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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo I

Capítulo LXXXVI. Desembarco de piratas en Chile, i regreso del Gobernador a la ciudad de Lima.

Consternada la provincia de la Concepcion con la irrupcion de los araucanos se le aumentaron sus cuidados con el arribo de una embarcacion de guerra de las cinco que componían una escuadra holandesa, que al mando de Mr. Olivier de Norh, (abril de 1600), pasó por el estrecho de Magallanes a piratear en el mar del sur. Dispersa la armadilla por una furiosa tempestad, el navio que mandaba Jacobo de Mahis arribó al puerto de Abapié, cerca de Arauco, i bajó a tierra su comandante con cincuenta hombres, que fueron recibidos de paz por los indios de aquella comarca. Pero en un convite que le dieron los holandeses, aquellos naturales, padres lejítimos de la traicion, estando descuidados i ébrios, dieron muerte a 23, i se libertaron los demas, porque quedaron a bordo de las embarcaciones menores, en que desembarcaron. Tomó el mando de la nave Baltazar Cordes, sobrino del comandante difunto, i luego se dió a la vela en demanda del puerto de Chiloé, de cuya provincia era entonces Gobernador don Baltazar Ruiz de Pliego, caballero comerciante, que nada entendia del arte de la guerra. Desembarcaron de paz pretestando ser mercaderes, i que necesitados de víveres, entraban a pedirlos (17 de abril de 1600). Se los franqueó el buen Gobernador, i le correspondieron su bondad, privándole de la vida con otros nueve españoles, i fortificados en la casa de Martín de Uribe, se apoderaron de algunas mujeres, i confederados con los indios saquearon la ciudad de Castro.

Los pocos españoles que quedaron, se unieron i valiéndose de la oscuridad de la noche, atacaron a los holandeses, i les mataron dos hombres, hirieron a Cordes, le quitaron la bandera, i recuperaron algunas mujeres. Pocos días despues llegó el coronel don Francisco de Ocampo, a desalojar al pirata, que ya tenia tropas ausiliares de los indios, i le atacó sin darle lugar a prevenciones, i con pérdida de 30 holandeses i 300 indios le hizo tomar el bordo de su nave i salir a la mar. Ocampo perdió once  españoles en la funcion, i libre de piratas aquella provincia, regresó al puerto de Valdivia, i enviados los navíos al Perú marchó a la de Osorno.

Otra embarcacion de la escuadra holandesa, denominada el Felipote, ancló en el puerto de Valparaiso, i el capitan Jerónimo Molina Parraguez, que ya había probado la mano con piratas, salió de la capital con un escuadron de caballería, i apresó la nave, que remitida al virrei don Luis de Velazco, la devolvió íntegra S. E., para que se repartiese la presa en el ejército de aquel reino.

Dos naves de la misma escuadrase unieron con M. Olivier, i pirateaban en el mar del sur. El virrei envió a su sobrino don Juan de Velazco con una escuadra, pero no la halló. Olivier navegó a Filipinas, donde fué atacado de los navios españoles, que castigaron sus atroces piraterías (153). Pero Norh entró en Roterdam con el navío Mauricio el 26 de agosto de 1601.

El Gobernador conoció que las cosas de Chile no iban bien. Los indios siempre triunfantes avanzaban por momentos i los españoles siempre perdían. Porque o bien por desolacion que ellos hacian, o ya por despoblaciones que los gobernadores, estrechados de la necesidad, mandaban hacer, siempre ganaban terreno, i los españoles perdian con demasiada aceleracion lo que adquirieron en muchos años. Refleccionaba que no solo le faltaba tropa, para resarcir lo perdido, i restablecer el reino en sus antiguas posesiones, sino aun para conservar lo que quedaba, i resolvió huir el cuerpo a la desgracia. Pidió con instancia al virei le relevase del peligroso gobierno, en que lo habia puesto, i le permitiese regresar a Lima. S. E., que lo queria bien, i le protejía, accedió a la súplica, i envió al maestre de campo don Alonso García Ramon, para que le sucediese en los trabajos i en las penalidades i en las pérdidas. Gobernó quince meses con desinterés i cristiano celo, sin la ambicion desordenada i atropelladora de las leyes, que se suele esperimentar; sin fines particulares i entregado todo al servicio de S. M. Sin el espíritu de venganza i dominacion que exaspera al súbdito. Sin agraviar el mérito por sus intereses propios, i por sus venganzas particulares, que hace odiosos a los superiores, i resulta en perjuicio del real servicio. Fué llorado de sus súbditos, i hasta hoi corre laureada de bendiciones su memoria.

Con las victorias que ganó a los indios impidió sus progresos, i refrenó su orgullo. Si hubiera tenido suficiente tropa, hubiera penetrado hasta la mas distante ciudad de las asediarlas, i las hubiera mantenido con ventajas del estado, cuya falta, hoi se conoce. Con los castigos que ejecutó les contuvo con espanto i horror, i les hizo mantenerse en la parte meridional del Biobio, en que consistió la salud de aquel reino, i con ellos arredró a los indios de encomienda situados al septentrion del mismo rio. En este estado dejó a Chile, i se embarcó para el Perú, despues de Haber distribuido a las viudas de los soldados 20,000 pesos, que para este piadioso fin le envió su cuñado Santo Toribio Mogrovejo, que a la sazon era Arzobispo de Lima.