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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo LXXXVII. Toma posesion del Obispado de La Concepcion el Ilustrísimo señor Don José de Toro Zambrano i Romo - Se recibe de Gobernador de Chile el Teniente Jeneral Don Domingo Ortiz de Rosas - Propende al aumento de la capital i remedia los da

Por ascenso del ilustrísimo señor doctor don Pedro Felipe de Azúa fue presentado para la iglesia de la Concepcion de Chile el ilustrísimo señor don José de Toro Zambrano, natural de la ciudad de Santiago del mismo reino, hijo del maestre de campo don Alonso i de doña Josefa Romo, de ilustre familia Estudió latinidad. filosofía i teoloia la en el colejio convictorio de San Francisco Javier de su patria, de donde paso al real de San Martin en la de Lima, donde estudió jurisprudencia civil i canónica, i graduado de bachiller en la Universidad de San Márcos se recibió de abogado de aquella, Real Audiencia, cuyo ejercicio continuo por algunos años. Regreso a Chile, i sirvióel empleo de relator de la Real Audiencia, i presentado para la canonjía doctoral de la iglesia de su patria, que gano por oposicion, recibió las sagradas ordenes. Fué ascendido a las dignidades de maestrescuela, chantre i arcediano. Su ilustrísimo prelado le nombro provisor i vicario jeneral de aquel obispado i examinador sinodal de él. Presentado para la mitra de la Concepcion de Chile en 23 de julio de 1744, i consagrado Obispo en su patria el de 745 paso a tomar posesion de su obispado. Concluyo la Catedral i tuvo la desgracia de verla arruinada por el terremoto i salida de mar que causo la última desolacion de aquella ciudad, que mas adelante referiremos. Falleció en 31 de mayo de 1760 i se depositaron sus cenizas en la arruinada Catedral, donde estuvieron hasta que en 766 las traslado a la de la nueva ciudad el presbítero don Juan de Alvarez, natural de Andalucía.

Por renuncia del teniente jeneral don José de Lima Manes, provisto para el gobierno de Chile, dispenso el reí esta gracia al excelentísimo señor Don Domingo Ortiz de Rosas, natural de Loba en las Montañas, caballero de la orden de Santiago i teniente jeneral de los reales ejércitos, por real despacho de Aranjuez a 24 de mayo de 1745 i presentado en la capital de aquel reino, fué admitido al uso de su empleo en 25 de marzo de 46 con demostraciones de verdadera alegría por las noticias que los chilenos tenian de su bondad i de la mansedumbre i justificacion con que goberno las provincias del Rio de la Plata.

Tomo la brida del gobierno en las bellísimas circunstancias de poderse aprovechar de la inalterable paz que se gozaba i continuar las ideas de su antecesor, bien recibidas i aprobadas en la corte de España i para meditar el modo de hacer feliz su gobierno. Penetrado de estos útiles pensamientos, trato con eficacia la fundacion de la Universidad de San Felipe (10 de enero de 1747), i nombrado su primer rector i los examinadores, comisiono la continuacion de su fabrica material a don Alonso Lecaros, noble vecino de la capital.

Adornada esta ciudad (1749) con aquel alcázar de las ciencias, estableció la real casa de Moneda que por escasez del erario se dió en arriendo a don Francisco García, Huidobro con título de tesorero perpétuo de ella (1753). A este útil establecimiento se siguió el del estanco de tabacos, i aunque tuvo peligrosos principios en ciertas revoluciones que pretendián elevarse hasta la independencia, corre hasta hoi con grande utilidad del erario.

Tuvo este jefe la satisfaccion de ver que en el tiempo de su gobierno se principiasen los suntuosos templos de la nueva Catedral i de Santo Domingo (1754), i que estas grandes obras fuesen seguidas de la fundacion del convento de Recoleccion Domínica (1755), i de la ereccion en monasterio del beaterio de Santa Rosa de Lima, en que tuvo mucha parte con su esposa la excelentísima señora doña Ana de Briviesca, cuya laudable meritoria permanecerá eterna en aquella ciudad, i en todo aquel reino que a todo él se estendia su benéfica proteccion, i su caridad de un orden tan superior, que sola una virtud debió colocarla entre las primeras matronas del universo.

Con todos estos aumentos aun no podia este celoso gobernador ver satisfecha su actividad, i se propuso poner a esta colonia en mas ventajosa constitucion. Arbitro establecer fábricas de paños i otros tejidos de lana en el hospital de mujeres prostitutas, i solicito permiso del virei de Lima i no dudo alcanzarlo porque su excelencia tuvo el mismo pensamiento siendo gobernador del mismo reino, pero negado como destructivo de uno de los principales ramos del comercio del Perú con que lleva para sí una gran parte de los frutos de Chile, no tuvo efecto su grande idea.

No solo se diri.jian los cuidados del gobernador a los aumentos interesantes de su gobernacion, se estendian tambien a dar lucimiento a sus poblaciones. Dispuso se hiciese en la Cañada (98) de la capital una vistosa i alegre alameda poblada de verdes i frondosos sauces colocados de una banda, i otra del canal, que corre a lo largo de toda la calle. Dio esta comision a su correjidor don Pedro Lecáros i Ovalle, i como buen vecino se intereso en la direccion de su plantío, que era hermoso adorno de su patria.

Estos esmeros con que el gobernador propendia al mayor lustre de aquella ciudad fueron frustrados, i tuvo el sentimiento de verlos aniquilados al nacer; solo quedaron los vestijios de aquella hermosura para triste memoria de su pérdida (30 de abril de 1748). Salio de su cauce el rio Mapocho, i envueltos en sus corrientes el puente de veinticuatro arcos por donde se transitaba i los tajamares que debian contenerle dentro de sus márjenes, se entró por la ciudad i destruyó esta nueva alameda i la que hizo plantar el marqués de Obando, i causó mucho daño en los edificios.

Las riadas de aquel rio son demasiado frecuentes i amenazan una total destruccion de la ciudad, i fueron siempre uno de los cuidados que ajita,n aquel gobierno. I para evitar los efectos de estos peligrosos amagos, mando levantar nuevos tajamares de cal i canto, i por subasta se hizo cargo de esta obra don José de Canpino, contador de real hacienda, i hecho el asiento de ochenta pesos cada toesa, se llevo esta obra hasta el paralelo de la plaza mayor i se juzgo bastante para que quedase libre de inundacion toda la poblacion i sus arrabales.