ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Tomo I
Capítulo XXXVIII. Se refiere la Batalla de Millarapué - Repoblacion de la Plaza de Tucapel, i fundacion de la ciudad de Cañete.

Resueltos los araucanos a morir o vencer, se retiró Caupolican con designio de juntar jente para reforzar su ejército, i dejó muchas partidas que disputasen el paso a los españoles en los montes de Colcura i Laraquete. El gobernador estuvo algunos dias en aquellas llanuras descansando los caballos, i curando los heridos. De allí salió ganando el terreno a punta de espada, porque los araucanos se lo disputaban con constancia digna de admiracion i del mayor elojio Tenian cortados todos los desfiladeros i fortificadas las cortaduras con fuertes palizadas, de modo que conceptuó el Gobernador le esperaria Caupolican con poderoso ejército en la cuesta de Villagra, sitio ventajoso para los araucanos, i de favorables auspicios por las victorias de Lautaro. Puesto al pié del monte, mandó reconocer la subida i su plazeta. Orientado de estar desembarazada, siguió marchando, i llegó al valle de Laraquete defendiéndose sin hacer hostilidad alguna, para que con el cebo de sus sementeras, i de sus casas,, se redujesen mas fácilmente a entrar en ajustes de paz.

Algunos dias se mantuvo allí aguardando los bastimentos de la escuadra, que destinó para conducir víveres hasta aquella ensenada. Reconoció el país con la idea de tomar noticias ciertas de la situacion i designios de Caupolican, a quien con las repetidas pérdidas, no suponia mui sobre sí, aunque con sus operaciones militares manifestaba sin equivocacion su ánimo constante de defender su patria i libertad, i era inoficioso buscar testigos que lo acreditasen. No le dejó Caupolican de incomodar con partidas sueltas, que lo batían desde la falda de aquellos montes, miéntras se disponía para otra terrible batalla, que le presentó en la hondonada de Millarapué.

A consecuencia de su idea, mandó el Gobernador saliese Arnao de Cegarra con una partida de caballería a batir la campaña, i encontró un trozo de araucanos, i se trabó una reñida guerrilla,. No pudieron resistir los avances de la caballería, i para que no pudiese obrar contra ellos, se valieron del asilo que les presentaba una ciénega. Cegarra no juzgó conveniente atacarlos en ella porque era necesario echar pié a tierra, i eran pocos los españoles i por lo mismo cierto su peligro, i se retiró con pérdida del soldado Juan Ralon i su caballo, que con imprudente inobediencia se empeñó en seguirlos, i cayó en sus manos.

No se dió el Gobernador por satisfecho de la conducta de Cegarra i envió al adelantado Rodrigo de Quiroga con su compañía, pero nada mas falló este capitan que la huella de los araucanos, i siguiéndola encontró una pieza de artillería de las que Lautaro ganó a Villagra, i se retiró al campamento.

No se satisfizo con esto, i deseoso de vengar la muerte del soldado, movió el ejército,¡ caminando hácia Tucapel, llegó en dos marchas a Millarapué. Comprendió Caupolican, que le era ventajoso atacarlo allí por ser terreno mui cortado, donde no podía pelear la caballería, i puso en ejecucion su pensamiento con cerca de 14 mil hombres a las órdenes de 22 capitanes de fama bien merecida (109), i al amanecer del 30 de noviembre de 1557 avanzó al campamento español con tanto vigor, que al primer ímpetu rompieron los caballos de frisa. Aquel sitio estaba naturalmente defendido por los costados i retaguardia i descubierto solo por el frente, i por eso al ruido de sus instrumentos militares i de la vocería que levantaban al acometer, ocurrió allí la mayor parte de los españoles i los rechazaron. Con esto el Gobernador i los demas jefes tuvieron tiempo de poner órden en la defensa, i los comandantes de la caballería montaron sus escuadrones.

Luego que aclaró el día, entró en funcion el escuadron de caballería que mandaba Ruiz de Gamboa, i pocos minutos despues, hizo lo mismo la infantería. Todos hicieron milagros de valor contra la numerosa e irritada multitud de bárbaros, nada inferior en animosidad. Ya ésta superaba los esfuerzos de los españoles i se declaraba por los araucanos la victoria; pero vino de refuerzo don Luis de Toledo con el escuadron de su mando, i cambió tanto la suerte, que derrotaron a Caupolican. Murieron mas de 4 mil araucanos, i llegaron a 800 los prisioneros, cuya desgraciada suerte cayó sobre 12 valientes capitanes. Casi todo el dia duró la batalla (110) i con tal teson, que muchos araucanos perecieron ahogados con el polvo, i no pocos murieron sofocados del cansancio.

Quedaron tan estropeados los españoles, que fué necesario campar allí mismo sobre aquel mar de sangre. Se mantuvieron en aquel sitio pasando por las armas a sus prisioneros. Hicieron los españoles lo mismo que los Araucanos practican, i aun les excedieron. Mandó el Gobernador que sufriesen suplicio de horca los 12 capitanes prisioneros, i les obligaron a que ellos mismos, echándose un dogal a la garganta, se colgasen de un árbol. Así lo hicieron, i con tal frescura de ánimo que pusieron admiracion hasta en los mas feroces corazones. Ligtuén, que fué uno de ellos, pidió se le permitiese ser ahorcado en lo mas alto del árbol destinado a su suplicio, para que el Sol i sus compatriotas viesen la constancia con que moria por defender la patria; que si entregaba, dijo, el último aliento, no se estinguia en su corazon el odio a los españoles; que pretendia este animoso araucano le continuase mas allá de los horrores del sepulcro. ¡Rara presencia de ánimo, capaz de admirar al mismo Alejandro ¡Qué exceso de constancia por la defensa de su patria, émula de la que tuvieron los mas célebres romanos!

Restablecidos los españoles del cansancio i fatigas de la pelea, i curados los heridos, siguió el Gobernador la ruta de Tucapel, (diciembre de 1557), i luego que llegó puso en obra luz fortificacion de la arruinada plaza, i levantó otra en Lebu dedicada a Santa Margarita, para asegurar aquel puerto, i que sirviese de freno a los dos estados de Arauco i Tucapel. Le pareció conveniente hostilizar este país para contener a los de Paren, Catirai i demas parcialidades de Nahuelbuta, i envió algunas partidas que corriesen los montes i prados inmediatos. Vió que por aquel territorio no aparecia un indio. Conceptuó se hubiesen trasladado a otro paraje con designio de reunirse, i cuando saliese el ejército volver a hostilizar los nuevos establecimientos. Para evitar esto i asegurar el país, adoptó el método de su antecesor Pedro de Valdivia, i se propuso la idea de poblarlo con ciudades, para que sus vecindarios asegurasen su permanencia sobre la ribera del rio Tagoltagol, en la parcialidad de Ilicura, trazó la de Cañete de la frontera para perpetuar en ella la memoria del título de su casa.. Nombró justicia i rejimiento (año de 1557), distribuyó solares, i puso de Gobernador a Alonso de Reinoso, i destinó un escuadron de Caballería a las órdenes de Miguel de Velasco para escoltar a los trabajadores i batir la campaña inmediata.

Miéntras se trabajaba en estas poblaciones, se hacia dilijencia por saber del jeneral araucano, i no se logró adquirir noticia; pero se acercaban a estos establecimientos algunos destacamentos, i se tuvieron con ellos no pocas guerrillas. En este tiempo bajaron a las plazas de Lebu 3,000 personas de todas edades i sexos, conducidos de la necesidad i deseosos de aliviarla con la pesca de marisco que abundan en ella. El capitan Francisco de Ulloa hizo prisionera esta multitud de pescadores i la condujo al Gobernador, pero la jenerosidad de este jefe a todos dió libertad. Volvió sobre sí, i se persuadió de las ningunas ventajas que recrecen al estado con la adquisicion de un país desolado, i quiso probar si con la suavidad podía reducirlos. Mas, todo fué en vano, porque aquellos hombres por naturaleza soberbios i vanidosos, atribuyen al temor que se tiene, todo acto de humanidad que se ejercita con ellos; ignoran aquellos bárbaros el principio de estas acciones.

Nada tardaron en corresponder a ésta. Colhueman, jeneral de los pescadores, ardia en cólera por su prision, i aunque se les dió libertad, se propuso vengarse del agravio, que suponía habérsele irrogado con la suspension de su pesca. Juntó 5,000 indios para atacar el fortín de Lebu, i batiendo la campaña Rodrigo de Quiroga con 32 soldados de su compañía, alojó cerca de ellos ignorante de su situacion. Colhueman le tomó todas las avenidas, i cuando amaneció se halló Quiroga rodeado de aquel grueso destacamento. El capitan Alonso de Escobar con 12 soldados comenzó la batalla (diciembre 27 de 1557), sobre Escobar entró tambien Quiroga, i en ménos de dos horas de combate derrotaron a Colhueman. Siguióles Quiroga al alcance, i encontró con dos escuadrones que venían de refuerzo, i se volvió a trabar otra batalla. En esta se vieron tan apretados los españoles, que llegaron a turbarse, pero recobrados de la turbacion, hicieron los últimos esfuerzos de la bizarría española, i consiguieron la victoria. Murieron mas de 400 indios i quedaron prisioneros mas de 100. Consúltense las historias i véase si este hecho de armas tiene igual en alguna de las edades. Ello es así, que solo las vidas de estos invencibles españoles pudieron ser digno premio de esta hazaña (111).

Estas pérdidas no fueron bastantes a arredrar a los araucanos, volvieron a juntarse en Cayucupil, pero no tan secretamente que se dejase de saber en el ejército español, i envió el Gobernador al maestre de campo Remon con las compañías de don Felipe Hurtado de Mendoza i de Alonso de Reinoso, a dispersar aquella junta. Caminaron de noche, i fué tan oscura que se estravió parte de la jente Descubrió Remon un pequeño trozo de los araucanos, i por no malograr la espedicion ni aun quiso reconocerle, i marcho a Cayucupil. Llegó al asomar el día, i les halló tan descuidados que en poco tiempo mató i destrozó, i se libertaron los que tuvieron la felicidad de ganar el monte inmediato. Se bailo en este campamento abundancia de mantenimientos, i todos fueron conducidos al ejército. Pero los indios que quedaron a la espalda, i no reconoció Remon, hicieron represalia de este golpe. A la misma hora que se maneaban las manos en Cayucupil se acercaron a la plaza de Tucapel, i tomaron cuatro españoles que salieron indefensos a buscar leña, i allí mismo les quitaron la vida i se llevaron las cabezas para celebrar la buena suerte que lograron.