libras. En efecto por 17.094 pesos que han entregado en ésa, sólo han puesto en Londres, 3.085 libras, que es decir mucho menos de 15.000 pesos porque una libra esterlina es menos de cinco pesos nuestros aquí; pero yo qué culpa tengo de esto, ni por qué he de sufrir las pérdidas, o abonar más de lo que recibo. Así es que contrayéndome al tercio que han entregado a Ud. yo no abonaré por él 6.666 pesos, sino 1.085 libras; y sólo 2.000 libras por los 11.428 pesos de la libranza que yo giré. La diferencia que hay entre el cambio que se consigue en ésa y el que se logra en Londres mucho más gravoso, es que el que entrega aquí su dinero para cubrirse en Chile, tiene que estar privado de él, nueve a diez meses que se calculan en ida, plazo que se da para el pago después de vista la letra, y retorno del dinero; a que se agrega la desconfianza de que el gobierno o el libratario cubra, y por cuyo temor e incertidumbre también se recompensan. Por el contrario, el que recibe allá para entregar aquí después de seis meses, ni tiene peligro ni está jamás privado de su dinero, antes bien usufructuando el ajeno. Un camino hay para que el gobierno lejos de perder tal vez gane en el dinero destinado a estos sueldos: tal es remitirlo a Londres en plata con la oportuna anticipación, principalmente si es en barra. Agente han de tener siempre en Inglaterra, y nunca perderían en tener aquí dinero.

Nada más bien concebido que el proyecto de Ud. sobre la colonización y minas del distrito de Tucapel, y nada hubiera ofrecido un aspecto más brillante ahora catorce o diez [original destruido] meses; pero nada tan intempestivo en el día. Están tan desacreditadas todas estas especulaciones que si se presentase hoy una para ir a recoger oro que se hallase desparramado sobre el haz de la tierra, no se encontrarían accionistas. Sin embargo, se espera que cambie el deplorable estado presente, y de todos modos conviene tener yo aquí la merced del gobierno que espero de un momento a otro, a ver si Dios quiere que se haga algo útil, ya que no he sabido aprovecharme de nada. Este es negocio que no puedo perder de vista, y sobre que daré todos los pasos posibles.

La descripción de la casita de Peñalolén me ha arrebatado. Ella es el puerto a que pienso dirigirme después de mi naufragio, donde mis libros, curiosidades literarias y científicas y el coche (que ya Ud. habrá visto) contribuirán a aumentar el recreo después que la compañía de Ud. haya restituídome la alegría de que hace tanto tiempo carezco. Estoy con el empeño de que en el buque que está cargando Llombard y en el cual él se va con destino a Valparaíso, vayan las macetas; pero no me atrevo a asegurar que lo conseguiré porque acabo de recibir la carta de Ud. con este encargo, y Llombard ya sabe. Entre tanto acompaño a Ud. el duplicado del conocimiento del embarque de los dos cajones que contienen un catre, y de que hablé a Ud. en mi anterior.

Así como Ud. por el placer de la sorpresa había callado las obras de la casita, yo había querido decir acerca de la impresión del Chileno [1] ; pero vaya esa muestra, a ver qué dice Ud. de ese lujo tipográfico. Acaso habrá ya Ud. visto su retrato en libros por esos mundos, y sólo se lo digo ahora porque también había querido sorprender a Ud.

Suspendo aquí.

 

Notas.

1. Se refiere a la obra de Juan Egaña, El Chileno Consolado en los Presidios, editado en Londres en 1827]