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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo XLIX. Gobierno Interino de Pedro de Villagra - Asedio de la plaza de Arauco i de la ciudad de La Concepción.

Cuando falleció el mariscal Francisco de Villagra, se hallaba su hermano Pedro de Villagra en la espedicion de la isla de Mocha, i a su arribo al puerto i ciudad de la Concepcion, fué recibido entre pésames i aclamaciones. Era natural el sentimiento por la muerte de su hermano, su amigo, su compañero i su favorecedor, que debia preponderar al honor que de ella le recrecia, i mas viniéndole éste de la eleccion del finado. En virtud de ésta, tomó las riendas del gobierno en mui críticas circunstancias, porque las fuerzas de los españoles estaban mui debilitadas i las de los araucanos se aumentaban diariamente.

Luego que Antuhuenu tuvo noticia del fallecimiento del Gobernador, i persuadido de que éste solo pudiera haberle detenido sus progresos, se propuso destruir todos los establecimientos de los españoles. Para llevar adelante su arrogante pensamiento, juntó el mayor número de jente que pudo, i con ella sitió la plaza de Arauco, que era el principal objeto de sus ideas. Para impedir su socorro, hizo marchar a Antunecul con 2,000 hombres, a asediar la ciudad de la Concepcion. El Gobernador tomó todas las providencias necesarias para una vigorosa resistencia, i el capitan Lorenzo Bernal las mas convenientes i acertadas medidas para la defensa de aquella. Bien fué menester prepararse así, porque era numerosa la multitud de bárbaros, i estaban firmemente persuadidos de que muerto el mariscal Villagra, ya no quedaba quien pudiese impedirles la victoria.

Estrechó Antuhuenu el asedio de Arauco, i eran frecuentes i feroces los ataques con que incomodaban a los sitiados, pero nada pudo avanzar, porque bien servida la artillería, fueron siempre rechazados con escarmiento. Viendo el araucano, que de este modo siempre salia perdiendo, i persuadiéndose que Bernal defendia la plaza, tuvo la arrogancia de desafiarle a batalla singular por quitarle la vida, i de este modo facilitar la rendicion de aquel establecimiento. Admitió Bernal, i salió a reñir con armas iguales, a una pradera inmediata a las murallas de la plaza i de las trincheras araucanas. Combatieron animosamente cerca de tres horas sin vencerse, ni aun herirse, i agradados los espectadores de la bizarría de ámbos lidiadores, les separaron.

El Gobernador se hacia cargo de las estrecheces de aquella plaza. Dispuso dos veces socorrerla por mar; pero Antuhuenu, tomó tan cabales disposiciones para evitar el desembarque, que le hizo perder a Bernal las esperanzas de ser socorrido. En este apretado lance tomó Bernal la peligrosa resolucion de abandonar la plaza. Se trasladó a los Infantes con toda la guarnicion, mujeres i niños, trasmontando los cerros de Nahuelbuta por el camino de Lonconahuel, i de este modo evitó el riesgo de perecer a los rigores del hambre. Antuhuenu no le persiguió, contento con la destruccion de la plaza, que fué todo el fin de la espedicion. Quemó los edificios i demolió las obras de fortificacion, i logró ver evacuados los estados de Arauco i Tucapel.

Volvamos al Gobernador, que tambien tuvo mucho que Hacer. Antunecul se arrimó a la Concepcion con los 2,000 hombres que dijimos i puso su campamento en Lebquetal, tres leguas al sur de ella. Salió el Gobernador con 60 soldados de caballería, dejando guarnecida la ciudad i puesta a cubierto lo mejor que se pudo, con ánimo de atacarle en sus trincheras, como efectivamente lo hizo desde el momento que llegó. Se defendió Antunecul todo cuanto cabe en los grandes espacios de un desmedido valor, i con la noche suspendió Villagra aquel tenaz combate, que volvió a repetir luego que se dejó ver la luz del siguiente dia, i duro por todo él. Perdió el araucano mas de 100 Hombres, pero no por eso decayó un punto su bizarría. Aquella noche dejó al Gobernador en su campamento, i él levantó el suyo, i se arrimó a la ciudad, pero no advirtió atacarla luego que llegó. Si entra en ella sin duda la había tomado, porque no lo esperaban, i le suponian atacado por el Gobernador. Este jefe se sorprendió por la mañana cuando reconoció que la huella se dirijia a la ciudad. Le pareció que ya llegaria tarde, i con acelerada marcha se puso sobre el ejército araucano, i por entre sus filas se abrió paso con la espada, i entró sin perder un hombre. Dos meses duró este asedio, sin que pasase un dia que no lo hiciese Antunecul memorable con alguna funcion. En uno de ellos, avanzó por el cerro de la Hermita, i saqueó la casa de Pedro Perez Valdivia, que distaba de la plaza mayor 450 varas castellanas. Destacó el Gobernador a Nuño Hernandez Salomon con una partida de caballería para que impidiese las hostilidades. Combatió con los bárbaros, herido Hernandez gravemente, cayó del caballo pero Francisco Celada i otros soldados le socorrieron tan a tiempo que pudo volver a montar, i seguir el choque. Incendiaron los araucanos las chácras inmediatas, i se retiraron a su campamento. Con este tezon mantuvo Antunecul el asedio, hasta que le avisó Antuhuenu el abandono de la plaza de Arauco i retirada de Bernal, con cuya noticia levantó el sitio, i pasó a unirse con su jeneral, que le aguardaba en las llanuras de Laraquete.