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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo LXXVI. Desaloja el Gobernador Don Gabriel Cano de Aponte las plazas de la parte meridional del Biobio, i las casas misionales.

Orientado el gobernador de la sublevacion de los indios, se puso en viaje para la frontera, (10 de abril de 1723), i entró con felicidad a la plaza de Yumbel. Informado de la peligrosa constitucion de las fortificaciones situadas al sur del Biobio i de las fuerzas que tenia a sus órdenes el jeneral Vilumilla, concibió se necesitaba mas tropa de la que tenia la provincia de la Concepcion, i despues ocurrió al virei del Perú, i a la provincia de Santiago para conservar la de la Concepcion. Al virei pidió municiones de guerra i dinero, pero orientado su excelencia de que la conjuracion tuvo oríjen en la voraz codicia de su sobrino, se desentendió de la solicitud, no contestó a ella, ni dió providencia alguna. A la capital pasó órden para que se levantase una compañía de cien mulatos, i otra de todos los estranjeros que residiesen en ella, i que sin perder tiempo marchasen a la frontera; i que sus partidos concurriesen con un donativo de caballos para remonta del ejército, i sus vecinos contribuyeron con mil doscientos de buena calidad. Tambien mandó marchar a la frontera los rejimientos de milicias de caballería de los partidos de Quillota, Rancagua, Colchagua i Maule.

Con esta determinacion se aflijió la capital, por que se le quitaban tantos artesanos, cuantos eran los individuos de las dos espresadas compañías sueltas, e igual número de labradores, cuantos eran los que componian los rejimientos de los enunciados partidos. Estos tambien hacian falta para su defensa, i para contener a los yanaconas comprendidos en la conjuracion, i todo contribuía a aumentar su considenacion. En estas melancólicas circunstancias se levantó una voz vaga en aquella ciudad (3 de octubre de 1723), i en pocos momentos se difundio por toda ella que en los Pagos de la Punta i Renca estaba campado un cuerpo considerable de insurjentes con designio de saquearla. Hubo en ella la mas horrible confusion. Ni los eclesiásticos se eximieron de tomar las armas; i se pusieron salvaguardias en los monasterios de relijiosas para que no las incomodasen. Se envió una, partida de jente armada de los vecinos i mercaderes a reconocer los contornos, i todo era turbacion. Este soñado campamento de los yanaconas tuvo su oríjen en la casualidad de haberse incendiado una choza en el arrabal de la Cañadilla, i como se sabia que estaban comprendidos en la conjuracion de los indios independientes todos los de aquel país, fué bastante para causar este confuso movimiento de la plebe que trascendió a la parte que no debia ser vulgo.

Los preparativos de guerra, i cinco mil hombres de armas que ya tenia el ejército español puso en expectativa a Chile, i aun. al Perú, i se penso que de aquella vez sujetaria el gobernador corno tan gran soldado que era, a los indios a verdadero vasallaje. Pero el caballero Cano, que conocia mui bien la razon que tuvieron para tomar las armas, estimulado de su conciencía, estaba mui distante de ese modo de pensar, i todas sus ideas eran de paz al favor de aquellos grandes aparatos de guerra. I como el real erario lleva siempre las resultas de los desaciertos de los gobernadores, tanto supremos, como subalternos de Chile, propuso la imposibilidad de mantener la guerra, i la conveniencia de retirar las poblaciones interiores a la parte setentrional del Biobio. El gobernador conocia la monstruosidad, i pésimas consecuencias de esta operacion que lleva consigo la pérdida de las adquisiciones, que a costa de mucha, sangre, i de grandes gastos del erario real hicieron sus antecesores, i en su. conducta, e informes posteriores sobre esta materia lo acredito, pero la miraba indispensable para hacer entrar a los indios en tratados de paz, i evitar los estragos de una guerra, qué si ellos la, movieron fué con justa razon, ministrada por el particular interés de su sobrino. Los vocales de la junta no se detuvieron a combinar circunstancias, fáciles de conocer sabiendo la causa única i fundamental de la conjuracion, i por eso no penetraron la idea reservada del gobernador, i la mayor parte, conducidos únicamente de la perversa adulacion, siguiendo su dictámen, fueron de parecer que se demoliesen las plazas de Puren, Nacimiento, Santa Juana, Tucapel, Arauco, Colcura i San Pedro, i se trasladasen a la parte setentrional del Biobio. Dijeron éstos "que los gastos de la conservacion de estos establecimientos eran mayores que su utilidad i que para socorrerlos era indispensable un ejército; que eran de poco provecho. i léjos de impedir que los indios se revelasen, eran la causa principal de sus rebeliones por las vejaciones con que la tropa les mólestaba; que colocados al setentrion del Biobio, aseguraban sus riberas, las estancias i toda la frontera; que dejándoles vivir en sus tierras, i aun obligándolos a ello, no se inquietarían, ni tendrían ocasion de conjurarse; que las plazas en esta situacion eran fáciles de socorrer, i podian ser defendidas en todo evento."

Los demas vocales, con el maestre de campo don Fernando de Mier, sin detenerse a examinar los motivos de la conjuracion i sin ocurrirles duda sobre la justicia, o injusticia de aquella guerra ofensiva contra los indios, animados únicamente del patrio amor i de un ardiente celo del real servicio i del aumento del estado, alejándose de la inicua servil adulacion con que los gobernadores de Chile se dejan lisonjear, reprodujeron en términos nada equívocos i poco gratos al caballero Cano, que a la circunstancia de su gobernador i presidente en Chile, añadia la de impetuosidad, tuvo que sufrir, por entonces esta mortificacion, i se comprometieron en que don Juan Fermín Montero de Espinoza, veedor jeneral del ejército de Chile expusiese su dictamen. Éste celoso oficial, empeñado en el convencimiento del partido de la adulacion, con aquella valentía que inspira la verdad, reprodujo "que era indecoroso a las armas españolas perder el terreno adquirido i manifestar debilidad a fuerzas inferiores: que los gobernadores siempre pusieron mucho empeño en la conservacion de aquella colonia i las mantuvieron a todo costo, porque ellas son la brida que sujeta i contiene a los indios, i siempre estuvieron bien guarnecidas i municionadas no se atrevieron a moverse: que se hiciese memoria de que su conj uracion en el gobierno de don Antonio de Acuña i Cabrera tuvo su principio en la indefension de las plazas por la espedicion de Rio bueno; i que ahora la repitieron, porque vieron_ en los mismos términos a las de Paren, Tucapel, Nacimiento i Arauco, siendo así que hubo muchas fundadas i ciertas noticias de la presente rebelion i se pasaron al gobierno: que la utilidad de estos establecimientos no se podia poner en duda, i cuando no hubiera otra que el honor de las armas ella sola era bastante; pero que se tenia ganado terreno para cuando el soberano tuviese a bien concluir la conquista de aquellos naturales: que los gastos eran siempre los mismos i no con honor si se trasladaban al setentrion del Biobio; i el socorrerlas no costaba tanto como se ponderaba, ni era tan difícil como se pretendía i parecía a primera vista. La de Arauco (prosiguió el caballero Espinoza) se puede socorrer por mar, la del Nacimiento, por el Biobio i las de Puren i Tucapel con un cuerpo de quinientos hombres está conseguido, como lo verificó el maestre de campo en la ocasion: que si estas plazas situadas en lo interior de su pais son útiles en la paz, en la guerra eran indispensables para hostilizar a los enemigos i hacerles sentir el amargo, los amargos dejos de su inconstancia i de su infidelidad i que así se hizo en otro tiempo, i lo repitió ahora también el comandante jeneral de la frontera en el socorro de Puren; i es el medio mas oportuno i mas seguro para entrarlos en vereda i hacerles reducirse al partido de la razon, porque se les estrecha a andar errantes por los montes i sin arbitrios para subsistir: que la tropa poca molestia puede causarles i la incomodidad les iba de mas arriba, i cuando viene de mas alto mente la vejacion es mayor, mas grave, mas pesada i mas intolerable, i que allí es donde se habla de poner el conveniente remedio para que el inferior no se deslicé al duro estremo de la peligrosa desesperacion. I que a la verdad, los indios no se lamentaban de los soldados, pero que si algunos se excediesen seria del cuidado de sus jefes contenerlos con el castigo i estaba todo remediado en esa parte: que para impedirles la entrada en el pais español era insuficiente la traslacion de las expresadas plazas: que para lograrlo era indispensable acordonar la dilatada carrera del Biobio que los indios pasan i repasan por donde les tiene cuenta i les acomoda, pues tienen elevados montes para descubrir i observar los movimientos de las partidas españolas: i teniendo aquellas colonias en su mismo pais i las de Puren, Tucapel i Arauco bastante avanzadas, era fácil escarmentarlos si se resolvian a pasarle, i se experimenta que con esa contencion no se arrojan en la paz a semejantes trasgresiones. Finalmente alegó que los gastos i preparativos que se hablan hecho se perderian inutilmente, sin esperanza de resarcirlos, i del mismo modo quedarian los perjuicios seguidos en todo aquel reino i siempre expuestos a sufrir otros, si con el castigo de su perfidia no se les obligaba a que en adelante fuesen fieles en el cumplimiento de las promesas: i de no verificarse, sin duda quedaban de peor condicion que antes, persuadidos de que no habla poder para castigarlos i mas siendo ellos los agresores. Ahora es tiempo (insistia el caballero Espinoza) de ponerles la lei: pídaseles la satisfaccion de vida i estrécheseles a entregar los fautores de la conjuracion. Yo no ignoro (decia) que el soberano lleno de piedad prescribe la defensiva; pero tambien sé que estrechado de la justicia, manda se castiguen los que acoineten e insultan el territorio español. Póngase el ejército en la provincia de Quechereguas i oblígueseles a entregar a los asesinos de Delgado, Navia i Verdugo; i si no entran por este partido, sufra su territorio los rigores de la espada, que ellos mismos movieron contra sí. Pase el ejército a la parcialidad de Maquegua; i ejecutando lo mismo hágaseles entender que el rei puede castigar sus atrocidades i que le desagradan sus infidelidades; i si no se lleva a efecto lo que se ha propuesto, ningun español irá seguro por su pais, i hágase ánimo de abandonar la comunicacion con la plaza de Valdivia. I para decirlo de una vez, establézcase la línea divisoria en el rio Quepe, o en el de Tolten i puéblese todo ese territorio como le tuvo el gran Pedro de Valdivia, i posteriormente se acordó en el parlamento celebrado con ellos por el marqués de Vaides i que entonces no se verificó por falta de jente, i ahora tenemos la que se necesita para recuperar aquellas colonias perdidas."

Nada de esto fué bastante a impedir la resolucion de abandonar aquellas adquisiciones, i dividido el ejército en dos columnas, se dio la una a don Rafael de Eslava, de la orden de Alcántara, que regresaba del gobierno de la plaza de Valdivia, con orden de desalojar las plazas de Tucapel, Arauco, Colcura i San Pedro (diciembre de 1723, i cumplir su mision sin oposicion. Las mujeres de la de Tucapel se proferian a defender la plaza, i en verdad que sirvieron varonilmente contra los ataques de los araucanos. El gobernador tomó el mando de la otra, i despobló las de Santa Juana, Nacimiento i Puren. Con arrogancia retaban los indios a los españoles, i dio orden al gobernador para que ningun español se separase de su formacion a hacerles mal, ni ellos hicieron oposicion; conocieron que el gobernador iba a hacer lo que deseaban, i miraban que les verificaba una de las principales ideas de que tuvieron para su rebelion.

El público graduó de impremeditada i de acelerada la resolucion del gobernador que de nada mas pudo servir que de impender nuevos gastos en su reedificacion, i conoció que ella no tuvo otro objeto ni mas designio que cortar la insurreccion a todo costo; como cansada inmediatamente por la codicia de su sobrino, i en una gran parte por él mismo en su delincuente tolerancia i disimulo. Pospuso los intereses del Estado, del real servicio, ¡del bien comun, i sacrificó el real erario por salvar la conducta de su pariente. La moral i la filosofía con esto s e hace, y o no la entiendo, ni ménos puedo concebir cómo estos gobernadores puedan resarcir los daños i perjuicios de tanta gravedad que causan por capricho i por interés particulares. Aquellas colonias i casas de conversion situadas en lo interior del pais araucano, eran mui conducentes para la restauracion de las que fundaron los conquistadores, i de este modo ver ya reducidos aquellos indios a verdadero vasallaje, i al conocimienio del Supremo Sér en la profesion i observancia del Evanjelio, suavizada su. ferocidad i depuesta su barbarie sin causarles el lastimoso esterminio que lleva consigo una tenaz guerra.

Aquellas plazas fueron situadas en la parte setentrional del Biobio (año 1723); la de Tucapel al norte del rio Laja i las demas sobre la ribera de aquél. Digamos ahora la suerte que corrieron las casas de conversion que tanto costaron al rei. Todas quedaron destruidas. A los conversores de la de Cule les tomó desprevenidos por la anticipacion del dia prefijado i ni aun lo sagrado pudieron reservar, porque un indio de su servidumbre avisó a los de guerra (1723); dónde habían ocultado los ornamentos i vasos destinados al culto divino, i todo lo destrozó su codicia. Los relijiosos salieron a pié, i llegaron a su colejio de Buena Esperanza, mui estropeados de tan penosa marcha.

Los de la conversion de Colhue, tuvieron con alguna anticipacion noticia cierta de la muerte de Delgado, i aguardaron el golpe por no esponerse a la pesada resulta que el superior de misiones sufrió del gobernador. Reconvinieron a los caciques, i éstos respondieron abiertamente que ala no podian dejar las armas ni apartarse de la conjuracion, pero que podian quedarse sin recelo alguno de ser incomodados. No se fiaron los misioneros de esta amigable proposicion, i tambien se retiraron a Buena Esperanza dejándoles encomendada la casa con formal encargo de ella por probar si al favor de esta ceremonia la libertaban, i en verdad que en muchos dias no la tocaron i buscaron arbitrio para llamar a sus conversores asegurándoles salvo conducto. El superior de esta casa se profirió a ir i halló los edificios en pié, mas no se atrevió a quedar con ellos, i a su regreso derribaron la iglesia (año 1723). Si el misionero hubiera seguido su primera resolucion no se hubiera arruinado esta casa, que Nahueltero, cacique de Mulchen la defendió hasta entónces del furor de la multitud.

Las de Repocura, Boroa, Imperial Alta i Baja tambien fueron destruidas (1723). Los conversores de Boroa escoltados de un grueso destacamento de los insurjentes se trasladaron a la de Dogüel, persuadidos de algunos indios principales que les aseguraron duraría poco aquella revolucion, i les pidieron no se alejasen tanto que se hiciese difícil su regreso. Estuvieron cinco días en esta casa, i viendo que tambien los indios de aquella parcialidad estaban inquietos i que era indispensable el abandono de aquella conversion ya amenazada, marcharon todos los conversores a la plaza de Valdivia.

Los de Repocura padecieron mas. Se refujiaron en la casa ochenta españoles de todas edades i sexos, i cayó sobre ellos un destamento de los insurjentes pidiendo se les entregase aquella presa (1723), pero a persuasiones i súplicas de los conversores se les concedió salvo-conducto, i los escoltaron hasta la Imperial Alta, para que marchasen hacia la plaza de Valdivia. Nahuelguala, cacique de la parcialidad, se encargó de la seguridad, i les dió escolta hasta la Imperial Bája, incorporados sus conversores. Entregados en ésta a su cacique Inalican, i reunidos los padres conversores de esta casa, prosiguieron su peligrosa marcha con nueva escolta. Pero en el tránsito del rio, Budí perdieron las caballerías i quedaron en el mayor conflicto. Aconteció así. Este rio no es vadeable en las crecientes del mar, i se transitó en canoa (90) una legua mas arriba de su embocadura; aquí hicieron pasar a nado las caballerías, i luego que arribaron a la opuesta ribera salió de un bosque una manga de ladrones, i se las llev ó. Los indios de la escolta se dieron prisa, i les siguieron, pero no pudieron recuperar mas de siete caballerías, que sirvieron para las mujeres mas necesitadas de este auxilio. Por este accidente llegaron con imponderables trabajos a la parcialidad de Tolten Bajo, donde descansaron algunos dias, i después marcharon con los conversores de aquella casa, porque tambien estos indios se rebelaron, i la destruyeron.

La de Arauco se trasladó a Gualqui con la guarnicion hasta que se volvió a poblar la plaza: la de Tucapel se suprimió hasta este mismo tiempo; i las de Buena Esperanza,, Santa Juana i San Cristóbal se mantuvieron, porque a causa de la anticipacion de los indios de la provincia de Quechereguas para la conjuracion no se pudieron éstos mover; i porque vieron que aquéllos no habian logrado alguna buena suerte contra los españoles.