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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo LXXIII. Pasa a Chile de Gobernador el Excmo. señor Don Gabriel Cano i Aponte - Sus providencias gubernativas i varios ocursos de su Gobierno.

Por real despacho de 1709 tenia merced de gobernador de Chile don Sebastian Rodriguez de Madrid, pero por informe del reverendo Obispo de la Concepcion sobre el mal estado de aquel reino i por las abultadas acusaciones dirijidas contra el caballero Ustariz, a consulta del supremo consejo de Indias, tomó el soberano la resolución de enviar un militar de buenos créditos, que se encargase del gobierno de aquellos dominios. Esta real confianza recayó en el Excmo. señor don Gabriel de Cano i Aponte, teniente jeneral de los reales ejércitos, caballero de la orden de Alcántara i comendador de Mayorga, que supo merecerla en treinta i tres años de servicios que contrajo en Flándes desde alférez hasta mariscal de campo, donde se hallo en muchas batallas i en los sitios de Amur i Campomayór. Mereció que el mariscal de Villars i el conde de Vergeyk le diesen gracias a nombre del reí. En la sorpresa de Gante se distinguió de tal modo que por informe del duque de Borgoña, hermano del soberano, le concedió su majestad una pension de cuatro mil libras en el asiento de Negros. Se halló en la batalla de Zaragoza i en la espedicion de Barcelona; mandando un cuerpo de caballería, hizo buenos hechos de armas. Bien despachado i ascendido a teniente jeneral se embarcó para su destino i arribó al Rio de la Plata, de donde se trasladó a la ciudad de Chile, i en virtud de los reales despachos que presentó, dados en Buen Retiro a 31 de octubre de 1715, fué admitido a la posesion del gobierno con particulares demostraciones de alegría (diciembre 17 de 1717), que manifestaron bien los deseos con que aquellos nobles colonos anhelaban por un gobernador verdaderamente militar.

Los talentos militares del caballero Cano eran adornados de bizarría de ánimo i gallardía personal.

Fue su cuerpo bien trazado i cabalgaba bien, i gustaba de correr parejas, cañas, cabezas, sortija, estafermo i otras evoluciones, en que manifestaba su destreza i ajilidad, i para acompañarle la noble juventud en estas honestas recreaciones se ejercitaban los jóvenes en el manejo del caballo i se hacían diestros soldados de caballería. Era de jenio ardiente i burlesco, que favorecido de la autoridad fijé mortificado de algunos, i ridiculizaba los actos mas serios. De una i otra cualidad pudiéramos referir muchos pasajes, si estuviéramos distante del peligro de ruborizar las familias, cuyos padres fueron el objeto i desahogo de éste raro carácter. Su pasion dominante fué la encantadora inclinacion de casi todos los hombres, i de tan antigua existencia que trae su oríjen i su predominio desde que hubo Adan i Eva, i contará su duracion mientras haya hombres i mujeres. Ella siempre se hizo mas visible en la clase militar, acaso por aquella bizarra marcial resolucion que inspira Marte a sus alumnos, i apoyada en este caballero de la suprema autoridad i de la graduacion única en aquel remoto destino, tomó tanto incremento, que le deslizó a operaciones delincuentes en la juventud, remarcables en la edad provecta i que debieron estar mui distantes de un jefe que es el modelo en que debe ajustarse el súbdito. Ello fué así, que satisfecho, (si por ventura fuera saciable el voraz apetito de la lascivia) o fastidiado de las aguas puras (que también las ha i cristalinas en este jénero) se entregue a otras, aunque claras, ménos finas, hasta que cayó deslizado en el reino de la prostitucion i no dejó campo que no corriese (84), mas nada de esto tuvo poder para hacerle declinar de su natural integridad que le constituyó uno de los mas excelentes gobernadores que ha tenido Chile, como iremos viendo.

Tomada posesion de su gobierno, dirijió sus cuidados a aquella parte de su gobernacion que pedia mas pronto i eficaz remedio, i salió luego para la ciudad de la Concepcion donde tenia mas raíces el desorden (12 de noviembre de 1718). Comenzó la reforma por el estado militar. Completó el número de plazas que debía tener el ejército; dio el empleo de maestre de campo a don José Antonio de Urra; montó la caballería en mil setecientos sesenta caballos, que a influjo suyo dieron los partidarios de la capital, Aconcagua, Quillota i Maule; abasteció la plaza de Valdivia que se hallaba sin víveres por el naufrajio del bastimento que los conducía, i los introdujo en ella su sobrino don Manuel de Salamanca; al mismo envió a Lima para que percibiese los caudales del situado i los condujese a la frontera para pagar a la tropa; i encargó su instruccion i disciplina a don Pedro de Illanes, ayudante mayor del rejimiento de Saboya, que acreditó sus talentos militares en las guerras de Italia i Flándes, i fué enviado a Chile para este fin, i supo desempeñar su comision con tanto acierto, que el reí le premió con el empleo de inspector de las tropas de aquel destino, donde falleció, avecindado en la ciudad de la Concepcion i dejó noble descencia,

Asegurada por entónces la frontera del modo que lo permitió el. deplorable estado en que se hallaba, trató de afianzar la paz con los indios independientes. Conferenció con los caciques inmediatos a la línea divisoria sobre la renuencia que los de Valdivia i Osorno tuvieron para asistir a los dos últimos parlamentos de sus inmediatos antecesores; i juzgando razonables los motivos de no haber comparecido, fundados en la distancia, acordó con ellos que los de aquellos distritos lo celebrasen con el gobernador de Valdivia, i que los pehuenches, los subandinos, llanos i de la costa desde el rio Tolten hácia el norte, tuviesen el congreso con el presidente, gobernador i capitan jeneral de aquel reino. Pero que no seria a la parte meridional del Biobio, sino en la septentrional i en el sitio que elijiere cada uno de los gobernadores que fuesen sucediendo en el gobierno. Les prometió volver a celebrar el que le correspondía, luego que se desembarazase de ciertos negocios que le llamaban a la capital. Negoció con ellos paso franco por sus tierras para los víveres que conducía Salamanca a la plaza de Valdivia, i ofrecieron convoyarle hasta la ribera septentrional del rio Tolten, i admitida la oferta, les obsequió largamente con las bujerías que apetecen i tienen en grande estimacion i les despidió cortesmente.

En estas circunstancias entraron en el puerto de la Concepcion dos navíos franceses sin real permiso (año 1720), i para vender sus mercaderías ofrecieron un seis por ciento de su cargamento i treinta i ocho pesos de gratificacion. Se negó el gobernador a toda proposicion, i les hizo darse a la vela un mes despues de su arribo. La misma renuencia esperimentaron otras dos naves de la misma nacion que el año siguiente anclaron en el de Coquimbo, i volvieron a zarpar sin haber desembarcado cosa alguna de sus jéneros. 1 por si acaso resolvian tomar las islas de Juan Fernández, pues una de ellas era de guerra i montaba ochenta cañones, las envió a reconocer i pasó esta noticia al virei del Perú para su intelijencia.

Desembarazado limpiamente su antecesor, regresó a la capital en 14 de noviembre de 1720, i en principios de diciembre siguiente volvió a la frontera, i en los dial de Navidad celebró parlamento con los indios independientes en el campo de Tapihue sin adelantar la menor cosa con estos hombres, a quienes despidió mui obsequiados, i se bajó a la ciudad de la Concepcion, de donde se trasladó a la capital.

No quedó parte alguna de su gobernacion, por distante que estuviese, que no participase de los buenos efectos del don de gobierno que poseía el caballero Calzo. En la capital puso buen órden en los tribunales, se hizo temer aun de los oidores, que son la única, aunque débil brida de los gobernadores i que no alcanza a contenerles en asuntos militares, i se administraba la justicia con imparcialidad. No admitia chismes i despreciaba públicamente al chismoso, i se burlaba de los lisonjeros i aduladores con infamia bien merecida de tan infernal i detestable conducta; i de este modo acertó a ser un gobernador mui útil i poco pernicioso, i si alguna vez causó algun daño, tuvo cristiana resolucion. para enmendarle en tiempo oportuno.

Propendió al aumento de aquel reino i al mayor lustre de la capital. Repitió informe para la ereccion de universidad en ella, que tuvo favorable espediente, i se compró sitio para la obra. Mandó abrir calles en los barrios del Cármen, San Isidro i San Juan de Dios. Tuvo mucha parte en las fundaciones de la casa de la caridad, monasterio de relijiosas capuchinas i hospicio de mujeres prostitutas. Hizo conducir las aguas de las vertientes que bajan de los Andes por las quebradas de Ramon, Apoquindo i Tobalaba; dirijió este canal don Pedro de Ureta, correjidor de aquella ciudad, i puso esta apetecida agua en la Cañada; pero las riadas del rio Mapocho le derrumbaron i cegaron, i quedó sin este beneficio, que tanto necesita en todo tiempo, i mas en el verano que escasean demasiado las aguas de este rio.

I para ocurrir a esta necesidad aumentándolas, i dar regadíos a las espaciosas llanuras de Maipo, ya habia proyectado abrir otro canal para sacar las aguas del rio de este nombre e introducirlas en el de Mapocho. Adelantó mas esta útil idea. Juntó en su casa a los hacendados i labradores ricos que habian de participar de este beneficio, i a su persuasion reprofirieron a concurrir con la cantidad en parte de los gastos, signando cada uno la cantidad de su contribucion. Vencida esta dificultad, dispuso el reconocimiento del rio para la direccion del canal hasta Mapocho. Dió esta comision a don Juan de la Cerda, que ala sazon era correjidor de la capital i acompañado del jesuita padre Guillermo Milet, M. Francisco Loriel i Don José Gatica, injenieros, se hizo el reconocimiento, i concluyeron que podian fácilmente descender las aguas. El mismo gobernador, i el doctor don Martin de Recabarren, oidor de aquella Audiencia, repitieron i presenciaron otro reconocimiento de los espresados injenieros, i se concluyó lo mismo que en el primero. Mas, no se verificó esta última obra porque la ciudad no tenia caudales para sus costos, que calculados en treinta i un mil pesos, solo contribuian sus vecinos con la de trece mil, que le pareció insuficiente aun para principiarla.