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Crónicas
Tomo I
Capítulo XI. Llega Pasten a Chile, i se embarca Pedro de Valdivia para el Perú - Queda de Teniente Gobernador el Adelantado Francisco de Villagra.

Con cuanta felicidad corren los papelones de los gobernadores de Chile en nuestros tiempos, con tanta mas infelicidad jiraron las útiles, sinceras i verídicas relaciones de Pedro de Valdivia en su. era, que fué la de la verdad en el reino. Este famoso capitán con la espada en la mano, en las intemperie de la campaña i en una tierra regada con su sangre, no consigue la centésima parte de gracia i mercedes que hoi alcanzan sus sucesores, sin peligros ni mas afán que menear la pluma desde las comodidades del gabinete. Con los capitanes Alonso de Monroy i Pedro de Miranda, informó al rei su entrada en Chile, su conquista, i cuando había ejecutado su fidelidad para ponerle sobre sus reales sienes otra corona; i los copiapenses le frustran esta importante diligencia. Repite sus informes con el mismo capitán Miranda, i ni noticia tuvo de sus papeles, del oro que envió, ni aun del mismo enviado (37). Vuelve a reiterar esta diligencia con Alonso de Monroy, i en Lima le intercepta sus cartas el maestre de campo de Pizarro, i el oro con que las acompaña, i muere de una violenta enfermedad este famoso capitán, natural de Salamanca, que mereció tener escrito su nombre en el templo de la fama. Envía a Antonio de Ulloa con el mismo encargo, i pierde gloriosamente la vida bajo las reales banderas en la batalla de Huarina, i Pedro de Valdivia el oro que enviaba con él i la honrosa i grata satisfaccion de que llegase a noticia del monarca el amor, la fidelidad, el espíritu de verdad i de sinceridad con que le sirve en aquel remoto país.

Con igual infidelidad corrían los socorros que solicitaba del Perú. Pasten tardaba, i le tenia cuidadoso. Ignoraba las revoluciones del Perú suscitadas por Gonzalo Pizarro, i no hallaba el gobernador causa alguna que pudiera influir en su demora. Estas le entorpecieron los refuerzos que esperaba, i los que le hubieran ido conducidos de la fama de la riqueza del país. En el puerto de Quilca se aprontaba una pequeña nave para Chile con algunos soldados mercaderías, la apresó Diego Rivadeneira, capitán de Pizarro. Lo mismo hizo en el puerto del Callao su maestre de campo Francisco de Carvajal con el capitán Pasten i su nave. Luego que éste llegó, (dice el P. Miguel de Olivares) (38), fué solicitado con promesas i amenazas en el Perú para que se juntase al partido de Gonzalo Pizarro, que andaba fuera de la obediencia del rei, mas no bastando para contrastar ya ninguna fuerza a la lealtad de Pasten, ni para que faltase a su deber, finé tratado indignamente de los que aborrecían la fidelidad, que es delito irremisible en el tribunal de los rebeldes. Pero Pasten, acudiendo a su valor i prudencia en lance tan apretado, ralló forma corlo escaparse de prisiones i guardias, i salir con su nave al Callao para Chile, a donde llegó sin jente de socorro, es verdad, pero dando al reino de Chile el consuelo de haberse salvad de la tempestad que inundaba, al Perú, un hombre que valía por muchos.»

Nada contristaron a Pedro de Valdivia las malas noticias que condujo Pasten del mal éxito de las comisiones de Miranda, Monroy i Ulloa, ni fueron capaces de arredrarle el extravío de sus papeles, i la pérdida del oro que había enviado para todas las negociaciones de que fueron encartados. Se alegró con la noticia de hallarse en tierra firme el licenciado Pedro de la Casca con ame lísienos poderes del Soberano para remediar el turbio de males en que se miraba anegado el Perú, i alcanzaban sus resultas hasta Chile. Concibió que su presencia en el Perú con la de algunos de sus capitanes, seria mui útil en el servicio del reí, i se resolvió a ir. Pero por no disgustar a sus soldados propuso su determinacion en cabildo abierto, para que deliberasen sobre negocios de tanta gravedad. I como de la sagacidad en proponer pende la aprobacion de lo que se intenta, i esta era mui natural en aquel jefe, fué generalmente aplaudida su resolucion. Al momento se dispuso para el viaje. Hizo acopio de 80,000 pesos en oro, i embarcado en  la nave de Pasten con once valerosos capitanes (39), se dió a la vela en 9 de diciembre de 1547 (40), dejando en su lugar i empleo a Francisco de Villagra, con encargo de tomar a su cuenta, sus haciendas i repartimientos de indios i pagar el oro que tomó prestado para el viaje, que hizo con felicidad, i tomó puerto en el Callao de Lima en fin de diciembre del mismo año..