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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo XLI. El Gobernador sale de La Imperial para Concepcion i entra en Cañete - Batalla de Quiapo - Poblacion de Arauco.

Luego que el Gobernador vió la acelerada marcha del jeneral araucano comprendió su idea, i como tambien deseaba pasar a la Concepcion, para fomentar su poblacion i poner órden en ella, salió luego a unirse con Reinoso, i hacerle inútiles sus designios. Llegó a la de Cañete, i en ella halló la noticia de haber levantado Caupolican un fortin en Quiapo circuido de buen rebellin i competente foso para resguardo de las tropas que meditaba juntar para batir este establecimiento, i aprovechó los instantes para desalojar a los araucanos de tan ventajosa situacion. Salió con 200 soldados de caballería a la empresa, i a media legua del fortin puso el campamento para reconocer la fortificacion, i sus avenidas. Su recinto era mili espacioso, cubierto por un costado de una espera i pantanosa montaña del todo impenetrable, ¡guarnecido de 14 mil hombres. Se sorprendieron los españoles de ver una fortificacion tan bien dispuesta como las nuestras. Conoció don García la suspension de sus soldados, i fué a reconocerla; por sí mismo.

Le pareció peligroso atacarlos en él, i con frecuentes escaramuzas les provocaba, a pelear en campana para valerse de los caballos; pero todo fué en vano, i no salieron de su fortificacion. Vió que todo ardid era inútil, i tomó el arbitrio de batirlos con la artillería: pero como el rebellin era de maderos altos i corpulentos, i la artillería de calibre menor, no hizo efecto alguno, i resolvió entónces atacarlos. Dispuso que asaltase por el frente el maestre de campo, que a la sazon lo era Alonso de Reinoso, por regreso al Perú de don Juan Remon, el capitan Gonzalo Fernandez por un costado, i cl mismo Gobernador por el otro. Ya lo deseaban aquellos animosos españoles, i embistieron con bizarría, pero fueron valerosamente rechazados de los araucanos en diferentes ocasiones que acometieron.

Esta resistencia infundió mas valor en los sitiados, i concibiendo pusilanimidad en los españoles, comenzaron a hacer salidas contra ellos. En tuna de éstas los rechazó el Gobernador con 20 soldados montados, i se empeñó tanto en el combate, que haciéndoles volver la espalda los persiguió hasta su mismo fortin. Se desmontó con presteza, i entró sobre ellos. Al entrar se le rompió la lanza, i puso enano a la espada, i con ella heria a los que le hacían oposicion. Reinoso le conoció por las armas, i viéndole rodeado de bárbaros, dió voces llamando a los capitanes i soldados, diciéndoles el peligro en que se hallaba el Gobernador. Entraron los 200 españoles i se trabó una cruel batalla, en la que no tuvo parte la arma de fuego (diciembre 13 de 1558). Cuatro horas duró este sangriento combate, i al fin de ellas huyeron los araucanos, i abandonaron el fortin (diciembre 13 de 1558). Persiguieron los españoles a los fujitivos, i quitaron la vida a mas de 2,000 hombres. Aquí se hallaron cinco piezas de artillería de bronce i algunos arcabuces, de los que Lautaro ganó a Francisco de Villagra en la cuesta cíe su nombre. Se tomaron muchos víveres, que Rabia acopiado Caupolican para la subsistencia de su ejército, i no pocas prisioneros con quienes se repitió la crueldad de despojarles de la vida (diciembre 18 de 1558) (119).

Reinoso volvió a la ciudad de Cañete, i el Gobernador marchó al estado de Arauco (diciembre 18 de 1558), i pobló la antigua plaza de este nombre. Cuando vió esta poblacion en estado de defensa, dejándola bien guarnecida, salió para la Concepcion donde fué recibido con jeneral aclamacion (enero de 1559). De allí se trasladó a la de Santiago, donde estuvo pocos dias, i volvió a la Concepcion con el licenciado Santillana para que pusiese órden en el repartimiento de los indios de paz, empadronarlos i hacer su visita (120).

Declaró vacante las encomiendas de indios del distrito de aquella ciudad, en castigo de la lijereza o debilidad que suponia en su repetida despoblacion. Aquellos españoles que ganaron este premio a costa de su. sangre i que se contemplaban acreedores a mayor recompensa, lamentaban i se quejaban de este violento despojo; pero sin apelacion. No les valió no haber tenido mas parte que su pronta obediencia a Francisco de Villagra i a digan de Alvarado que la dispusieron i mandaron. Se llevó a efecto el despojo, i por rescripto del virrei su padre, dado en Lima a 9 de enero de 1557, concediéndole facultad de encomendar indios, los repartió a Miguel de Velasco, Cristobal de la Cueva, Gaspar de Villarroel, Pedro de Pantoja, Pedro Aguayo, Pedro Mariño de Lobera, i a otros. Aquí debemos mirar i admirar desde qué tiempo viene el despotismo de los gobernadores de Chile, que va refinando cada, dia mas. Las cabezas tienen hoi alguna seguridad en los hombres, es verdad, pero la quietud, los intereses i la honra gozan poca seguridad. Poniéndose de por medio un poquillo de la, negra venganza, o haciéndose pinto de autoridad el negocio, entra la persecucion, i ésta se lleva honra, mérito, hacienda i sosiego, sin mas arbitrio que sufrir con paciencia todo el tiempo que dure el gobierno, i si se huye le sigue al súbdito la misma desgracia hasta las aras del sagrado, porque con el dinero i el favor hacen valer su injusticia, i vuelven ilusorias las mas calificadas justificaciones que se le oponen. Desengañémonos, que el recurso aunque sea personal, es remedio inútil, porque los amigos que en la Corte les adquirió el dinero, todo lo saben frustrar.