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Documento Nš 97 - CDHI, XXIII, 383-386.

Carta de Juan Mackenna a Bernardo O'Higgins, relativa a los Carrera, la escarapela tricolor y otras materias. 18 de Junio de 1814.

Santiago, Junio 18 de 1814.

Señor don Bernardo O'Higgins.

Mi amado General: Acabo de recibir la apreciable de V. del 11 que con otra en inglés y una esquela que avisa de la venida de los Carreras son las únicas de V. que han llegado a mis manos desde mi salida del ejército. A la citada en inglés y a la que me dejó Mendiburu de parte de V. contesté en mi anterior, y lo sustancial de ella ahora repito a nuestro buen Pineda. Verdaderamente no sé qué concepto formar del tal Orjera; pero la opinión pública aquí y allá está contra él, que como he dicho más de una vez al Gobierno es suficiente motivo para removerlo. Lastra parece estar tan incomodado por un oficio de V. que iba ayer a juntar las corporaciones y a entregar el mando, pero se le disuadió hasta la reunión del Congreso que se va a convocar del modo más legal que admiten las circunstancias. A Lastra le acusan de poca actividad y poca energía mayormente en el asunto de los Carreras; pero en mi concepto su intención es recta y su deseo es de acertar: dice que a V. ha procurado dar gusto en todo cediéndole todas sus facultades por lo relativo a los asuntos de los oficiales. Yo vivo tan retirado como puedo, en nada me meto, ni aún en el mando de las armas para evitar órdenes encontradas y choques, con respecto a que Lastra e Irisarri también mandan en ellas por motivo de sus respectivos empleos. Hago sí lo puedo para mantener la tranquilidad pública, y a favor de los pobres penquistas víctimas de la causa. He hablado varias veces a favor de Noya, y me contesta el Gobierno y aún no le ha colocado por no haber vacante ninguna de los empleos superiores que solicita. Parece que tanto a los oficiales del ejército, como a los de la tercera división que entró ayer les disgusta mucho la mudanza de la marca tricolor que los Carreras pusieron a sus esclavos. Como yo siempre la miré como tal y como el mayor de los absurdos jamás me la he puesto. V. bien sabe que la mudanza de un pabellón sólo la puede hacer la soberanía del pueblo representada en su Congreso; que la declaración de independencia la debe presidir; y que sea reconocido por las naciones neutrales. Sin estos requisitos un buque chileno con semejante por pabellón, sería legítima presa de todo barco.

Sé que en Valparaíso el tal pabellón fue la mofa de los ingleses y angloamericanos por los expresados motivos. El medio que V. ha adoptado en el ejército de las gorras me ha parecido excelente para no chocar de frente la opinión de la tropa si es que la tienen. Tengo entendido que aunque los porteños han mudado la escarapela han dejado la bandera española. Sea que los enemigos obren de buena o mala fe, no debemos dales el menor pretexto para quebrantar los tratados con eso, si se renueva la guerra se mejora nuestra causa, y se manifestará al mundo entero la iniquidad de nuestros enemigos.

La tesorería está sumamente exhausta y la entrada muy corta. Se ha nombrado una comisión para tratar de arbitrios para juntar dinero; sobre cuyo punto no dejo de clamar como también sobre el de hacer salitre. Se han acertado las granadas pero salen muy caras.

Los Carreras después de su peregrinación por San Fernando y más allá, informados sin duda de las precauciones de V. regresaron a la hacienda del Monte, por cuyas inmediaciones andan como salteadores; pero las partidas despachadas para su aprehensión no pueden dar con ellos. El viejo está arrestado en su casa, se le han pillado documentos que justifican el plan acordado con sus hijos de destruir la Junta, desarmar [a] los patriotas, reponer el antiguo Gobierno, y colocarse de Presidente. Se ha nombrado una comisión para formar su causa de la cual resultará un catálogo de crímenes inauditos en un pueblo civilizado. Siento mucho la demora de su venida que veo es justa. Adiós mi querido General, disponga V. del fino afecto de éste su apasionado amigo y paisano.- Juan Mackenna.

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