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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo LXXXII. Gobierno interino de Don Francisco de Quiñores - Gana una batalla a Paillamacu.

Los sobresalientes talentos i acertada conducta del licenciado Pedro de Vizcarra, que la fama habia hecho públicos en el Perú i dieron mérito a que el virrei le confiase el gobierno de Chile, no fueron bastantes a tranquilizar a S. E., en los cuidados que le puso la sublevacion de los araucanos, de que le dió noticia el ayuntamiento de la capital. Recelo el virrei que el estudio de las letras pudiera haber alejado a Vizcarra de la profesion de las armas, como si en ésta estuviera vinculada la fortaleza i en aquella hubiera jurado domicilio la pusilaminidad, o como si fuera imposible o quimérico un letrado militar. Poco satisfecho S. E. de la ciencia militar de este jurisconsulto, i considerándole tambien, por su edad septuajenaria, sin robustez para sufrir las duras penalidades de la campaña, i sin aquella fortaleza de ánimo, que piden los lances de la guerra; i deseoso al mismo tiempo de ocurrir a la inundacion de males en que suponia anegado a Chile, envió de Gobernador a don Francisco de Quiñones, natural del reino de Leon. Este caballero, que en aquella sazon servia el empleo de alcalde ordinario de la ciudad de Lima, era de prontas, valientes i ásperas resoluciones. I acaso este carácter fué el principal motivo que influyo en la eleccion que de él hizo S. E. para este encargo, conceptuando que el espíritu de lenidad, con que en los principios de su corto gobierno se condujo el licenciado Vizcarra con los capitanes Paillamacu i Pelantaru, agresores de la muerte del Gobernador Oñez de Loyola, les habia dado márjen para negociar i poner en ejecucion tan gran conspiracion.

Tomo puerto Quiñones en la ciudad de la Concepcion con 500 soldados bien disciplinados, i allí tomo posesion del gobierno, (mayo 18 de 1599).

Confió el del obispado de Santiago al mismo licenciado Pedro de Vizcarra, como por teniente jeneral del reino, por espresa orden del virrei, en consideracion a su mérito i buenos servicios, i comenzó a tomar convenientes disposiciones para salir a campaña en la próxima primavera. Pero Paillamacu i Pelantaru, que no temian los rigores del invierno, pasaron el Biobio con seis mil hombres, determinados a atacar al nuevo Gobernador en la ciudad de la Concepcion. Esta gallardía de los jefes araucanos, fué correspondida de la animosidad del caballero Quiñones, i salió luego a campaña, a ahorrarles la mitad del camino que debian hacer.

En las llanuras de Yumbel se encontraron los dos ejércitos. El Gobernador formó el suyo con la infantería en el centro, interpolados los piqueros con los arcabuceros, i cubiertos los costados con la caballería, i en el centro de la infantería coloco 6 cañones de campaña, bien servidos. Paillamacu adoptó la misma formacion, i puso su infantería sostenida de la caballería por ambas alas. Fué acometido del Gobernador con aquella ardentia de animo, con que se conducia en todas sus operaciones. Hizo en los indios mucho destrozo con las armas de fuego. Conoció Paillamacu el daño i la causa de donde le venia, i avanzó hasta interpelarse con los españoles, i quedan iguales en fuerzas. La arma blanca hizo entonces todo el costo, i tambien todo el estrago. Peleaban los araucanos con tal denuedo i fuerza, que temieron los españoles ser derrotados. Penetro el Gobernador el riesgo en que estaban, i esforzando la voz con gran presencia de ánimo, mandó a los oficiales que a los soldados que huyesen les quitasen la vida, protestando por la del Rei, pagarían con la cabeza, sino lo ejecutaban. Cerca de dos horas que duro esta sangrienta interpolacion de los combatientes, estuvo indecisa la victoria. Echaba ménos Paillamacu la mayor parte de sus valientes soldados, i decayó un poco de la valentìa con que peleaba, refleccionando, si convendria retirarse. El Gobernador aprovecho este momento, i mandó apretar, i fué tan puntualmente obedecido, que los araucanos volvieron la espalda, i se entregaron a una precipitada fuga, con la que hicieron subir el número de los muertos; pues les fueron los españoles a los alcances i no perdonaron al que se ponia en defensa.

Contra el comun dictámen de los capitanes de su ejército, hizo degollar a todos los prisioneros, que lo fueron aquellos que por heridos no pudieron huir.- Dada sepultura a los muchos españoles que perecieron en la funcion, siguió la marcha. Se dirijia a las tierras de Puchanguí, Millapea, Taboleu i Catirai. Entro abrazando todo el pais enemigo a sangre i fuego. Talaba i destruia cuanto encontraba. Pasaba a cuchillo sin distincion de edad ni sexo, igualando su crueldad con la ferocidad de los mismos que develaba. I reforzada la guarnicion de la ciudad de Santa Cruz de Coya, regreso a la Concepcion, dejando algo intimidados a los indios, que jamas habian esperimentado igual carniceria.