ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo XXXIII. Viaje del Gobernador a la ciudad de Santiago i su regreso a la de La Concepcion - Desercion de Alejo i batalla de Budeuco.

Retirada la poblacion de Boroa, trato el gobernador de ir asegurando el país. Aumentó la guarnicion del fuerte de Nuestra Señora de Alé, i la puso en cuatrocientos soldados al cargo del capitan Don Juan de Zúñiga. Con lo domas del ejército salió para la ciudad de Santiago, i en esta jornada dispuso se poblasen de ganado caballar las estancias de las Cuñas i de Uñihue, pertenecientes al rei, situadas sobre la ribera del río Maule, i con treinta hombres las puso al cuidado de Luis de Lara, natural de la capital de aquel reino, hombre del estado llano, pero de sobresaliente valor i talentos militares. Estaban distante de la ciudad de Concepcion, pero no habia otro paraje mas inmediato, libre de ser hostilizado de los rebeldes. Allí despidió el ejército con orden de volver por la provincia de Chillan i bajarse a la Concepcion (mayo 13 de 1656) que todo se hizo, i él marcho para la de Santiago, donde fué recibido con el aplauso que le adquirieron su salida sobre Cumco i la isla de la Laja i la retirada de la guarnicion de Boroa.

No sé que se siguiere alguna conveniencia de la jornada del gobernador a la capital, ni tuvo otro objeto que el de recibirse de presidente de la Audiencia. Para verificarla fué indispensable alejar de la Concepcion el ejército. Esta separacion dió ánimo a los rebeldes para que intentasen contra ella, i causo una desgracia no pequeña. Servia en el ejército en clase de soldado un mestizo llamado Alejo, pero tan de baja estraccion que aun los escritores de aquel tiempo ignoraron su apellido. Por su animosidad se hizo célebre, i envanecido con su ciencia militar se juzgo digno del carácter de oficial, i solicito se le hiciese subteniente de caballería. El gobernador le prometió premiar su mérito con una pension, i efectivamente se la concedió, i se dio por satisfecho. No falto quien le advirtiese que sus servicios no estaban bien premiados eran dinero, i que solicitase su recompensa con algun honor que le sacase del estado llano, i volvió a repetir la solicitud de que se le hiciese oficial, i le fué negada. Su compasivo favorecedor, que le hacia estás advertencias le precipito a una perdicion digna de compasiva. Le puso espuela para que instase sobre la pretension, i le dijo que no se le concedia, porque era indio Mucha impresion hizo en Alejo la espresion. La graduó de improperio, i determino pasarse a los rebeldes a buscar entre ellos el honor que le negaban los españoles; se persuadía que en el pais de su nacimiento podia adquirir mas honor del que salsa a buscar en el ajeno, donde se le miraba con desprecio, i sin la menor consideracion. Es mui doloroso salir de su país a buscar con algun derecho en el estraño el consuelo que tenia en él, i que se le defrauden sus esperanzas. Si cabe disculpa en la infidelidad, por esta parte parece merecerla. No se le debió exasperar con caprichosa terquedad, que este método precipita a los hombres de mérito, i suele ser causa de horrorosos males. En Puren fué tambien admitido por su valor i por la fama que se habia adquirido en las batallas, que le nombraron caudillo jeneral de sus tropas i causo gravísimos daños

Orientado de la ausencia del gobernador con el ejército. formo trescientos hombres de caballería bien armados. Con ellos pasó el Biobio i marchó para la ciudad de la Concepcion con ánimo de saquearla en venganza de su pretendido agravio. Puesto en Budeuco, sobré el rio Palomares, que forma el apacible Andalien, se tuvo noticia en el fuerte de Nuestra Señora de Alé que devastaba todo aquel territorio con peligro de la ciudad de la Concepcion. El capitan don Juan de Zúñiga salió con doscientos soldados a contenerle Advertido Alejo de su resolucion, dejo el camino que conducia a la ciudad de la Concepcion, i tomo la altura de un cerro mui elevado i aguardo en él a los españoles. Luego que avistaron se les dió a conocer i les provocaba con dicterios. Zúñiga que caminaba presuroso para su inevitable destino, no espero mas, i pudiendo por un corto rodeo atacar a Alejo sin el riesgo que presentaba el recuesto, inconsideradamente se entrego a él. Cuando Alejo le vio a medio monte i empeñado en vencer aquella cuesta, bajó con ímpetu feroz, i acometer i vencer todo fué una misma accion. Desordenados los españoles, cargo sobre ellos, i mandando que no se embarazasen en hacer prisioneros, pasó a cuchillo a todos los fujitivos que pudo dar alcance. Setenta españoles perecieron, i uno dé ellos fué el capitan Zúñiga. En la batalla recibió una herida que le impedia andar i su caballo saco otra, pero pudo todavía alejarse bastante del lugar dé su derrota, i desangrado falleció. En aquellas circunstancias llego el teniente de la caballería de Zúñiga en buen caballo. Le suplico tuviese la bondad dé tomarle la sangre i ponerle a las ancas de su caballo; aquel hombre malvado i perverso le negó, haciéndole memoria de pasados resentimientos, i allí mismo fue víctima, de la venganza dé su teniente i decapitado su cadáver, sirvió la cabeza de trofeo a los rebeldes (32). Los que tuvieron la felicidad de librarse dé las sangrientas manos dé Alejo volvieron al fuerte de donde salieron, i él rebelde dejo la sorpresa de la ciudad i regreso victorioso a Puren.

Cuatro meses estuvo el gobernador en la capital entretenido en negocios del gobierno político, i entrada la primavera, determinó regresar a la frontera. El ilustrísimo señor don frai Dionisio Cimbran, obispo de la ciudad dé la Concepcion, se hallaba, en aquélla ciudad sin poder pasar a su iglesia, porqué los rebeldes tenian tomados los caminos, i aprovecho la ocasion de asociarse al gobernador que conducia seiscientos soldados que acababan de arribar del puerto dé Valparaiso, enviados por él virei, qué no escaseaba los socorros para Chile; i también lo acompañaba la mas florida i noble juventud de la ciudad de Santiago, qué a su persuasion se profirió voluntariamente a servir bajo las ordenes de un prudente gobernador i jeneral de comun aplauso.

Salieron de la capital (setiembre de 1656), i caminaron sin sobresalto, hasta que atravesando el caudaloso Maule, entraron al país de guerra. Desde allí se aumentaron las precauciones que deben tenerse en territorio enemigo, i no estuvieron de mas. Un escuadron de rebeldes les sorprendió una noche sobre la provincia de Cauquenes. Halló prevenido al gobernador i nada mas lograron los rebeldes sino darle un rato de molestia. Eran de la isla de la Laja, i se retiraron sin intentar otra cosa pero al transitar por Cumco i Casablanca se llevaron los ganados que pastaban en aquellas praderas. Esta sorpresa hizo que el gobernador acelerase la marcha, i llego a la ciudad de la Concepcion el 6 de octubre del mismo año de 1656.