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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo LXXV. El rei presenta para la Iglesia de La Imperial al señor Don Agustin de Cisneros - Gobierno del Capitan Martin Garcia Oñez de Loyola.

Promovido el primer Obispo de la Imperial a la Iglesia de Quito, presentó el rei al licenciado don Agustin de Cisneros, dean de la misma Iglesia. En virtud de la real presentacion, tomó a su cargo el gobierno del Obispado en el año de 1592. Por sus bellas cualidades personales, por su sabiduria i por sus virtudes, fué mui aplaudida la eleccion, i sirvió de consuelo a aquella feligresia que lloraba con lágrimas del corazon al primer prelado que tuvo. En el siguiente año se disponia para viajar a la ciudad de Santiago a consagrarse, i le asaltó una mortal enfermedad que le condujo al sepulcro, casi al mismo tiempo que falleció el Obispo a quien buscaba para su consagracion. Descansan sus cenizas en el arruinado templo de la desolada ciudad de la Concepcion, a donde las condujo de la arruinada Imperial la reverente piedad del Gobernador don Francisco Lazo de la Vega.

El capitan Martin García Oñez de Loyola, que tuvo el honor de ser pariente mui cercano de San Ignacio de Loyola, caballero de la órden de Calatraba, natural de la, provincia de Guipuzcoa, i tan distinguido por su nobleza i claros talentos, como aplaudido por su valor i prudencia, que en el Perú hicieron célebre su memoria; era circunspecto i de madura reflexion, nada fácil para creer, i por eso difícil de ser engañado; desinteresado, i de consiguiente amante de la justicia; celoso del real servicio, i de la pública utilidad; de invencible constancia, inseparable compañera del animoso espíritu, tan liberal como benigno i. piadoso; i para decirlo de una vez, se le conocía que profesaba la relijion católica; era devoto i de ejemplar vida, i como la nobleza i el catolicismo abominan la negra desapiadada venganza, estaba mui distante de su noble i cristiano corazon ese espíritu tan grosero, i por lo mismo era excelente para caballero particular, i excelentísimo para gobernar. Hizo en el Perú señalados servicios. Libertó al virrei don Francisco de Toledo del cuidado que le causaba la conducta del Inca Tupac-Sairi, que desde los Andes solicitaba recuperar el imperio de sus abuelos. Sacó de los montes a este príncipe con mucha parte de su descendencia i les mandó quitar la vida el desapiadado virrei. Si esta degollacion fué injusta, al piadoso católico Monarca correspondió su decision, i a nosotros resolver que al caballero Oñez de Loyola le fué lícito obedecer a su lejítimo superior, sin tomarse la libertad de poner en duda su autoridad, ni pasar a cuestionar sobre lo lícito o ilícito de sus órdenes. I si acaso (como es frecuente en aquellos remotos destinos, en que tiene tanta parte la inicua adulacion a los virreyes i gobernadores, i que no hai honras ni vidas que estén seguras de no ser sacrificadas en sus impías i malignas aras), si acaso, pues, hubo algun exceso, el caballero don Martin, Dios que (digámoslo así) se precia de ser vengador de la inocencia, aun en este mundo le proporcionará un visible castigo de su delito. Sea lo que fuere de este negocio, que cada uno discurrirá sobre él como le pareciere, el virrei le premió aquel servicio dándole por esposa a la espresada señora, doña Beatriz Clara, e informo al Rei recomendando su distinguido mérito, i don Felipe II tuvo a bien premiarle con el gobierno de Chile, por real despacho dado en San Lorenzo a 10 de setiembre de 1591.

Presentada la real patente en el ayuntamiento de la capital, fué recibido con jeneral aplauso. Permaneció en ella 5 meses acreditando el buen concepto que se tenia de su conducta con la prudencia i suavidad con que tomaba las mas serias i conducentes providencias para establecer el buen gobierno i que fuese feliz. Nombro para corregidor de la capital i su distrito al capitan Jerónimo de Benavides (1593). I porque se recelaba de inobservancia de las equitativas leyes municipales espedidas a favor de los indios de encomiendas, nombró administradores de los pueblos de estos naturales, para que cuidasen de que no fuesen agraviados, pero con dependencia de los correjidores. Si en esto habia exceso, como me lo persuado i se deja entender de las reiteradas providencias que se adoptaban para remediar este abuso, estoi persuadido que la curacion arbitrada por el Gobernador seria peor que la enfermedad. La esperiencia nos hace conocer que esta especie de remedio no es otra cosa que aumentar otro señor a quien cortejar i contentar.

Sostuvo al licenciado Luis Merlo de la Fuente en la visita jeneral de su gobernacion, que le comisionó el virrei don García Hurtado de Mendoza, i que este ministro hizo pacíficamente, i desempeño a satisfaccion del Estado, del público i sin agravio del particular, lo que no es fácil conseguir en la América, donde rara ha sido la visita que no fué ruidosa.