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Crónicas
Tomo II
Capítulo XXXVI. Desolacion de la ciudad de La Concepcion.

Se hallaba el territorio que comprende el obispado, o provincia de la Concepcion, sufriendo la mas sangrienta guerra; i queriendo Dios aflijirla mas, envió una cruelísima epidemia de viruela. Pero todavía apretó mas, su divina justicia, sobradamente irritada, i aconteció un espantoso terremoto a las siete i media de la noche del 15 de marzo de 1657, i fueron tales las ondulaciones i vaivenes de la tierra, que se tocaban solas las campanas. No ha¡ duda que los terremotos son efectos naturales i que, segun sus principios o causas, deben esperimentarse allí a ciertos tiempos. Mas tampoco debemos ignorar que Dios se vale de las causas naturales i de sus efectos para castigar a los mortales, i podemos persuadirnos de que así lo ejecuto en aquella ocasion por eficaz permision de su Providencia. Pero como tambien es cierto que siempre se manifestó mas misericordioso que justiciero, quiso, dejando obrar las causas segundas, precaver la muerte de muchos avisándoles de aquel espantoso efecto que no podia llevar a su noticia sino con la funesta esperiencia de sus resultas. Para esto se valió su Providencia de un niño de catorce años. Este fué Manuel Brantes, hijo de un portugués, que saliendo al bosque inmediato a tornar un hacecillo de leña, se le apareció un personaje vestido de túnica talar de color violado, i con un semblante, aunque apacible, majestuoso le mando volver a la ciudad i que dijese habria luego un formidable terremoto. Cumplió la órden que se le intimo, i comenzaron unos a llamar al niño i otros a ir a su casa para examinarle. Disgustado de esto su padre trato a su hijo de misionero i le castigo con azotes; pero cuando el inocente niño sufria aquel castigo, comenzaron los vaivenes de la tierra (35), que duraron algunos minutos de tiempo Cayeron todos los edificios de la ciudad, que era la única poblacion que se habia libertado de la furia de los rebeldes en el distrito de ,aquel obispado. No quedó piedra sobre piedra en ella, sino es la capilla de Nuestra Señora de las Nieves en la Catedral; i lo que perdonó el terremoto lo arranco el mar que salió embravecido a las ocho i cuarto de la misma noche; pero tambien respetó la sagrada Imájen dé las Nieves. En su capilla llegaron las aguas hasta la altura de la peana, i en lo demos del templo subieron seis palmos mas (36). Al siguiente dio el reverendo obispo, vestido de penitencia i puesto a l respaldo de la espresada capilla, exhortó a ella a sus feligreses, i la ciudad hizo voto de sacar en precesion una imájen de Nuestro Señor Jesucristo todas las noches del 15 de marzo, i lo observaron relijiosamente hasta el año de 1751.

Se arruino toda la provincia de la Concepcion i bajaron a tierra todos los edificios de las estancias que no quemaron los rebeldes. En la capital hizo tambien mucho estrago. Cayeron muchos edificios, i uno de ellos fué la nueva Catedral, que quedó tan demolida, que se celebraban los divinos oficios en la capilla de la cárcel,

El gobernador tomo prudentes i acertadas providencias para la reedificación de las ciudades arruinadas i sus distritos, pelo con la desgracia de ser retardadas con la guerra; que no las dejaba correr con la rapidez que demandaban tan urjentes necesidades. Vamos a referir aquellas deplorables circunstancias.,