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Crónicas
Tomo I
Capítulo LX. Conspiracion de los indios de Lebquetal, i sus consecuencias - Poblacion de la plaza de Arauco - Sucesos políticos del Gobierno del Licenciado Bravo de Saravia, i su conclusion.

Ni el gobierno ni la Real Audiencia perdian la mas leve oportunidad de manifestar a los indios su proteccion i las conveniencias de la paz, pero a ellos tenazmente amantes de su libertad, ninguna cosa les agradaba viéndose en sujecion, i privados del uso de su envejecido libertinaje. Estimulados a ésta privacion que les ganaba hasta el conocimiento de la evidencia del peligro, se arrojaban a él sin premeditacion En Lebquetal tres leguas al sur de la Concepcion, tenia Hernan Paez su encomienda de indios. Cuidaba de ellos, sin poder obrar de otro modo, que tenia sobre su conducta un protector de sus indios en el tribunal de la Real Audiencia. Les asistia en sus enfermedades, atendia a su instruccion en la relijion, i les edificó templo para que fuesen doctrinados. Pero nada de esto fué bastante a contenerlos en sus deberes, porque el amor de la libertad les tenia ciegos. En las mismas goteras de la ciudad, i a vista del Gobernador i de aquel sábio tribunal, tomaron las armas bajo la conducta del mestizo Alonso Diaz, que agraviado porque el Gobernador no lo hizo alféres, se pasó a los indios (1572). Este hecho les hizo conocer que aquellos naturales, guerreros por inclinacion, no necesitan motivo para conspirar.

En este tiempo habia llegado de Lima Miguel de Velasco con 200 españoles que le dió el virrei don Francisco de Toledo, i para contener la conspiracion envió el Gobernador al maestre de campo Lorenzo Bernal con 1.50 soldado veteranos i 200 auxiliares. Alonso Diaz se fortificó en un cerro montuoso, i atrincherado en la única avenida que tenia, les aguardó. Puesto Bernal al pié del monte, sin entrar en consulta de la dificultad de la subida para no dar lugar al temor, siguió la marcha sin detenerse, i comenzó el ataque. Los indios hicieron tan desesperada defensa, que hasta las mujeres tomaron las armas, i pelearon de modo que con señaladas acciones de valor desmintieron la debilidad de su sexo. Forzadas sus trincheras, huyeron los indios, pero no sus mujeres, que reprendiéndoles su cobardía, se replegaron en un ángulo de la fortificacion, i se defendieron con inimitable constancia, hiriendo con valor de orden superior. Bernal las rindió con la superioridad de las armas, pero ellas con la mas temeraria accion, hicieron ver que si fueron prisioneras, no debían ser contadas en el número de los rendidos, porque aquella misma noche se ahorcaron todas con las fajas que ciñen la cintura. Murieron mas de 300 indios, entre ellos los mas principales capitanes, i volvió Bernal a la ciudad con 200 prisioneros, sin mas pérdida que la de cinco españoles i doce auxiliares.

Dispersos estos indios, i reforzado el ejército con los 200 españoles que condujo Velasco, quiso el Gobernador restaurar lo perdido, i mandó reedificar la plaza de Arauco que él mismo habia despoblado. Los indios se internaron hacia Villarrica, i hostilizaban las estancias de los españoles i perseguían a los indios de paz. Gregorio Bastías, gobernador de aquella ciudad, pidió jente al Gobernador i con ella hizo muchas correrías, siempre con buen efecto. En ellas les tomó muchos prisioneros, i quito la vida a los mas obstinados, i con un perdon jeneral de la multitud, se redujeron a vivir en sujecion por aquellos lados.

Por este tiempo (1574) el famoso piloto Juan Fernandez hizo el útil descubrimiento de acortar la navegacion del Perú a Chile. Se hacia sin perder de vista la costa, i tardaban seis meses. Juan Fernandez tomó altura a buscar vientos jenerales, i la hizo en 33 dias; i lográndolos favorables i continuados, hasta en 17 se ha hecho el viaje de subida, i en ocho de bajada.

El ayuntamiento de la capital, posesionado de la costumbre de que las varas de alcaldes recayesen en vecinos que tuviesen encomiendas de indios, en 1875 elijió para alcaldes ordinarios a Márcos Veas i Alonso de Córdoba, mui jóvenes. Nicolas Nanclares se quejo a la Audiencia de esta eleccion, representando que eran niños para encargarse de la judicatura, i que habia vecinos de edad proyecta, aunque no tenían encomiendas, mas propios para, jueces. que los elejidos (133). El tribunal atendió a esta justa representacion, i libro real provision (14 de febrero de 1575), insertando en ella la R. C. dada en Valladolid a 25 de abril de 1554, a, solicitud de Jerónimo de Alderete. El ella manda el reí se provean los cargos concejales en los vecinos, declarando se tengan por tales, los que tengan casa poblada aunque no posean encomienda. A consecuencia de esta real , ordeno la Audiencia que un alcalde fuese elejido en los vecinos de encomienda, i el otro en las casas pobladas, aunque no tuviesen aquella circunstancia, i de aquí viene llamar al uno alcalde de vecinos i, 

al otro de moradores; i en 1589 se dispuso que aquel fuese de primer voto, i este de segundo.

El Gobernador, concluida la reedificacion de Arauco, dió a Miguel de Velasco el mando de un escuadron para que sostuviese esta plaza i la ciudad de Cañete. Con esto concluyo su gobierno. Dejando lejítima sucesion en Chile, se restituyó a España, i falleció en Soria, su patria, i descansan sus cenizas en el coro de aquella iglesia, donde esta ilustre casa tiene sepulcro.