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Crónicas
Tomo I
Capítulo XXXV. Regresa a América el Adelantado Jerónimo de Alderete - Pasa de Gobernador Interino de Chile Don Garcia Hurtado de Mendoza - Prision de los Adelantados Francisco de Villagra i Francisco de Aguirre.

Despachado Jerónimo de Alderete con el gobierno perpetuo del reino de Chile para don Pedro de Valdivia, i estendida la, gobernacion hasta las tierras magallánicas, merced de hábito en el órden de Santiago, i confirmacion de su numerosa encomienda de indios, con buenas esperanzas del título de marques de Arauco; i para la capital, tí talo de ciudad con el timbre de armas, blason de mui noble i leal privilejio de lugar en cortes, i de no elejir de alcalde a quien no sea vecino, i que sin remate turne entre los rejidores de vara de fiel; paso a Sevilla con destino de embarcarse para, América. Allí tuvo noticia de la muerte de su amigo i favorecedor Pedro de Valdivia, i que habia sido seguida de la destruccion de aquel reino. Suspendió su viaje las Indias, i lo emprendió para Londres donde se hallaba el rei. S. M. informado del mal suceso de Chile, le mandó dijese a quien podria elejir para digno sucesor de Pedro de Valdivia. La modestia de Alderete, olvidado de sí mismo, propuso a Villagra., Aguirre i Quiroga. haciendo un cumplido elojio de cada. uno. Mucho agradó al rei esta moderacion; conociendo su sábia, real penetracion que, las buenas cualidades de Alderete, correspondian al informe que de él hizo Pedro de Valdivia, se dignó su real piedad conferirle el gobierno con merced de hábito de Santiago, reservando para mas adelante el premio de los tres propuestos por Alderete. Le mandó que sin perder tiempo, pasase al puerto de San Lúcas de Barrameda, ¡montase en calidad de jeneral la capitana de los galeones que se equipaban para navegar a Tierra Firme, para que se trasladase luego a Chile con los eclesiásticas i soldados que dejó aprontados en Sevilla, i se dió a la vela con toda la flota.

Llevó consigo a la señora dolía María, de la Rueda, hermana de su mujer la señora doña. Esperanza, i fué toda su ruina i causa de su muerte. Estaba dona María alistada en el beatismo a la moda, i para aparentar i manifestar su devocion, importunó al capitan del navío para que de noche le permitiese luz en el camarote, para cumplir sus devociones. Se le permitió por consideracion a su cuñado, i a pocos dias de navegacion, se descuidó la imprudente e inadvertida señora, i por su camarote se incendió la nave. El capitan fué el primero que vio el fuego, i advirtiendo que ya tenia mucho cuerpo tomado, conoció que era imposible estinguirlo, i silenciosamente llamó a un marinero que cuidaba la barquilla de otro galeon, en que abordó a la capitana un cirujano con motivo de visitar un amigo, i por haber calma pernoctaba a su costado. Tomó un hijo de dos que consigo, sin poder favorecer el otro que pereció en castigo de su perniciosa condescendencia, i avisó del incendio al adelantado Alderete. Este bajó desnudo a la barquilla, i puestos en ella los cuatro, desatracaron i se desviaron de la nave incendiada. Luego que los galeones vieron el horroroso .incendio, echaron al agua las embarcaciones menores para tomar la jente que se arrojase al mar. Llegó el fuego a la artilléría, comenzó a disparar i fué menester alejarse de aquel riesgo; i no pudieron salvar a persona alguna, i perecieron 800 de tripulacion i transporte.

Alderete montó uno de los otros galeones, i huso su insignia para que los demas supiesen que se habia, salvado del incendio. Dió órden para que, obedeciendo al segundo comandante siguiesen la, derrota al puerto de nombre de Dios, i él hizo virar de bordo i. volvió a España a que le diesen nuevas patentes de las mercedes que mereció de la real piedad, porque las concedidas a Pedro o de Valdivia i a la ciudad de Santiago ya las tenia remitidas. Despachado segunda vez se embarcó en los galeones en que paso a tierra; firme don Andres Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, provisto virei del Perú. Enfermó sobrecojido de la pesadumbre que le ocasionó el referido incendio, luego que desembarcó se trasladó a Taboga, cerca de la ciudad de Panamá, acompañado de don Alonso Ercilla, autor del poema intitulado La Araucana, i allí murió de pesadumbre, lo que hoi no se usa. Se entregó al sentimiento cavilando vivamente sobre haber sido su cuñada la causa de tan grande pérdida. Fué Jerónimo de Alderete gran soldado, descubridor i conquistador de Chile, i fundador de la ciudad de Villarrica.

El marques de Cañete posesionado ya del vireinato del Perú, luego que supo su fallecimiento, nombró por solicitud de Diego García de Cáceres, procurador jeneral de la ciudad de Santiago, a su Hijo don García, jóven de 22 años de edad, para gobernador de Chile, i mandó publicar esta jornada en el distrito de su gobernacion, para que se le alistase la jente que quisiese pasar a la espedicion, persuadido que la, adulacion conseguirla que su hijo no marchase con los brazos cruzados a un país todo de guerra. No le salió mal su pensamiento, i de infantería i caballería se le alistaron mas de 700 Hombres. Esta fué conducida por don Luis de Toledo, i entró en Copiapó por el despoblado de Atacama, i se hizo el trasporte del Gobernador i el resto de la jente que salieron del puerto del Callao a las órdenes de don García, (febrero de 15577).

Navegaron felizmente i arribó la escuadra al puerto de Coquimbo (el 25 de abril de 155 7 ) (99). El dia antes de su arribo llegó Toledo con la caballería i entregó una carta del virrei a Francisco de Aguirre gire gobernaba aquella, provincia., i en virtud de ella pasó a bordo de la capitana a cumplimentar al Gobernador Este le recibió con agrado i despidió cortesmente, i Aguirre volvió a prevenir su casa para Hospedarle.

En el mismo dia desembarcó don García, i por patente dada en Lima por el virei en 9 de enero de 1557, fué recibido en la ciudad de la Serena de Gobernador del reino de Chile, siendo alcaldes de su ayuntamiento Pedro de Cisternas i Alonso de Torres. Conducido a la iglesia parroquial, llevó Aguirre la brida del caballo para manifestar su rendimiento, de que le dió gracias haciéndole la salva de que admitia el obsequio para la representacion de la real persona.

Al dia siguiente dió su poder al maestre de campo Juan Remon para que al ayuntamiento de la capital presentase su patente de Gobernador; i. le autorizó con el empleo de justicia mayor del reino de Chile. Le entregó las instrucciones de lo que debia hacer. Le mandó caminar con largas i aceleradas marchas; i que se hospedase en casa de Francisco de Villagra, i últimamente le hizo salir acompañado de Pedro Mesa, comendador del órden de San Juan, en calidad de correjidor de la capital, i escoltado de 40 tire arcabuceros, para resguardo de su persona i para hacer valer sus disposiciones.

Llegó Remon a la capital un dia, despees que Francisco de Villagra entró triunfante de Lautaro, (6 de mayo de 1557), i convocó el ayuntamiento del que eran alcaldes Juan Fernandes Alderete i Juan Jufré. Presentó la patente de don García, que fué al momento obedecida,, i se le reconoció por Gobernador de Chile, i luego presentó el suyo, que tambien tuvo el mismo obedecimiento. Recibido de justicia mayor, no -salió de la sala capitular sin verificar la prision del valiente capitan Francisco de Villagra, de aquel mismo que entró victorioso en la misma ciudad, que le recibió con jeneral aplauso de todo su pueblo. ¡Oh fortuna variable, como de un momento a otro abate tu inconstancia a los hombres de mérito!

La capital comisionó al vicario jeneral don Bartolomé Rodrigo Gonzalez Marmolejo i a Rodrigo de Quiroga para que cumplimentasen al nuevo Gobernador, i condujesen un opulento refresco para la tropa i la tripulacion de la escuadra. El licenciado do Gonzalez Marmolejo le informó de cuanto le convenía saber con referencia al real servicio al Gobierno, i cerciorado de la quietud de los españoles, que pensó hallar divididos entre Villagra i Aguirre, se alegró mucho porque estaba persuadido, le seria forzoso hacerse obedecer por la fuerza, segun llegaban de abultadas al Perú las noticias de competencia sobre el Gobierno.

El comisionado Remon suspendió de sus empleos a los dos alcaldes, (29 de marzo de 1557), pero pocos dias despues repuso a Juan Fernandez de Alderete, i en lugar de Juan Jufré nombró a Diego de Araya. Recibió de correjidor de la capital i su distrito a Pedro Mesa,, que presentó su patente librada por García, i envió preso al puerto de Valparaiso a francisco de Villagra, que puesto abordo de una nave, fué conducido este fumoso capitan al de Coquimbo; i trasbordado a otra, en que ya estaba arrestado Francisco de Aguirre, se les envió al Gobernador del Perú, i capitulado Villagra de hombre faccioso sin Iras investigacion ni mas formalidad de proceso que la noticia del hecho de competencia que queda referido. Se entregaron los dos reos conquistadores al capitan Luis Lisperguer, caballero aleman que fué al Perú en calidad de maestre-sala, del Marques de Cañete virrei del Perú (100).

La prision de Francisco de Aguirre tuvo motivo justificado, si hemos de creer a don Cristóbal Suarez Figueroa, que nos dice (101): «La primera fiesta en que el nuevo jeneral salió a misa, mandó se pusiese en la iglesia un sitial para él, i algo apartada una silla para el licenciado Herrando de Santillana, su teniente jeneral, i allí junto un banco grande con alfombra para don Felipe de Mendoza, don Luis de Toledo i don Pedro de Portugal, entre quienes habla de tener asiento Aguirre. Entrados pues en misa, don García, se puso en su lugar, i Santillana en el suyo. Viendo Aguirre que no le daban otra silla, se salió de la iglesia con 20 soldados que le acompañaban, a quienes dijo ardiendo de cólera: amigos, si como sois 20 fuerais 50, yo revolverla hoi el ato. Supo esto el gobierno, i......... ordenó se prendiese........ Fuera de esta ocasion, que no fué pequeña:, hubo otras de no poca consideracion.»

Pero como Aguirre estaba presente, tuvo lugar de insinuarse con el Gobernador, por sí i por medio de sus amigos i fué tratado humanamente, con respeto, i sin desaires, i aun logró que informase favorablemente al Virrei su padre. Por el contrario, Villagra sufrió muchas tropelías i vejaciones con muchos desaires de su persona i de su carácter, i esta desgracia le siguió hasta Lima.

En su arresto dió prueba Villagra de su moderacion, pues teniendo buena ¡ente deseosa de servir a su devocion, obedeció con rendimiento. «Era escusada, dijo tanta prevencion, pues una letra que escribiera don García, bastara para conducirme a donde fuera su voluntad.» Con toda esta sumision le tuvo el Gobernador por soberbio, arrogante libre i sospechado de infidelidad, después de haber dado decisivos testimonios de fiel servidor del re¡. Ah: Detracciones o chismes, cuánto podéis?

Se saludaron cortésmente con Aguirre, i este le dijo (102): señor Villagra, que le parece las variedades del mundo, ayer no cabíamos los dos en un reino tan grande, i ahora don García nos lince caber en una tabla.. Bien creo, que ignoran todos la causa de nuestra prision, mas sin duda deben de convenir, pues las ordena, tan justo Gobernador. Yo por la licencia que me (.lar estas canas, no dejaré de advertir ser especie de locura indignarse con los que por su grandeza, no puede esperar venganza (103). I así aunque parezca que injurian los tales, es menester disimular, padecer i sufrir Pueden los hombres prosperar la fortuna, mas no oponérsele. Pueden tejer sus tramas, mas no romperlas. Si bien en cualesquiera acontecimientos, no deben los fuertes aniquilarse, horque no sabiendo sufrir, i andando ella por caminos torcidos i desusados, han de esperar siempre mudanza. Fuera de que no alcanza, la misma tanto poder en las humanas operaciones, que dejen de tener los valerosos su harte en ellas. Por manera que hace de vileza i de pobre corazon, remitirse todo a su arbitrio. Mas no ha de ser con nosotros así; diferente contraste ha de hallar en nuestra fortaleza. Harémosle conocer, que si bien se puede mesclar en las compuestos de afuera, por ningun caso puede entrar r en lo mas interior. Supuesto, aunque nos ponga en la mayor miseria, Demos de formar el último aliento con tanta grandeza de ánimo, que vengamos a ser mas estimados en la infelicidad que lo estábamos en el estado dichoso. De suerte que aunque la fortuna puede hacernos pobres, ricos, privados o señores, tocará en todo tiempo a nosotros mostrar señales de valor, quedando mas por él que por ella perpetuamente enzalzados.» Así se consolaban estos conquistadores, i se exortaban a ser superiores a todas sus desgracias. Navegaron al Peru, i corrieron allí diferentes fortunas, que mas adelante diremos.