ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo XXVIII. Motin del populacho de la ciudad de La Concepcion contra el Gobernador - Resultas de esta conspiracion.

La fortuna rara vez fue constante en sus favores. La tuvo mui brillante el caballero Acuña i Cabrera pero como ya habia sido conducido a la cumbre de la que le tenia concedida la Providencia, era necesario comenzase a descender, porqué es tal su desagradable condicion que hasta el no ascender tiene los mismos amargos dejos del descenso. En el de este caballero tuvieron mucha parte la relacion i codicia de su mujer. Irritada ella en su interior, porque su marido separo del empleo de Maestre de campo a su hermano, vertió la maliciosa especie de que la sublevacion de los indios tuvo su causa principal en la rabiosa envidia que suponia en los capitanes del ejercito de aquel reino i con demasiada libertad ofrecía. castigos i patíbulos. Esta arrogancia causo en la jente noble mucho desabrimiento, i fue bastante para que la plebe manifestase el que ardia escondido en lo mas íntimo de sus resentimientos.

Miraban sus estancias destruidas i desamparado todo su territorio. Lloraban el cautiverio de mas de mil trescientas personas i oian los inconsolables lamentos de las mujeres i niños que jemian sin consuelo por sus padres i por sus maridos difuntos. Se hallaban rodeados de todos los habitantes del obispado sin tener con que sustentarlos ni vestirlos. I aunque el gobernador les dio aquella pequeña satisfaccion de nombrar a Rebolledo de gobernador de las armas, miraban con fastidio su delincuente inaccion. Todas las operaciones militares se reducian a que don Francisca Bascuñan alejase los rebeldes de la ciudad i nada, se trataba de una formal espedicion, i entretanto padecían las incomodidades del hambre, como si estuviesen bloqueados de fuerzas superiores.

Para aliviar esta comun necesidad, maquinaba el pueblo contra la vida del gobernador i su familia. Don José Cerdan conoció esta mala fermentacion, i aunque era sargento mayor no se atrevió a entrar en casa del gobernador i le envió la noticia con el guardian de San Francisco. Tomó entonces la precaucion de arrimar a su casa la compañía de su guardia i al mismo tiempo hizo dimision del gobierno en manos del Ayuntamiento. Trato aquel cuerpo de unirse para deliberar sobre el caso, i por no poner en recelos al pueblo, entraron separados a las casas consistoriales. Pero esto mismo puso en mas cuidado al vulgo, i al sonido de la tumultuosamente voz de viva el rei i muera el mal gobierno desenvainando la espada brusco furioso al gobernador (febrero de 1655) para quitarle la vida. El ministro da la real hacienda, don Miguel Cárcamo de la Lastra, de la órden de Santiago, le liberto de la ferocidad del pueblo enloquecido. Le sacó por una ventana i le puso en el colejio de los jesuitas, Supo el pueblo el lugar de su refujio i se fué al colejio; mas como el rector le tenia bien asegurado, les dejo entrar. No lo halló la irritada multitud i se dirijió a casa del oidor don Juan de la Huerta Gutierrez que entendía en la visita del territorio, con ánimo tambien de quitarle la vida pero ya se había puesto en salvo en el convento de San Juan de Dios. Si acaso cabe, disculpa en estos excesos, pudieran tenerlo aquellos habitantes, si les consideramos desterrados, pobres, hambrientos i llenos de dolor por causa del gobernados, i del visitador que no alargaron la mano de su autoridad para remediar tantos males.

Aclamó el pueblo por gobernador al veedor jeneral don Francisco de la Fuente Villalobos, i el gobernador i la ciudad le pidieron admitiese sin dificultad; pero temeroso de las resultas; rehusó el gobierno que le ponían en la mano. El Ayuntamiento le repitió entonces nueva instancia, elijiéndole i haciéndole cargo de los daños i perjuicios que debían seguirse si no se aquietaba al populacho. Protestó Villalobos la fuerza i admitió el gobierno. Paso luego a nombrar maestre de campo a don Ambrosio de Urrea i a don Jerónimo Molina de sarjento mayor. Rebolledo se dio por desairado i manifestó su disgusto tirando el baston, i se le mando presentarse preso con don José Cerdan a bordo de una pequeña embarcacion anclada en el puerto de Talcahuano.

El gobernador, que salvó la vida en el colejio de jesuitas i logró libertarse de la rabiosa furia de un puebla enloquecido; que violo el sagrado i debido respeto a la superioridad, se embarcó ocultamente para el puerto de Valparaíso (mayo de 1655), de donde se traslado a la capital. Tuvo arte de negociar con el Ayuntamiento, se diese cumplimiento al auto de 2 de marzo del mismo año. En él le sostenía la Audiencia contra el irrelijioso atentado del pueblo i contra la débil resolucion del Ayuntamiento de la ciudad de la Concepcion, que debió enfrenar al desbocado vulgo i contenerle en los respetos debidos a la persona que llevaba la representacion del monarca, i que de ninguna modo debió proceder elejir gobernador, pues el misino hecho era espresa aprobacion de su violento procedimiento. Esto es opinar mirando aquel hecho desnudo de todas circunstancias pues estoi persuadido que serian tales las que concurrieron en el lance, que debemos creer procedió aquel cuerpo con premeditacion en todos sus acuerdos.

Ello es así, que aunque obedeció la determinacion de aquel sabio tribunal i estuvo pronto a recibir al gobernador en el uso de su empleo no se conformo con ella i apelo al virei del Perú i fué atendido de su excelencia. nombro por su ajente, autorizado con plenos poderes al padre Jerónimo de Montemayor, de la estinguida compañía de Jesus, rector del colejio que tenian en la plaza de Buena; Esperanza, para que, como testigo ocular de los inícuos procedimientos de los cuñados del gobernador, de la indolencia de este jefe a los tristes lamentos de los poderosos i de los miserables, que todos jemian sin esperanza de recurso, ni remedio en pais tan distante del trono, i coma que habia presenciado la inaccion del gobernador i su errada, conducta; informarse individualmente al virei de lo, acaecido i le suplicase proveyese de remedio.

Al mismo tiempo la Real Audiencia informó con autos a su excelencia todo lo ocurrido; i la ciudad de Santiago hizo lo mismo por medio del capitan don Juan Rodolfo Lisperger, a quien nombro de procurador para este negocio. En vista de estas representaciones mando el virei se presentasen en la ciudad de Lima, el gobernador con su familia; i cuñados el maestre de campo don Juan Fernandez Rebolledo, el sarjento mayor don José Cerdan, don Francisco Gaete correjidor de la ciudad de la Concepcion, i el rejidor don Juan Bravo. El maestre, de campo Rebolledo i los demas obedecieron i regresaron vindicados del cargo que se les hizo de motores de la conjuracion contra el gobernador.

Pero este jefe falte a la obediencia i se escusó de pasar a Lima i acompaño su renuncia con palabras de poco respeto contra el virei. Su excelencia no se puso en el caso de esta resistencia i al mismo tiempo que espidió aquella orden envió de gobernador a don Pedro Portel Casanate, pero fue recibido sin dificultad del caballero Acuña que lo pensó mejor i bajó a Lima a dar razon de su conducta. El virei, luego que recibió la carta del gobernador Acuña, lo aviso al rei con todos los funestos acontecimientos de Chile. Su majestad por su real cédula dada en Madrid a 12 de noviembre de 1656, reprueba la conducta de Acuña i la de sus cuñados; se duele de los padecimientos de sus vasallos de Chile: aprueba cuanto el virei ordeno para su alivio i para enderezar las cosas de su real servicio, i por si acaso no hubiese obedecido Acuña, le envió patente en blanco para gobernador de aquel reino con facultad de llenarlas, si le parecia conveniente con la persona de su hijo don Juan Enriquez.

Acuña no pudo indemnizar su conducta en Lima ni dobla esperarlo porque ya el virei por su resistencia lo había hecho causa propia (22) i ocurrió a la real piedad Represento no haber faltado a la obediencia, sino suplicado al virei dé la órden de su separacion del gobierno, por no ser facultativo a los vireyes semejante despojo, ni permitido por leyes, cédulas ni instrucciones, i alcanzo de la real benignidad indulto Por real cédula dada en Madrid a 28 de junio de 1660 le declara el rei hábil e idóneo para ser consultado en lo que pareciese proporcionado a la recompensa de los daños que padeció en el despojo de su gobierno, con la limitaciones de que no fuere en el mismo reino. I en la espresada cédula previene i advierte a los vireyes del Perú, no tengan facultad para remover del gobierno de Chile a quien con real titulo lo estuviese sirviendo, i que si les parecía convenir alguna vez la separacion de alguna, lo haga presente a su majestad para su real liberacion. Pero si las causas fuesen de tal gravedad, que exijan prontamente ese remedio permite se use de él procedimiento consulta con el real acuerdo de la Real Audiencia de Lima. El caballero Acuña no tuvo la satisfaccion de recibir esta real cédula, porque ya sus interiores sentimientos i congojas que causan los superiores en aquellos destinos le habían conducido al sepulcro.