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Crónicas
Tomo II
Capítulo XCVI. Entra en la sucesion de la Monarquía de España el señor Don Cárlos, tercero de este nombre, i se hace en Chile su proclamacion - Pasa el Gobernador a Virei de Lima - Regresa a España i fallece en Barcelona, su patria.

Don Cárlos de Borbon, tercero de este nombre, rei de España, hijo de Felipe V i de su segunda mujer, doña Isabel Farnesio, nació en Madrid el 20 de enero de 1716.

Aunque reinaba en Napoles, fué llamado a la corona de Castilla, i sucedió a su hermano don Fernando VI. Proclamado en Madrid en 11 de setiembre de 1759, gobernó la monarquía con variedad de sucesos por espacio de veintinueve años tres meses i dos dias, hasta el 13 de diciembre de 1788, en que falleció.

El excelentísimo señor don Manuel de Amat, siendo gobernador de Chile, hizo su proclamacion en la capital de aquel reino el 4 de noviembre de 1760, i las referimos en la del monarca que actualmente reina. Este acto fué seguido de muchos días de iluminacion, de fuegos artificiales, corridas de toros, de cañas i otras evoluciones: de comedias, de espléndidos convites, refrescos i saraos que en tales casos hacen los gobernadores, i concurre la nobleza de ámbos sexos en señal de rendir los debidos homenajes a la majestad.

Se hallaba la causa del maestre de campo don Salvador Cabrito en el estado que hemos referido, i los demas asuntos de aquel reino gozando de buen orden cuando la real piedad determinó servirse de la integridad, i del desinterés que el caballero Amat aparentó en el gobierno de Chile, i le trasladé al vireinato del Perú con grado de teniente jeneral, cuyos despachos recibió en setiembre de 1761, i en el mismo mes navegó para el puerto del Callao, dejando de gobernador interino al teniente coronel don Félix de Berroeta, que con destino al gobierno de la plaza dé Valdivia, acababa de arribar al de la Concepcion en la fragata de guerra la Hermiona montada por el desgraciado capitan don Juan de Sabaleta (107). Puesto en Lima perdió la integridad i desinterés; mucho puede el oro, i apénas habrá constancia que se le resista, i solo conservó la dureza de su corazon, i la inflexible terquedad que constituyeron el carácter que le distinguia de los demas hombres. Gobernó dieziseis años los reinos del Perú, i en ellos hizo cosas memorables, propias de la acrimonia de su jenio, i que le hicieron odioso en aquellos i estos reinos. Subió tanto de punto la autoridad de su brillante empleo, que no dudó afirmar seria el último virei de Lima, porque conocía que ningun hombre podia tener su audacia para establecer el poder que se arrobó. El reí le condecoró con la banda de San Jenaro, i la llave de jeutil hombre, i colmado de satisfacciones i lleno de doblones se retiró a España por el Cabo de Hornos (diciembre de 1776). Arribó al puerto de Cádiz en 1777, pero no se atrevió a entrar en aquella ciudad, receloso de algun injusto suceso por los excesos de su gobierno trascendentales a Cádiz, i desembarcó en Puerto Real. Al momento se puso en el coche, i marchó a la corte, donde despojado de la soberanía que se supo adquirir en Lima, conoció que las glorias con que la fortuna lisonjea a sus favorecidos es vanidad de vanidades i resolvió poner entredicho entre la vida i la muerte. Se presentó al monarca i alcanzó de su bondad la gracia de retirarse a descansar. Puso los negocios de su residencia i de las demandas puestas contra él en el supremo consejo a cargo de don José Garmendia con órden de responder a ellas i satisfacer en dinero o por sentencia o por composicion sin orientarle en asunto alguno para evitar sentimientos, i sin que le presentase cuenta instruida de gastos, haciéndole entender que nada mas queria saber que el total del dinero que se desembolsase despues de concluido todo el asunto. Uno de los menores perjuicios que causó en Lima se compuso en un millon de reales i por esta partida se puede tirar la cuenta que tuvo que desembolsar como amargos dejos de su terquedad; pero nada de esto podia darle cuidado a quien sacó del Perú i remitió a España mas de cien millones de reales. Elijió por destino a Barcelona, su patria, i en la edad octojenaria casó con una sobrina i tuvo la incomparable satisfaccion de morir rodeado de sus jentes i libre de los cuidados que lleva consigo el mando.