ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Tomo II
Capítulo XXXV. Campaña contra el estado de Arauco - Establecimiento de la plaza de Conuco - Batalla de este nombre.

Luego que el gobernador llego a la ciudad de la Concepcion, dividió el ejército en dos trozos. Dio el mandó de uno de ellos a don Martin de Erizar, con orden de poblar i reedificar la plaza de San Fabian de Conuco i batir la isla de la Laja i llanuras de Misgui. El otro se encargo a don Ignacio de la Carrera para que hiciese la guerra a los estados de Arauco i Tucapel. Este combatía con indios mas belicosos, mas constantes, mas sufridos i soberbios i llevo las armas con empeñoso ardor.

En aquel verano (diciembre de 1656) internó basta, Duren i devasto todo el territorio de los estados situados en la costa. Despues de haberles hecho muchas burras suertes al favor de pequeñas guerrillas que les echaba por el costado del ejército, logró la desolacion de los estados de Arauco i Tucapel hasta con muerte de sus caudillos Llancapilguí i Clentaru. Les forzó un fuerte atrincheramiento que levantaron en la parcialidad de Panguerrehue donde se hablan fortificado, i pasados a cuchillo todos los que no pudieron huir a, los bosques, se retiró a la ciudad de la Concepcion (marzo de 1657) Sin que se hubiesen atrevido los araucanos a presentarle batalla.

Don Martin de Erizar pobló la plaza de Conuco i salió con su division a campaña. Encontró un escuadron de los rebeldes al sur del rio Laja sobre el vado de Tarpellanca i dió en ella al amanecer. Los tomo descuidados i les hizo grande destrozo. Pocos se libertaron de muerto o prisioneros Circulo toda la isla de la Laja sin que ninguno tuviese atrevimiento para presentársele i regresó a Conuco.

Aquí se hallo con orden del gobernador para que fuese enviando la tropa a la tesorería a recibir el sueldo vencido en el año anterior. Envió trescientos hombres con el capitan Pedro Gallegos i a su regreso fueron presa de los rebeldes. Acreditado Alejo con la victoria de Budeuco, le buscaban los mas animosos para militar bajo sus ordenes. Viéndose con mil soldados escojidos, los dividió en dos escuadrones i a cada uno de éstos en cinco compañías con sus capitanes i subalternos i tuvo la arrogancia de meditar contra, la plaza de Conuco. Atravesó el Biobio, entro en la frontera i se arrimo a ella. Hallo dos centinelas avanzados entregados al sueño i de estos descuidados soldados se oriento de la salida i del regreso del capitan Gallegos, i resolvió atacarlo prefiriendo el pillaje a la rendicion de la plaza. Mandó colgar los centinelas en el árbol a cuyo pié dormian. Les dijo que no les hacia agravio porque era la pena, que por su ordenanzas debian sufrir, i marcho a tomar el camino de la ciudad de la Concepcion.

El capitan Gallegos hizo su marcha sin la menor precaucion i disperso todo su escuadron; llego ala casa fuerte de San Rafael, situada sobre un riachuelo no mui distante de Conuco i que hoi llaman el molino del Ciego. Aquí tuvo noticia de haberse visto enemigos en las inmediaciones de la plaza, i aunque se le dijo ser conveniente aguardar allí la union de toda su tropa, siguió marchando con doscientos soldados que le habian llegado aquella noche. Poco canino anduvo sin que sus batidores descubriesen los escuadrones de Alejo que marchaban

a encontrarle. Vió que era mucha tropa respecto de la suya, i ocupo la punta de una loma baja cortada de dos barrancos, i cubierta de un bosque por la espalda. Defendió el frente con prontitud, i desmontada la tropa paso los caballos i bestias de albarda a su retaguardia Dispuesta así su defensa, dijo en alta voz: "Si hai algun valiente que se arroje a atravesar esos escuadrones enemigos i llevar noticia de su tieso a los soldados que nos vienen siguiendo para que se retiren, i al gobernador, de nuestro peligro para que nos socorra, salga al frente." A1 momento se presento el soldado Juan Fernandez Astudillo; pidió se le diese el caballo de su teniente, i en él con la espada en la mano se abrió paso por aquellos muros de gente armada, i sin que le pudiesen dar alcance llevo a la ciudad de la Concepción sin mas pérdida que la del sombrero. Esta heroica acción quedó sin recompensa, i en el primer cuadrante de este siglo murió mendigando.

Llevo Alejo i le acometió con ímpetu furioso pero como estaba bien fortificado, no podia hacerle ventaja el mayor número de los rebeldes. Algunas horas pelearon con armas arrojadizas sin hacerse mucho daño; pero advirtió Alejo la colocación de los caballos i bestias de albarda i destaco dos compañías para que hiriéndolas con las lanzas las pusiesen en movimiento i atropellasen a sus dueños I les desordenasen. Le salió a Alejo esta operacion como la imagino, i puestos en desordenad o movimiento, les ataco por el gente i entro furioso en aquel recinto, donde no quedaron mas españoles vivos que los capitanes Pedro Galle os i Francisco Guirao, que privados de los sentidos pasaron por difuntos en el concepto de los vencedores.

De la plaza se les habia enviado a socorrer; pero llego tarde el auxilio i ya estaba hecho el estrago. Entre los muertos se advirtieron moribundos los espresados capitanes; Guirao salió con treinta i seis heridas, curo de ellas i vivió muchos años; Gallego, luego que estuvo sano fué procesado, i el consejo de guerra lo sentencio a perpétuo destierro en un castillo. Sobrevivió poco a su desgracia i murió en la prisión consumido de la pesadumbre por los tristes efectos de su terquedad. Alejo no perdió poca jente pero gano una completa victoria con muchos despojos de los soldados que acaban de tomar su sueldo, i fue tan cuidadoso en recoger que llevo pasta, las telas de los colchones que algunos conducían para sus familias.