ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo LXIX. Levanta el Gobernador varias fortificaciones, i regresa a la ciudad de La Concepcion - Hechos de armas de los araucanos - Asedio de la plaza de Arauco.

Reedificada la plaza de Arauco i puesta a las órdenes del maestre de campo, movió el Gobernador su ejército hácia las vegas de Talcamávida, i en una escaramuza hizo prisionero al mestizo Jerónimo Hernandez que se habia pasado a los indios, i sufrió pena capital. De allí se trasladó a Angol, i unido con el licenciado Azoca, marchó a la parcialidad de Catirai i campó en Taboleu, donde le atacó Cayancura. con un trozo de 7 mil indios, que fueron rechazados con pérdida de mas de 500, despues de un obstinado combate que duró mas de 12 horas. En el confluente del rio de este nombre con el Biobio, sobre la ribera occidental, levantó el fuerte de la Trinidad, el del Espíritu Santo en Catirai, i el de San Jerónimo, cerca de los montes de Nahuelbuta, al norte del cerro Casamávida, comun abrigo de los indios. Concluidos éstos, repasó el Biobio, i edificó el de Yumbel, con el nombre de San Felipe de Austria, situado a la parte oriental del fortin de la Trinidad, en la isla de la Laja, con el Biobio por medio, i otro fuerte sobre la union del rio Guaque con el mismo Biobio, dedicado al santo árbol de la Cruz. Todas estas plazas estaban en situaciones proporcionadas a socorrerse, i mandó hacer dos barcas para mantener la comunicacion con los de Yumbel i Santa Cruz, ubicadas a la parte oriental del Biobio. Para la correspondencia de la plaza de Arauco con la Concepcion levantó otra fortificacion en Marihuenu. I porque ya era entrado el invierno, regresó a ésta dejando bien guarnecidos los referidos establecimientos, i con buenos oficiales para su defensa (1586).

Tomó el Gobernador con empeñoso ardor la sujecion de aquellos bárbaros, i luego que llegó hizo salir al sarjento mayor para la de Santiago con destino de hacer leba de jente para la siguiente primavera. Los caudillos araucanos tampoco se descuidaban en hacer reclutas. Pilquetehua procuró juntar la que pudo, i dispuso que Tacuchima cayese repentinamente sobre las dos embarcaciones del Biobio, que mantenian la comunicacion de las plazas que se acababan de levantar, i que al mismo tiempo el capitan Millalemu hostilizase la plaza de Puren.

Diferentes suertes tuvieron estos dos caudillos i sus empresas. El 'primero salió bien de la suya, que tomó las dos barcas i las redujo a cenizas, con muerte de dos hombres de los que estaban destinados a su servicio i cuidado. Millalemu regresó desbaratado. Se embarcó cerca de la plaza, salió de ella una partida de caballería a las órdenes del capitan plaza de Hernandez, con destino de hacer forraje. Quiso Millalemu aprovechar la ocasion de sorprenderla, i al mismo tiempo avanzar hacia la plaza. No logró el lance porque Hernandez con toda dilijencia se retiró a ella, i aunque la asaltó con teson i atrevido arrojo, fué rechazado con pérdida de mucha jente, i la de 100 indios de los que se distinguian en fiereza i valor, que fueron elejidos i destinados al primer ataque (1586).

No escarmentó Pilquetehua con el mal suceso de Millalemu, i repitió la ejecucion de esta idea bajo la conducta del capitan Nancunahuel. Puesto este caudillo sobre la plaza, en los montes inmediatos a ella, hizo la misma operacion de emboscarse. Salió el mismo capitan Hernandez, como lo practicaba diariamente, a batir la campaña. Se le separaron algunos soldados, i echando pié a tierra mui descuidados para que pastasen sus caballos, fueron allí mismo sorprendidos. Hicieron la mas valerosa resistencia. Murieron algunos de ellos i se libertaron otros. Estos orientaron a su capitan de la desgracia de aquellos, i al momento fué Hernandez sobre los araucanos. Se trabó una reñida i sangrienta escaramuza. Fatigados ya los caballos, iban los españoles en decadencia, pero tuvieron la felicidad de que el soldado Olavarría disparase su mosquete i diese la bala el golpe contra Nancunahuel, que allí mismo cayó i murió pocos dias despues.

Viéndole en tierra los suyos, ocurrieron a favorecerle, i Hernandez aprovechó este momento para retirarse a la plaza sin que le persiguiesen. No le estuvo bien a Hernandez esta salida; perdió en ella 30 hombres con igual número de caballos. Toda la partida hubiera pagado la inconsideracion de los que se separaron, si no faltara el caudillo a los araucanos, que en semejantes casos abandonan las empresas i dejan de ir de la mano la victoria. Así lo practicaron en esta ocasion, i no se dejaron ver por aquellas inmediaciones en todo el invierno.

El famoso Cayancura, que talvez se supondria arredrado con las derrotas que sufrió en Arauco i Catirai, luego que vió regresar al Gobernador a la ciudad de la Concepcion, tomó todos los caminos de Arauco, i le cortó la comunicacion con la frontera. Hecha esta operacion, tomó 6 mil hombres, i se arrimó con ellos a la plaza. Hizo un buen vallado para alojar su ejército, i le puso un apretado asedio. El maestre de campo que se vió asediado, hizo los preparativos para una vigorosa defensa. Velaba sobre los rebellines de la plaza, i con frecuentes surtidas incomodaba a Cayancura. Pero viendo que escaseaban los víveres i que su socorro era imposible hasta la primavera, i que el arbitrio de rendirse era inútil con un enemigo que no da cuartel, resolvió atacar a Cayancura en sus mismas líneas. En prosecucion de su idea, salió con 44 soldados de caballería mandados por el capitan Pedro Gutierrez de Miez contra los 6 mil bárbaros de Cayancura. Puso esfuerzo i osadía en sus españoles con una breve pero elocuente oracion, i encendidos aquellos hombres con un sosegado furor, forzaron las trincheras enemigas. Conoció el araucano que aquella no era de las ordinarias surtidas, i lleno de furor mandó tocar sus cornetos para unir toda su jente. Cercó por todas partes al maestre de campo; pero este jefe, formada su pequeña partida en un impenetrable peloton, peleaba con presencia de ánimo i valor reposado. No fatigaba los caballos ni cansaba la jente hiriendo al comun. Con pequeñas guerrillas enviaba la muerte con eleccion, i no mataban mas que a los capitanes, i a los que se distinguian por valientes. Tres horas duró esta desigual batalla. En ella solo herian los españoles, i solo morian los araucanos. Conoció la multitud esta desigualdad i echó a huir precipitadamente. Aquí entró el desórden de los enemigos, i con él un horroroso estrago. Comenzaron entónces los españoles a dar el golpe donde su brazo encontraba objeto, i deshicieron en pocas horas aquella bandada de bárbaros. Quedó el campo sembrado de cadáveres sin pérdida alguna de los españoles (144).