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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Anexos
Documento Nš 19 - CDHI, XXIII, 106- 109.

Oficio de José Miguel Carrera a la Junta Gubernativa sobre la organización de los cuerpos de caballería.

Excelentísimo señor: En la prolija alternativa de abandonar el primer cuerpo de caballería ligera, que ha costado tantos sacrificios a la patria, como desvelos a mi aplicación, o atentar el escandaloso paso de sustraerlo en un ápice de la más ciega subordinación al gobierno; he elegido como único a mis alcances el medio de sacrificar sencillamente a V.E. la naturaleza, estado y servicios compatibles de la Gran Guardia, cuyo pie de fuerza se ha servido pedir para destinarlo a subrogar el que hacía el Batallón de Granaderos. Es de caballería ligera por su erección, por la táctica que aprende, y por los reglamentos adoptados a su emplante, que ofrezco presentar a V.E. Si aún no está montado y si subroga con el fusil la tercerola si se ejercita a pie, todo es obra de una necesidad que no ha podido cubrir la premura y las circunstancias más complicadas; en propiedad aún no tienen cuarteles, ni vestuarios, y eso no les niega la cualidad de soldados. Debemos convenir, a pesar de las interpretaciones violentas, que la Guardia Nacional es un cuerpo de caballería ligera. Ella empezó a tener pie desde enero último; su primer recluta duró tres meses, es decir, comenzó su instrucción en abril, época justamente en que la desidencia de la Concepción, me arrancó de la capital, y también en que principió el invierno que ha pasado sin cuarteles, vestuario, ni proporción alguna, de que resultó necesariamente se enfermasen y desertaren casi todos los reclutas, de modo que la fuerza actual no cuenta cuatro meses de acuartelamiento, y menos de uno de instrucción metódica y constante, a que es debida una economía interior tan brillante, que puede desafiar al mejor regimiento de la Europa; pero esta es la cuna del soldado. La nomenclatura, conocimiento y manejo de su armamento, montaje y caballo de que aún está por surtirse, forman un soldado de caballería ligera, que ha de cuidar, conocer y usar por principios, una tercerola, dos pistolas, sable, montura y caballo: cada arma se compone de diversas piezas, y tiene distinto manejo, que es ciertamente tan nuevo en nuestro país, como peregrinos aún sus nombres a los labradores que forman la Guardia Nacional.

Vea V.E. el estado de este naciente cuerpo. Por el estado que ayer se pasó a V.E., resulta que de 438 plazas que es su efectiva fuerza, sólo quedan francos 140 hombres, inclusos reclutas, cadetes y trompetas; compárelo como lo estime más justo, examine la necesidad de sus ocupaciones, y puesto en el último pie de economía, decida si es compatible por su naturaleza, estado y fuerza con el servicio de la plaza, que sufrían los Granaderos. Yo espero con toda la resignación que me impone el amor a mi Patria, el respeto al alto rango de V.E. y la salud de Chile, que tomando en consideración tan poderosos como importantes motivos, resuelva antes la desnaturalización de este cuerpo o su agregación a la Infantería, para que alcance a llenar los objetos de su instituto, que una ocupación que lo hará eternamente inútil, degradará ante las naciones cultas el crédito militar del reino, y comprometerá mis sacrificios por lograr un cuerpo, que compitiendo con los celebrados de la Europa, fuese el primer modelo de su clase en la América, a que los he dirigido, y consagraré mi existencia.- Dios guarde V.E. muchos años.- Santiago y Octubre 3 de 1812.- Exmo. Señor José Miguel de Carrera.

Excelentísima Junta Gubernativa del Reino.