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Crónicas
Tomo II
Capítulo LXXX. Tomo posesion del Obispado de Santiago de Chile el Ilustrísimo señor Doctor Don Juan de Sarricolea i Olea - Gobierno interino del Licenciado Don Francisco Sanchez de la Barreda i Vera.

Por ascenso del ilustrísimo señor doctor don Alfonso del Pozo i Silva al arzobispado de Charcas, fué prelado de la iglesia de Santiago de Chile el ilustrísimo señor doctor don Juan de Sarricolea i Olea, natural de la ciudad de Lima, colejial del real de San Martin (92), catedrático de nona i despues de prima de teolojía en la real univesidad de San Marcos i canónigo penitenciario de aquella santa iglesia metropolitana. Fué primer Obispo del Tucuman i de allí promovido a esta Catedral, de que tomó posesion en 1731, i por el de 1735 trasladado a la del Cuzco, donde murió (93).

Por fallecimiento del caballero Cano, i en virtud de las leyes 23 i 14, tít. 14, lib. 2.° de la Recopilacion de Indias, fué admitido al gobierno interino de Chile el licenciado don Francisco Sanchez de la Barreda i Vera, como oidor decano de aquella Audiencia. Luego que en 12 de noviembre de 17331 tomó posesion de él, dió el último expediente a la fundacion del hospicio de mujeres prostitutas, que estaba concluido desde 1728, i se comenzó a hacer uso de él en 1.° de enero de 1734.

Se presentó entre las puntas del Morrito í Morro Gonzalo, en el puerto de Valdivia, un navío holandés que montaba ochenta cañones, i anclado en la aguada del Inglés intentó desembarcar, mas no se le permitió. El gobernador de aquella plaza dió cuenta de su arribada al de Chile, con la noticia individual de la série de acontecimientos de su empresa, i este jefe 'pasó órden al comandante jeneral de la frontera don Manuel de Salamanca, para que con doscientos hombres de la tropa de su mando pasase a aquella plaza a las órdenes de su gobernador. Obedeció la órden Salamanca, ¡atravesando el pais araucano llegó al rio Caiten en la parcialidad de la Imperial Baja. Aquí recibió carta del gobernador de Valdivia, en que le noticia que el navío holandés habia dado vela i regresó a la frontera. Aquella embarcacion no hizo hostilidad alguna en las costas de Chile i se ignoraron sus designios; ni se le volvió a ver, aunque el gobernador le hizo buscar en dos buques del comercio armados en guerra que corrieron todas las costas de aquel reino i sus islas.

Pocos meses tuvo este jurisconsulto el gobierno, i continuó su mérito en el empleo de oidor de Cano hasta que falleció, dejando en aquel reino descendencia de bellas circunstancias, pero en el dio yace sepultada en la oscuridad de una penosa pobreza.