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Crónicas
Tomo I
Capítulo XXXII. Caupolican vuelve a asediar las ciudades Imperial i Valdivia - La Audiencia de Lima confiere el Gobierno de Chile al Adelantado Francisco de Villagra i sale a socorrerlos.

Quedaron los indios tan soberbios con este nuevo triunfo, que Lautaro tuvo la arrogancia de proponer a su ejército su intencion de desalojar a los españoles de todo el reino, i esta soberbia nacion, que cuando se trata contra españoles necesita poco estímulo para atreverse a semejantes empresas, aprobó su proposicion. Como era pronto para resolver, desde allí paso mensajes a las provincias de Itata, Cauquenes, Perquilauquen i Promaucaes, haciéndoles saber la rapidez de su fortuna con noticias de sus repetidas victorias, su pensamiento de echar a los españoles de su país i que meditaba comenzar por los de la Imperial i Valdivia, pero que esto no podría ser sin que ellos concurriesen a la empresa, i que solo les interesaba en no dejar pasar a los de la capital, si intentaban socorrer aquellos establecimientos.

Luego se comprometieron estas provincias, i quedaron de acuerdo con el, envió a hacer la misma negociacion con los indios de las comarcas de las ciudades que eran el objeto de su proyectada expedicion, i sin dificultad se adhirieron también a su pensamiento. Corridas las diligencias de esta negociacion, regreso al estado de Arauco, i en presencia de los capitanes de su nacion, dió cuenta a Caupolican de la expedicion contra el establecimiento de la Concepcion, diciendo que aquel era el tiempo preciso de destruir a los españoles, les propuso su pensamiento, las negociaciones practicadas para verificarlo i les dió el plan de la expedicion. «A Francisco de Villagra (les dijo) le quitaron el Gobierno i lo han dado a las ciudades para que cada una defienda su distrito. Las fuerzas que antes unió Villagra, ellos mismos las dividieron con la repoblacion de sus establecimientos. En este estado de división, les es difícil el convenirse a dar el Gobierno a una persona para que obre con todas las fuerzas que tiene, i a nosotros demasiado fácil impedirlo i combatirlos. Desde Promaucaes hasta Itata están convenidos en impedir el que pasen para estos destinos jente armada a socorrerlos. Las parcialidades inmediatas a estas ciudades, ya están de acuerdo con nosotros. Si atacamos a las ciudades de los Confines i Villarrica, que ahora se están fortificando, apretadas de nuestras armas, abandonaran sus establecimientos i se unirán a la Imperial i Valdivia, i. si no se imposibilita su vencimiento, se dificulta su rendicion. Debemos dirigir las armas contra la Imperial i Valdivia, que después será demasiado fácil arruinar la Villarrica i Confines. Destruidas estas ciudades, ya no encuentro dificultad para vencer a los pocos españoles que hay: en la ciudad de Santiago, i sí una gran facilidad para, no dejar establecimiento alguno desde la capital llanta Copiado.»

Fue celebrado con gran aplauso el pensamiento de Lautaro i lo aprobó también la política de Caupolican, i puse en movimiento el ejercito compuesto de 20,000 hombres, i se arrimo al río Canten (diciembre de 1555). Destaco a Lautaro con la mitad de- estas tropas para que rindiesen la de Valdivia, i él quedó encargado de la rendicion de la Imperial. Vivamente atacaron estas dos colonias, que se, defendieron con invencible constancia de los repetidos asaltos con que el empeñoso ardimiento de estos generales las atacó. i no pudiendo sus esfuerzos rendirlas por sorpresas, las pusieron en un apretado asedio.

No le salieron bien ajustadas las cuentas a Lautaro, porche el ayuntamiento de la capital, presidido de sus alcaldes Pedro de Miranda i Francisco de Riberos, dió prontas providencias para que del puerto de Valparaíso saliese luego una nave con jente, víveres i pertrechos de guerra para la Imperial i Valdivia, que les sirvió de consuelo i aliento, porque vieron sus habitantes que se les tenia en memorial para sostenerles. Al propio tiempo salió el capitán Juan Dávalos Jufré con una partidas a su etapa las provincias de los promaucaes, que ya estaban a punto de tomar las armas por la solicitud de Lautaro. I para que todo le saliese a este jeneral errado, las audiencia de Lima libro real provisión en 15 de febrero de 1550, confiriendo el Gobierno a Villagra, no con título de Gobernador, sino con el de corregidor i justicia mayor del reino de Chile. La condijo Rodrigo Volante, i presentada al ayuntamiento, en el 11 de mayo del mismo año, se la hizo saber a Villagra, quién, dadas las fianzas acostumbradas, prestado el juramento de fidelidad i de guardar a la capital sus privilegios, fué en el mismo dia recibido con jeneral aplauso ase ejercicio de su empleo.

Luego comenzó a reclutar la jente que por real provisión de la audiencias se hallaba dispersa en las provincias septentrionales, a donde no habían llegado las negociaciones de Lautaro, i tomadas las demás providencias necesarias para una, formal expedicion, sal de la capital las ciudades asediadas (25 de octubre de 1556). Estrechó a los generales araucanos a levantar el sitio i retirarse. Nada sabemos de las acciones de guerra, de sitiadores i sitiados, pie no serian pocas en diez meses de estrecho cerco. Ignoramos también las que haría Villagra en su expedicion, que de ella solo sabemos su buena suerte i que hizo levantar el sitio, i esta escasa noticia la debemos a los acuerdos celebrados en 7 i 14 de diciembre de 1556. En cada uno de ellos se dice haber el ayuntamiento recibido carta de Villagra avisando que hizo levantar el sitio i que ha socorrido las ciudades asediadas. i que continúa castigando a los indios con buena suerte. Pero en estas circunstancias tuvo noticia de que llegaba a Lima don Andrés Hurtado de Mendoza, marques de Cañete, provisto vire del Perú; nombró Gobernador para Chile i dejo la expedicion para esperarle en la capital; i fué recibido con aclamacion mezclada con el sentimiento de que les duraría poco tiempo su prudente gobierno.