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Documento Nš 27 - CDHI, XXIII, 144-148

Oficio de José Miguel Carrera a la Junta de Gobierno sobre la sorpresa de Yerbas Buenas. 29 de Abril de1813.

Excelentísimo señor:

Todos saben que las principales armas de la impotencia de los tiranos, son la intriga, la perfidia, y la más negra alevosía. Por hoy tenemos una de las infinitas pruebas de esta verdad.

Cuando nos hallábamos con el parlamentario de Pareja, don Estanislao Varela llegaron sus avanzadas en número de 400 hombres, y empezaron a tirotear nuestras centinelas que estaban al otro lado del río Maule. En consecuencia de este atentado quise volverles la mano, y para ello dispuse que después de oraciones saliesen 200 Granaderos, 100 Nacionales y 300 milicianos de caballería a atacar su primera fuerza que estaba en las Yerbas Buenas. Llegaron al campo enemigo a las tres de la mañana sin ser sentidos hasta el quien vive de las centinelas. Contestó el Alférez Rencoret: la Patria y muera el Rey, con una descarga cerrada. Avanzaron los Granaderos mandados por el teniente retirado don Santiago Bueras, por el expresado Rencoret y por el americano don Enrique Eyrros que sirve de aventurero del ejército. También lo hizo el Capitán de la guardia don José María Benavente, y parte de los soldados que mandaba. El denuedo de la tropa fue imponderable. Hicieron huir al enemigo, le tomaron toda su artillería que se componía de siete piezas, le mataron 300 hombres y muchos oficiales. Según las señas y papeles que les sacaron de los bolsillos, se creen muertos el General de la segunda división don José Berganza, el Intendente Vergara, el Comandante de los Dragones, el mayor general y entre otros muchos algunos afirman que el General en Jefe.

¿Quién podría decir que el ejército enemigo estaba todo reunido? Constaba de dos mil hombres de fusil, y de cuatro mil de caballería. Los pocos soldados nuestros fueron suficientes para destrozarlos, tomarles el campo y llegar al extremo de que habiéndoles intimado rendición el Capitán Benavente, contestaron estar rendidos, y que no les hiciesen más fuego.

Los incomparables Granaderos llevaban la muerte por cualesquiera parte donde querían, burlaban al enemigo hasta el extremo de tomarlos por los cabellos, tirarlos al suelo, y allí acabarlos a bayonetazos.

Se dispersaron por el campo a matar y saquear piratas, y otros tiraban las piezas para retirarlas del peligro que esperaban cuando el enemigo conociese la poca fuerza que le atropellaba.

La muerte del tambor que imposibilitó el reunirlos, fue la causa de que no acabasen con todo el ejército del gran Pareja, en que sólo se oía el Muera el Rey, de los valientes defensores de nuestra patria, y el perdón y ayes de los aventureros.

Habían ya arrastrado a brazos los cañones casi hasta el punto de salvarlos, cuando despertando el enemigo cargó sobre los nuestros, haciendo fuego de fusil y cañón que les obligó a retirarse con los despojos y algunos fusiles. Un solo Granadero trajo cinco, y he dado la orden de que se le paguen a 16 pesos siendo completos, y a doce si no lo están.

Otros han sacado onzas de oro, relojes, sables, y vestuarios completos y hasta las botas les quitaron de los pies. Por esto conocerá V.E. lo sereno que ocupaban nuestros soldados el campo que acababan de ganar.

Quiero ser ingenuo para hacer a estos el honor que justamente se merecen, y para que esta lección sirva de ejemplo. Si no se divierten en el saqueo, y obran unidos ellos solos acaban con el ejército real, y ya estaría el nuestro en marcha para la Mocha sin el menor obstáculo. Sin embargo, espero que así suceda en el momento que reciba el refuerzo.

Viva V.E. seguro que no tenemos que envidiar el valor de las mejores tropas del mundo, y no olvide jamás el particular mérito que han contraído el capitán don José María Benavente, el Teniente Bueras, el Alférez don Manuel Rencoret y el americano don Enrique Eyrros.

No se han portado con menos bizarría el Teniente Coronel don Manuel Serrano, el Teniente don Juan Nicolás Carrera, y el Coronel del regimiento de Lautaro don Juan de Dios Puga que comandaba 300 milicianos.

Todos los oficiales, sargentos, cabos y soldados han hecho prodigios de valor. Cuando haya tomado mejores informes, y el nombre de otros oficiales que no tengo presente con las demás noticias necesarias, entonces mandaré un exacto detalle de todo.

Entre tanto, reciba V.E. 31 prisioneros y la gloria de saber que pondrán a cubierto de las tentativas de los tiranos.

Por último, y en consecuencia de todo, incluyo a V.E. el parte del comandante de la vanguardia don Luis Carrera, para que V.E. confirme el concepto de honor y gloria que debe tributarse en obsequio de los valientes defensores, y restauradores invictos de los imprescriptibles derechos de la patria.- Dios guarde a V.E. muchos años.- Cuartel general de Talca. Abril 29 de 1813.- Excelentísimo señor.- José Miguel Carrera.

Excelentísimo Superior Gobierno del Reino.