ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Tomo I
Capítulo XXIII. Declara la guerra Caupolican, i desalojan los españoles la plaza de Tucapel.

Nombrado Caupolican jeneralísimo del ejército araucano, elijió para distribuir sus ordenes a su querido amigo Ongolmo, i dispuso su reunión con tal cautela, que no la penetraron los españoles. A consecuencia de esta disposicion, entraron en el campo de reunión los jefes de la liga (76), cada uno con sus tropas. Viéndose aquel jeneral a la testa de 60 mil combatientes (77), que Haciendo los esfuerzos del poder supo juntar por anhelo de la amable libertad, destacó varios trozos de su ejército sobre los establecimientos situados a la parte meridional del Biobio, desde este río hasta el de Cauten. dió orden al jefe de las tropas, que debían asechar la plaza de Paren, para que la atacase, hizo su teniente jeneral a Mariantu, su pariente mui cercano, i para declarar la guerra, dispuso una traicion; que en este género de ardides es mui diestra aquella nacion. Eligió 80 indios de los mas valientes al mando de los capitanes Cayehuano i Alcatipai, les mando entrar en la plaza de Arauco vendiendo leña i forraje para los caballos, i dentro de los haces sus armas, con orden de atacar los cuarteles. Así lo hicieron los araucanos, mas apenas lo entendieron los españoles, tomaron las armas con su comandante, i se trabó un reñido i sangriento choque. Retiráronse entonces los indios para empeñarles en su seguimiento i que abandonasen la plaza. Lo hablan logrado, mas luego que vio el comandante el numeroso trozo de jente que venia sobre ellos, conoció el ardid, i se retiro en buen orden. Caupolican aunque vio malogrado su pensamiento, no perdió la esperanza de rendirlos, i bloqueó la plaza, pero sin las precauciones militares, que deben tomarse para que los sitiados no puedan salir, ni recibir socorro alguno, i pudo Reinoso dar repetidos avisos al Gobernador de todo lo ocurrido.

De la plaza de Arauco paso Caupolican a sitiar la de Tucapel. Su comandante Martín de Ariza, noticioso ya del levantamiento, estaba prevenido, i no solo pudo resistir los diarios asaltos con que le incomodaba el genera araucano, sino también hacer frecuentes salidas i siempre con daño de los enemigos. Desde el momento que puso el cerco Caupolican, empezaron los retos, hasta que pasados pocos días, impaciente de oír tanta arrogancia, Leonardo de Manrique, joven de mucho espíritu, se escapo de la plaza montado en un brioso caballo, i se fué hacía los enemigos; saliéndole a recibir cien araucanos, mas no por eso desistió de su temerario intento. Cargó sobre ellos, i les hizo una cruel carnicería. Luego salió sobre él un enjambre de bárbaros, pero el capitán Ariza admirado de su animosidad i sobresaliente valor, mandó salir un destacamento a sostenerle, i se tuvo aquella tarde una reñida batalla, sin otra desgracia en los españoles, que la de algunos heridos. Este hecho hizo conocer a Ariza la fuerza del ejercito de Caupolican, i persuadido que tendría tomados los caminos, i no le podrían socorrer los comandantes de Arauco i de Puren, a quienes había pasado aviso de su situacion, comprendió que no podía mantener mas la plaza por falta de víveres, i la desalojo aquella misma noche. Forzó las líneas del ejercito enemigo, i se metió en la plaza de Paren, que dista de ella 14 o 15 leguas al sudeste. No lo pensó mal, porque por momentos se aumentaba el ejercito de Caupolican, i los comandantes de los establecimientos vecinos no le podían socorrer. El de Arauco le había enviado a Diego Maldonado con seis hombres. i tuvo este capitán que volverse con tres soldados menos, porque hallo cerrados los caminos con gruesos destacamentos.