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El Monitor Araucano
Tomo I. N° 83. Jueves, 21 de Octubre de 1813.
"Razonamiento del Senador Henríquez a las Corporaciones el 6 de Octubre de 1813, según ha podido conservarse en su memoria". Participación de Camilo Henríquez en la reunión aludida, referida al cambio de autoridades.

Padres del Pueblo:

Mi voto de que se convoque al pueblo para que elija con libertad a sus gobernantes, y decida de la cesación, o permanencia del Senado, supone la nulidad de la Constitución provisoria, y es una medida necesaria en la crisis actual.

En una sesión D. N. acusó de nulidad al Gobierno presente, y dijo que los vocales legítimos eran los tres nombrados por subscripción al tiempo de subscribirse el Reglamento provisorio; a uno de ellos llamó vocal nato del Gobierno.

En el momento de la invasión del enemigo fue nombrado General en Jefe de nuestro Ejercito el vocal D. José Miguel Carrera; y el Senado interpretando la Constitución y únicamente atento a la salvación de la Patria, sustituyó su ausencia nombrando para el Poder Ejecutivo a D. Juan José Carrera.

En aquel momento se hallaron enfermos, sin fuerzas para los nuevos y arduos negocios, y más adecuados para sus anteriores destinos los señores vocales Portales y Prado. El Senado por los enunciados principios, y atendiendo al corto número de los Senadores presentes, nombró vocales a los ciudadanos Pérez eInfante. En aquella ocasión fue mi parecer que se pusiese la autoridad Suprema en uno solo con la asociación de dos ministros; esto es, que se eligiese un dictador.

Hallándose indispensable el que marchase para el ejército D. Juan José Carrera, se nombró por el Senado en su lugar el ciudadano Eyzaguirre.

Nuestros virtuosos pueblos, sea que tuviesen presente la premura de nuestras circunstancias, o la moderación y alto mérito de las personas nombradas, o la confianza que les había merecido el Senado, no hicieron sobre estos nombramientos alguna reclamación. Estos nombramientos, no estando entre las facultades senatorias, se reservaban, según el mismo Reglamento, al Pueblo Soberano: Pero nuestras circunstancias fueron terribles, mas éstas ya no existen.

El vocal D. Francisco Pérez, no puede por su enfermedad asistir al Gobierno. ¿Nombraremos los senadores otro vocal, habiendo D. N. acusado de nulidad los nombramientos anteriores? Otros documentos tenemos de que al Gobierno actual se le juzga intruso.

La existencia del Senado es incompatible con la crisis actual. En ella el Gobierno debe obrar con absoluta libertad a independencia. Las trabas impiden la actividad. En tales casos las Repúblicas simplifican sus gobiernos. ¿Queremos salvarnos por un camino inverso del que han seguido y siguen los pueblos cultos? La permanencia del Senado, y la retención de sus facultades, contradictorias con las facultades Supremas que debe llevar a Talca el Gobierno, o un representante suyo, ha imposibilitado su partida. Acerca de este punto ha habido una reluctancia insuperable. Sobre otros se ha originado una competencia peligrosa. Así es corno el Reglamento provisorio se ha hecho funesto a la Patria. Mas ¿por qué veneramos tanto a este Reglamento? Él en todas sus panes es nulo. Sabéis que los que lo formamos no obtuvimos para ello poderes del pueblo. Él fue obra de cuatro amigos. Nosotros hicimos lo que entonces convenía. Él fue subscrito, pero sin libertad. Entonces se expuso al público en el Consulado un cartel en que estaba la lista de los nuevos funcionarios, y este cartel fue subscrito por miedo de la fuerza. Hablemos con libertad; esto me manda mi carácter, índole y empleo. No hubo elección libre; y sino hubo elección libre, se subscribió por terror. Hasta cuando sostenemos en los días que apellidamos de libertad, unos procedimientos desusados y no conocidos en los mismos pueblos que llamamos esclavos.

Convóquese al pueblo, y el Gobierno dicte providencias, que son muy fáciles, para que elija sus gobernantes libremente, con buen orden y regularidad.

Hágase la elección por votos secretos para que sea antes libre. La Capital da el tono a las provincias; ellas aplaudirán esta señal deseada de libertad, se harán cargo de la premura del tiempo, y aprobarán una medida indispensable, y provisoria hasta el próximo Congreso.

La presencia del enemigo, la evidencia de los riesgos que por todas partes nos rodean, impondrán silencio a las pasiones, y abrirán los ojos de los electores para que pongan hombres excelentes al frente de los negocios públicos. Todos saben que la salvación do la Patria. depende de las manos a quienes se confié el timón del Estado. Traed a la memoria cuanto he dicho en un discurso, que esta en los últimos Monitores acerca de la oportunidad de las circunstancias presentes para reunirnos, vivificarnos y organizarnos en un Estado regular. La guerra es saludable a las repúblicas. La guerra hace pensar con virtud y cordura a los Estados nacientes. Tenéis el ejemplo en Holanda, y más cerca en los Estados Unidos, que formaron su Constitución estando invadidos do poderosos ejércitos. Reanimad al patriotismo, entusiasmad al pueblo; esto es fácil, en dándole una influencia indirecta en los grandes asuntos por medio de la elección libre de sus gobernantes.