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Documento Nš 96 - CDHI, XXIII, 379-382.

Carta de Antonio José de Irisarri a Bernardo O'Higgins, comunicando sus temores por conspiraciones que puedan hacer fracasar los convenios firmados con Gaínza. 30 de Mayo de 1814.

Señor don Bernardo O'Higgins.

Santiago, 30 de Mayo de 1814.

Muy señor mío y amigo: La recomendación que V. me remitió para que me interesase por el secretario Noya, aún no ha podido tener efecto, porque este hombre ha querido precisamente unos empleos que no pueden proveerse en la actualidad. Tal es de Administrador o Director de esta Renta de Tabacos, que ya no puede sostener la mitad de los empleados que tiene; pues no hay una existencia de este artículo que sea bastante para el consumo de dos meses. Por otra parte, no tiene este pretendiente la menor paciencia para esperar el tiempo conveniente, y todo quiere que se haga en el momento como si ese asunto fuese el único que tiene el Gobierno. Yo le he ofrecido que será colocado, y lo mismo ha hecho el Supremo Director, pero él a cada instante pide su pasaporte, como para dar a entender que está aburrido.

Pasando a otra cosa. El interés que Ud. toma por las cosas de su patria no me permitirá jamás ser omiso en comunicarle todo aquello que contribuya a su bien, y en que puede estribar la felicidad sólida de esta madre común. Las capitulaciones que hemos celebrado con Gaínza al paso que pueden sernos muy útiles, están en mucho riesgo también de llevarnos al último extremo de desgracia.

Aquí hay algunos hombres, de aquellos que están de más en todas partes que no gustando de lo hecho, tratan de formar conspiraciones para sacar del medio de la anarquía la ventaja que les niega su mérito. Estos son los que esparcen ideas sediciosas, de descontento con el Gobierno y de afición a los tumultos populares, en donde sólo se dejan oír, las más veces, las voces del interés personal de una familia o de un individuo. Estos no tienen otro estudio que el de desacreditar las providencias del gobierno torciéndoles el sentido que debe dárseles, para prevenir los ánimos a la revolución. Así ha sucedido aquí con la orden del Supremo Director para que se trajese por los militares la cucarda española. Esta providencia utilísima, sin la cual no podían confiar los enemigos en nuestros tratados, y con la cual nos ponemos del todo a cubierto de las asechanzas de los sarracenos que hostigan a Gaínza infundiéndole temores de nuestra parte, es uno de los fundamentos en que cuatro revoltosos quieren sostener la rebelión. ¡Pobre Chile si ellos consiguiesen sus intentos! En un tiempo en que se necesita tanta prudencia el menor descuido es el origen de una desgracia irreparable.

Aquí estamos tratando de establecer un gobierno sin los vicios que han tenido todos los anteriores y aún el mismo presente. Hasta hoy los gobiernos han sido la obra del desenfreno militar, o de la sorpresa de una parte del pueblo. Ningún gobernante ha podido tener la satisfacción de decir con fundamento que tuvo la opinión general, porque esta jamás ha sido examinada. Hoy nos proponemos corregir estos abusos y dar una forma al sistema que merezca la aprobación de los hombres sensatos. Se trata de reunir un Congreso de Diputados elegidos a satisfacción de los pueblos, sin ninguno de aquellos embarazos que se han opuesto a la libertad anteriormente. Estos diputados nombrarán [a] los que deben ir a España en virtud de los tratados, harán las instrucciones y comprometerán de un modo legítimo a todo el Estado, para que jamás ningún partido o facción pueda sorprender al pueblo con recelos de que hubo falta de autoridad. Estos mismos diputados reglarán el gobierno interior que previenen los tratados con Gaínza y elegirán [a] los gobernantes que sean de la aceptación general y pondrá un muro a la sedición y a la intriga. Entonces habrá verdadera libertad, igualdad, orden y gobierno. Nosotros habremos tenido la gloria de dejar el mando en manos seguras y legítimas, poniendo la primera piedra al cimiento de la felicidad de Chile, y suspendiendo el curso de las pasadas desgracias.

Yo que he sido el autor de este proyecto, y que conozco el interés que Ud. tiene por la felicidad de Chile, deseo saber cuáles son sus sentimientos en este particular, los que siempre influirán en el afecto de este su apasionado amigo y S.S.Q.S.M.B. Antonio José de Irisarri.

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