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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo LXXI. Se entrega el Gobernador al comercio i es depuesto del Gobierno.

El animoso rei don Felipe V, de gloriosa memoria, no pudo hacer valer sus derechos a la corona de Espada contra las infundadas razones de don Cárlos, archiduque de Austria, sin una sangrienta guerra que para sostenerla fué auxiliado de la Francia (1701), i por eso concedió su majestad a algunos mercaderes franceses que pasasen al mar del sur a vender sus mercaderías, con la espresa condicion de presentar real pasaporte en los puertos .donde arribasen. La corte conoció el desórden que este permiso podia ocasionar i los perjuicios que resultarian al Estado, i para evitarlos en parte, ya que en el todo no podia ser por entonces, dispuso por cédula de 20 de abril de 1701 que al puerto i ciudad de la Concepcion pase un oidor en calidad de correjidor, i fué nombrado don Fernando de la Huaya i Bolívar; que al de Valpariso enviase el gobernador persona de acreditada conducta i que él cuidase de todo el distrito que se le habia confiado i no permitiese aportar nave francesa que no presentase real pasaporte. Mas esta precaucion no fue bastante a contener el desorden que se temió i se intentaba evitar. M Rogodier fué el primero que con pasaporte emprendió este jiro en el navío la Aurora, i a su sombra hicieron otros la misma navegacion i el mismo tráfico sin este requisito. I porque en aquellas circunstancias estaba reciente la alianza de España con la Francia, i la sostencion que habia hecho para la coronacion de su monarca, se desentendian los vireyes del Perú i disimulaban este exceso, que subió tanto de punto en los trece o catorce años de su continuacion, que se hizo conocer demasiado en las gruesas cantidades de plata, oro i cobre que extrajeron de aquella colonia. Los vireyes satisfacian sus deberes en esta parte poniéndolo en noticia de la corte i no se resolvian a poner por sí mismos el conveniente remedio por no exponerse a llevar sobre sí el golpe de la resulta, i para cortar de raiz el abuso, se estipuló en la paz de Utrecht el cese del permiso.

Pero aun no fué suficiente este artículo, i despues de firmada salieron de Francia, i anclaron en el puerto de la Concepcion los navíos de los sobrecargos don Enrique Bueinot, don Alonso Bridon i don Nicolás Pradel (80). Luego que en España se tuvo esta noticia, espidid la corte dos cédulas dirijidas al goberador de Chile, una i otra a los ministros de real hacienda de la ciudad de la Concepcion para que no permitiesen el desembarco i venta de su mercadería i celasen su furtiva introduccion, i al mismo tiempo dispuso pasase al mar del sur una escuadra de cuatro buques a las ordenes de don Juan Martinez para que barajando las costas dé Chile reconociere sus puertos i apresare las naves estranjeras que estuviesen ancladas en ellos i las condujese a la del Callao a disposicion del virei del Perú. El comandante de esta escuadra que montaba el navío conquistador, i M. Lajunquier que mandaba el Rubí fueron los únicos que montaron el Cabo de Hornos (81). Cumplió con su comision el caballero Martínez i entró en el puerto del Callao con cinco presas. Sus cargamentos fueron vendidos a precios ventajosos en la ciudad de Lima, bajo la direccion del intendente don Gabriel Lacunza.

No se hizo así en Chile, donde corrió libremente, no ya el disimulo, sino un espreso permiso para el comercio de las mercaderías de los tres buques de Bueinot, Pradel i Bridon. El gobernador, que segun M. Frechier (82) falsificó el antiguo proverbio: Estados mudan costumbres, porque pasando de la clase mercantil a la de jeneral, no mudo la de fino i honrado mercader" fué el mas interesado. Bien se le puede creer a este famoso injeniero, que disimulando su profesion con las apariencias de comerciante estuvo en las ciudades de Santiago i Concepcion, i en los puertos de Valparaíso i Coquimbo, levantando planos de órden de la corte de Francia, i fué testigo ocular de lo que .refiere. "Hacia (dice Frechier) gruesas negociaciones a crédito, i las satisfacía con puntualidad, sin valerse de su empleo para no satisfacerlas." El correjidor de la Concepcion que, a la sazon lo era el oidor don Juan Calvo de la Torre, interesado tambien en este ilícito comercio, firmó el permiso para estas ventas i compras prohibidas por la corte. Los ministros de real hacienda, mas celosos que los principales jefes, se opusieron a esta resolucion, i ocurrieron al gobernador. No debieron esperar buena resulta de este recurso, i se declaró el gobierno por el correjidor. Aquellos ministros dieron cuenta al virei i al soberano de todos estos sucesos, de que se siguió la privacion del correjimiento, i de la toga de don Juan Calvo de la Torre i la separacion del gobierno al caballero Ustariz.

El reí comisionó la pesquisa sobre estos ocursos al doctor don José de Santiago Concha, oidor de la Audiencia de Lima, i el virei le autorizó con el gobierno interino. Este togado hizo al caballero Ustariz gravísimos cargos con referencia a los muchos informes que se habían tirado contra él a la corte, i dice, don Pedro de Córdoba i Figueroa, autor contemporáneo (83), "que son para verlos en proceso, que para referirlos en historia," i le multó en cincuenta i cuatro mil pesos i las costas del abultado proceso. Con esta sentencia quedó denigrada su conducta despues de haber merecido catorce reales cédulas de gracias por sus servicios, que cada una de ellas era mui suficiente para hacer su elójio. Esto mismo le causó tan grave sentimiento, que falleció a la pesadumbre, i fueron sepultadas sus cenizas en el templo de la Recoleccion Franciscana. Era este caballero de trato afable, nada vengativo, ni soberbio i mui distante de la inflada vanidad, compasivo i mui inclinado a favorecer al prójimo. Luego que, tomó posesion del gobierno, dispuso que su esposa se trasladase a Chile con ánimo de avecindarse en la capital. A consecuencia de la disposicion de su marido se embarcó para el Rio de la Plata, pero fue apresada la nave por una escuadra holandesa, que hecha la presa entró en Lisboa, i puso en tierra los prisioneros. La señora se restituyó a Sevilla, donde falleció pocos meses despues de su llegada. Sus hijos quedaron en Chile, i el primojénito, que 10 era don Fermin, casado con la señora doña María Josefa Meneses, tuvo la satisfaccion de recibir una real cédula, en que su majestad se digno indultar a su difunto padre con restitucion de sus honores. Murió don Fermin sin sucesion, i dejó la mayor parte de su caudal para obras pias.