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Crónicas
Tomo II
Capítulo LXXXIII. Visita el Gobernador el pais meridional de su Gobernacion - Reedifica la ciudad de Valdivia - Establece otras poblaciones, i afianza la paz con los indios.

Una de las primeras atenciones de los gobernadores de Chile fué siempre la provincia de la Concepcion, i su frontera, i el caballero Manso no era capaz de olvidar esta parte principal de su gobernacion. Satisfechos los debares de sa empleo, i de su bondad en la capital, se trasladó a la ciudad de la Concepcion (1738). Hizo prolijo reconocimiento de las fortificaciones de la línea divisoria, i tanteados prácticamente los mas interesantes asuntos de aquel distrito, dirijió su celo a tomar oportunas providencias; tanto políticas como militares.

La plaza de Valdivia fue asolada de año anterior con un formidable terremoto de tres estremecimientos (24 de diciembre de 1737), tan seguidos, que casi fueron imperceptibles sus interrupciones, i de cerca de cuarto de hora de duracion, con tan violentas ondulaciones que las jentes no se podian mantener a pié firme, i en muchas partes se abrid la tierra. Arrancó los edificios i las obras de fortificacion, tanto interiores como esteriores de la plaza, i sus castillos. El gobernador de ella propuso su traslacion a la isla del Rei, o al castillo de Niebla, pero el caballero Manso, haciendo justicia a la antigüedad se persuadió de que el gran Pedro de Valdivia, su conquistador i fundador, supo establecerla en ubicacion conveniente, i desaprobado el pensamiento, le mandó levantar las murallas de los castillos que defienden el puerto, i un fuerte rebellin para defensa de la plaza, contra los ataques de enemigos domésticos que hasta hoi no conocen el uso de armas de fuego.

Concluida la visita del país meridional, concibió que uno de sus primeros cuidados debia ser la poblacion que comenzaron sus antecesores, i el rei tenia aprobada, i espresamente mandaba ejecutar por su real cédula de 3l de diciembre de 1695. Este último pensamiento fué seguido de una pronta ejecucion. Reedificó la plaza de Santa Juana, demolida por su antecesor don Gabriel de Cano, i la guarneció con la compañía de infantería que servia en la ciudad de San Bartolomé de Gamboa, i la puso al mando del teniente coronel don Antonio Narciso de Santa María, natural de la ciudad de Sevilla, i pasó a Chile de subteniente en el segundo batallon del rejimiento de Portugal. Reparó las ruinas de las del Nacimiento i Yumbel i. estableció en la isla de la Laja, cuatro leguas al norte del Biobio, la villa de Nuestra Señora de los Anjeles, dominada de una fortificacion. Erijió en villa la antigua poblacion de Copiapó con título de San Francisco de la Selva. Trasladó la del partido de Colchagua al norte del rio Tinguiririca, la dedicó a San Fernando, le nombró Ayuntamiento, i dió oportunas providencias para su aumento, i lo mismo hizo con la de San Agustin de Talca. Estableció las de San Felipe en el partido de Aconcagua, San José de Logrono en el de Melipilla, i en el de Rancagua la de Santa Cruz de Triana, i la de Nuestra Señora de Mercedes de Mansa sobre el rio Tutuben en el de Cauquenes, i tambien para éstas nombró sus primeros Ayuntamientos. De cuánta utilidad sean estas poblaciones fácilmente lo comprenderá, el que conoce la necesidad que ha i de civilizar los naturales rústicos de todo pais desierto.

Empleado en tan útiles cuidados no parezca que se olvidó este activo gobernador del pais ocupado por los indios independientes. Volvió a establecer la casa de conversion de Santa Juana; dió cumplimiento a las suaves i benignas leyes espedidas por la piedad de los reyes católicos a favor de los naturales, i que hasta entónces jamas se habian visto tan benignamente reducidos a práctica estos irrefragables monumentos que eternizan la justificacion i la piedad de los soberanos españoles hacia los miserables indios. Celebró con ellos el acostumbrado parlamento en el campo de Tapihue (8, 9 i 10 de diciembre 1738), sobre el rio de este nombre, que corre dos leguas al oriente de la plaza de Yumbel ¡concurrieron trescientos sesenta i ocho caciques, muchos capitanejos, i jeme principal que bajan al sebo de las bujerias con que se les obsequia. Se estableció en esta asamblea una tranquila paz, i acertó a mantenerlos en ella sin la menor alteracion. Negoció con ellos que prestasen espontáneamente i con toda libertad, i madura premeditacion su pleno consentimiento para la repoblacion de las arruinadas ciudades Imperial i Osorno, sobre que pasó informe a la corte, advirtiendo la conveniencia de estas poblaciones, tanto para abrir i mantener la comunicacion, interceptada por los indios de los establecimientos de Chile i Valdivia con la capital, como tambien para facilitar la reduccion i conversion al catolicismo de aquellos bárbaros que viven en las oscuridades de la ciega infidelidad, i de la apostasía apesar de la inmediacion i del trato frecuente con las colonias españolas.