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Crónicas
Tomo I
Capítulo CV. Recibe Don Pedro Sores de Ulloa la propiedad del Gobierno - Se tasa el tributo que deben pagar los indios - Llegada de Don Iñigo de Ayala - Entran piratas en el mar del Sur - Fallece el Gobernador.

La eleccion con que don Lope de Ulloa i Lemus entró al gobierno de Chile le precipitó a un abismo de desaciertos. Siempre estuvo con etiquetas con la audiencia, i este tribunal tuvo la prudencia de fundarse bien en todos sus cursos. Jamas estuvo de acuerdo con el P. Luis de Valdivia, i la religión de Compañía que nació gigante i poderosa, hizo causa propia el extrañamiento del P. Gaspar Sobrino. Se opuso a muchas disposiciones del licenciado Juan Canseco en la visita ole aquel reino, i todos estos fueron poderosos enemigos, que le desconceptuaron en la corte, i causaron su separacion del gobierno, que la muerte supo anticipar, i le evitó el desaire. A los tres años de haberse librado real despacho del gobierno se expidió real cédula, confiriéndolo a don Pedro Sores de Ulloa. La recibió en la Concepcion el 27 de abril de 1622, i luego que obtuvo la propiedad pasó a la capital donde fué recibido con la celebridad acostumbrada, i entró al ejercicio de la presidencia.

Por otra real cédula dada en Madrid a 17 de julio del mismo año, conformándose el rei con la promesa que su augusto padre hizo a los indios de la parte austral del Biobio, si se sometían a la obediencia, mandó al virei del Perú don Diego Fernández de Córdoba, marques de Guadalcazar, les dejase exentos de tributos, i procediese a tasar el que debían pagar los que residen al septentrión del mismo rió (168). I para que el señor a quien deben tributar sea pagado, i no le falte el servicio personal, cuando lo necesite, se estableció, que la mitad (169) anual sea de la tercera parte de los tributarios; que de ellos elija los que necesite, i les haga servir nada mas que 207 días en el año, sin pasar de quince dial cada partida. En este tiempo desavenga esta tercera parte de su tributo, i el de las dos partes reservadas; i satisfecho el señor, si les necesita mas días dentro de los 207 les debe pagar su jornal, como cualquiera otro jornalero. Al mismo tiempo se encarga a los señores o encomenderos el trato suave i humano en la exaccion del tributo.

Elevado al trono el señor don Felipe IV, atendió S. M. a la solicitud del reino de Chile i despachó a su procurador don Iñigo de Ayala. Le mandó dar 300 españoles muchos pertrechos de guerra para la poblacion de aquel reino, i una escuadra de tres bajeles para su transporte costeado con 30,000 pesos que trajo Ayala, otros 50,000 pesos que su real piedad mandó dar a su erario. Navegó esta escuadra en demanda del puerto de la Concepcion por el estrecho de Magallanes, i en él pereció toda, ménos la almirante que mandaba don Francisco Mandujano i en ella se transportaba Ayala. Se salvó este buque de la tempestad, i arribó al río de la Plata, i en Buenos Aires desembarcó la jente i los pertrechos que llevaba, i todo llegó a Chile en 1624.

Por este mismo tiempo (febrero 2 de 1624) entró en el mar del sur por el Cabo de Horn una escuadra holandesa compuesta de 13 buques con 10,637 hombres de desembarco, a las órdenes de Jacobo Hermite Cherk, que salió de Amsterdam el 29 de abril de 1623. Se presentó a la vista de las costas de Chile por breve tiempo, i costó la vida de un inocente. La vio un ganadero i avisó al gobernador, i como no la volvieron a descubrir, se le hizo causa de revolucionario, i se le mandó ahorcar (170). Tomó puerto en la isla; de Juan Fernández para refrescar la jente.

De allí navegó en demanda del puerto del Callao, i ancló en la punta de la isla de San Lorenzo ( mayo 8 de 1624) con el impremeditado empeño de tomar la ciudad de Lima. La expedicion i su armamento era poca fuerza para la empresa, i el éxito lo hizo conocer.

 El virrei marques de Guadalcazar, tomó acertadas providencias para la defensa de aquel territorio. Acercó a Lima todas las milicias de la comarca, i con ellas puso a cubierto toda aquella costa, para que le fuese mui costoso el desembarco. Aumentó baterías en el Callao para su mayor defensa, i en fin, dispuso todo lo conveniente para oponerse con ventaja a los designios del enemigo. A vista de todos estos preparativos, no se atrevió Hermite a ejecutar sus ideas, i murió el 2 de junio del mismo año. Tomó el mando de la escuadra el vicealmirante Ghen Huygen Escafoman. Conoció la imposibilidad de la empresa, i después de cinco meses de bloqueo, se dió a la vela i bajó a Guayaquil. Quemó la ciudad i con algunas presas que hizo volvió a Europa por el Cabo de Horn.

El gobernador después de cerca de tres años de mal gobierno, enfermó de tabardillo, i perdida la esperanza de recobrar la salud, nombró sucesor en virtud de real facultad concedida para este caso, i pasó a los horrores del sepulcro el 11 de setiembre de 1624.