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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo LXXII. Llega a Chile un socorro del Perú - Sorprenden los indios el Fuerte de Huadaba.

Al mismo tiempo que el maestre de campo talaba las tierras de Puren, Angol i Catirai, llevaba el Gobernador todo su furor a las de Tolten i Villarrica. No perdonaba edad que pudiese tomar las armas, indignado de la obstinacion con que se negaron a entrar por los suaves partidos de paz que les ofrecia. En una de sus correrlas, hizo prisionero a Hueputaun, uno de los principales jefes de aquellas parcialidades, i le hizo sufrir un vergonzoso suplicio. Mucho les arredró la perdida de su caudillo, i comenzaron a rendirse a la obediencia del rei. Los de Puren i montes de Nahuelbuta frustraban todas sus ideas. Por medio de sus emisarios, trataron de unirse con ellos, i les ofrecieron libertar su país de los fortines que levantó el Gobernador sobre las riberas de Tolten i vecindades de Villarrica. Todo estaba ya a punto de salir a la espedicion bajo la conducta del capitan Huechunturen i de su hermana Yanequen, viuda de Hueputaun, que deseaba vengar la muerte que sufrió su marido, pero suspendieron su ejecucion con la noticia de haber llegado al puerto de la Concepcion un socorro de tropa, dinero i ropa que envió el virrei del Perú don Fernando de Torres i Portugal Conde de Villar-Donpardo (1587.)

Este refuerzo arredró a los araucanos, porque les llegó abultada su noticia, i dió ánimo a los españoles. Salió el Gobernador en demanda de Huechunturen, talando las tierras de guerra, destruyendo todo, i haciendo en los indios horrorosos castigos, que lejos de escarmentarles, los exasperaban mas. Huechunturen hacia tambien de su parte lo que podia. Se propuso la idea de no presentarle batalla, i hacerle la guerra por sorpresa. No pasaba el Gobernador por bosques o desfiladeros, sin que tuviese que vencer las dificultades de una guerrilla, i en ellas le hizo Huechunturen muchas presas en el equipaje i remonta, i perdida la esperanza de vencerle, volvió sobre Angol. I para asegurar mas el fuerte de Huadaba, que servia de freno a los montañeses de Puren i Nahuelbuta, dispuso aumentar sus fortificaciones, i dejó de comandante de él a Cristóbal de Arana, capitan.

Guarnecidas las plazas, fortines¡ demas establecimientos, i sostenido de las contínuas correrías con que el maestre de campo incomodaba las parcialidades de guerra, se retiró el Gobernador a la ciudad de la Concepcion, con designio de trasladarse a la capital en solicitud de tropa i otros útiles para la guerra, i lo verificó en el inmediato setiembre (1587). No le dejó Huechunturen descansar sin sobresalto. Entrado el invierno, movió su ejercito contra Huadaba. Con anticipacion llegó a noticia del capitan Arana, i tuvo demasiado tiempo de ponerse en tal estado de defensa, que fué imposible a los araucanos tomarle la plaza; pero quiso todavia mas. Dispuso salirles al encuentro con una partida de caballería, i se batieron casi a vista del fuerte. En los primeros choques, murió Arana, i perecieron Juan Rubio i Pedro Calderon, i los demas se libertaron, porque huyeron con oportunidad i lograron ponerso debajo del cañon de la plaza. No siguió la victoria el araucano, i complacido con la buena suerte que tuvo, se retiró a solemnizarla con sus acostumbradas embriagueces i bailes tan rústicos como lascivos.

Mucho sintió el Gobernador la desgraciada muerte de Arana, i para castigar a los agresores, no aguardó tiempo oportuno, i en lo mas ríjido del invierno, hizo salir a su hermano con un cuerpo de caballería. Pasó el Biobio por Talcamávida, i entrando por Millapoa i Tanoleu, tomó el camino de Catirai, destruyendo cuanto encontraba. Padeció indecibles trabajos, que solo un corazon invencible i de órden superior, como el suyo, pudo haber sufrido. Muchos barriales i barrancos difíciles de pasar, los rios fuera de sus márjenes, los arroyuelos hechos rios, las lluvias contínuas i demasiado abundantes, los frios intensísimos, i todo junto contribuyó a hacer mas penosa la espedicion. Venciendo estas dificultades, llegó el coronel don Luis a los montes de Nahuelbuta, donde se habia refujiado Huechunturen. Le acometió en su mismo atrincheramiento, i vencido el fuerte rebellin de que estaba circuido, se dió principio a una sangrienta i carnicera funcion a golpe de mano. El puñal era allí el que mas libremente se podia usar. Estuvo indecisa la victoria, mas al fin se declaró por los españoles, i huyeron los araucanos. No les dejó de la mano el coronel don Luis, i les dió alcance. Se repitió la batalla hasta que se logró terminarla con la muerte del intrépido Huechuturen.

De Puren se trasladó don Luis a los montes de Villarrica Atacó a Huechuturen, i despues de un sangriento combate, tuvo la suerte de hacer prisionero a este caudillo. Bajó con él al valle, i por libertar la vida, ofreció poner de paz toda su tierra. Aprovechó este jefe la ocasion i su victoria. Determinó pasar lo que quedaba de invierno en aquellos valles, i movió su escuadron al de Mulchen para facilitar las negociaciones que prometió su prisionero, i que cumplió honradamente. Con esto, aunque quedaron de guerra algunas partidas de la insigne Yanequeu i los montañeses de Puren i Nahuelbuta con los de Tucapel i Arauco, respiraron la Villarrica i fortines de Tolten, que estaban sin comunicacion i manteniéndose a punta de espada.

Poco tiempo duró aquella bonanza. Llegó Huechuturen a hablar de ajustes de paz con el pérfido Cadepinque, i como a este le acusaba el delito de la traicion que hizo al maestre de campo, i debía suponer que este jefe no lo podía olvidar por la falta del ojo que perdió en ella, rehusó entrar por partido. Se resintió Huechuturen, i le movió guerra. Puestos los ejércitos en disposicion de pelear, se desafiaron los dos caudillos, i libraron la decision en una singular batalla. Venció Cadipinque con muerte de su contrario, i se volvió a encender la guerra lo mismo que ántes estaba.