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Crónicas
Tomo II
Capítulo LIX. Desembarco de piratas en el puerto de Coquimbo.

El famoso pirata Eduardo David, infestó el mar del sur con diez embarcaciones inglesas i francesas. El virei del Perú, don Melchor de Navarra Rocafull, duque de la Palata hizo salir contra el la escuadra de bájeles guarda-costas, compuesta de siete buques. Cerca de Panamá se dieron las dos escuadras un reñido combate, i la nuestra logró vencerlos. Pero los capitanes españoles no supieron usar de la victoria, i volvieron inútil la espedicion. Los piratas se dividieron, i así dispersos, apresaron algunas embarcaciones del tráfico de Lima, saquearon ciudades, i cometieron atrocidades.

Dos de estas embarcaciones anclaron en el puerto de Valparaiso. El capitan don Pedro Recalde de Arrandolaza, natural de Guipúzcoa, casado en Chile con doña Inés de Fonseca i Silva le impidió el desembarco. Zarparon i entraron en el puerto de Papudo i tampoco lograron desembarcar, porque el capitan Recalde les hizo la misma resistencia que en Valparaiso, i el rei le premió este mérito con el empleo de alguacil de corte de la Audiencia de aquel reino. De allí se trasladaron al de Coquimbo, donde surjieron el 13 de setiembre de 1686. En aquella noche intentaron desembarcar doscientos cincuenta hombres para saquear la ciudad de la Serena. Su correjidor don Francisco de Aguirre les impidió el desembarco con sesenta soldados de milicias de caballería, dieziseis arcabuceros i un artillero que servia un pedrero de poco calibre. El 14 por 1a mañana lograron el desembarco, i entraron en la ciudad. Se fortificaron en el convento de los padres dominicanos, i desde allí hicieron frecuentes salidas que todas fueron valerosamente rechazadas. El 16 dejaron la ciudad i volvieron a tomar sus naves. Aguirre les persiguió hasta hacerles embarcar con precipitacion. A su salida pusieron fuego al convento que se logró estinguir, i solo dos celdas incendiaron. Este fue todo el daño que pudieron hacer, i nada avanzaron en aquella espedicion; luego que avistaron las dos embarcaciones internaron los coquimbenses sus alhajas i caudales, i se dispusieron a la defensa de su patria. Perdieron los piratas diez hombres, ocho de ellos perecieron en las surtidas, i los otros dos quedaron prisioneros. Aguirre les hizo curar de las heridas que recibieron, i cuando estuvieron sanos los envió a la ciudad de Santiago. Ni un hombre perdieron los coquimbenses que tambien saben pelear con enemigos europeos, i el caballero Aguirre supo acreditar mui bien que era verdadero, lejítimo descendiente del celebre adelantado don Francisco, i aunque hizo mas que Recalde, no tuvo otro premio que la incomparable satisfaccion de haber cumplido con los deberes de buen americano. La corte tomó resolucion sobre este hecho, dispuso por real cédula de 11 de junio de 1688 se le remitiesen planos de aquel puerto, i mandó ponerle en estado de defensa. Nada se hizo hasta hoi, ni podrá ser si no se erije en el gobierno militar aquella colonia.