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Crónicas
Descripcion Histórico Geografía del Reino de Chile por don Vicente Carvallo Goyeneche, precedida de una biógrafa del autor por don Miguel L. Amunátegui.
 
Primera parte. Que contiene el descubrimiento i conquista del Reino de Chile: el establecimiento de su Gobierno secular i eclesiástico: un compendio de la historia de sus Gobernadores: i una breve noticia de sus Obispos.
 
Tomo II

Capítulo LXXXIX. Establece el Gobernador algunas poblaciones en el territorio español i trata de dar valor al comercio activo de su Gobernacion.

Del campo de Tapihue regreso el gobernador a la capital a poner en ejecucion las ideas con que meditaba hacer feliz el distrito de su gobernaciom Adopto medidas acertadas para que progresasen las colonias establecida por su antecesor i fundó otras siete: la del adorable nonibre de Jesus en Coelemu i la del Dulcísimo de María, en Quirihue, distrito del partido de Itata, obispado i provincia de la Concepcion; la de Santa Rosa, en el partido del Huasco la de San José de Buena-vista en Cubico, distrito del Maule; en el de Quillota, las de Santo Domingo; de Rosas, en la Ligua; Santa Ana de Briviesc, en Petorca i San Rafael de Rosas, en Cuzcuz de Choapa, para perpetuar su memoria, la de su excelentísima esposa i la de su hija, la excelentísima señora doña Rafaela, esposa del exeelentísiino señor don José Solano, marqués del Socorro, teniente jeneral de la real aunada. No necesitaba aquel excelentísinro gobernador empadronar su memoria en Chile, que su bondad i la de toda su ilustre familia la hizo indeleble en la gratitud de aquellos colonos que no olvidan trasmitirla a la posteridad por una constante tradicion. La virtud i la propension de hacer bien; la inquietud i la perversa inclinacion de hacer mal hacen indeleble la memoria de los hombres. Por las dos primeras brillantes cualidades se ha hecho recomendable la del excelentísimo caballero Rosas; i por las dos últimas, se hace abominable la de otros hombres que ninguna otra cosa saben sino hacer mal. Los primeros fueron siempre un vivo retrato de los monarcas españoles, i los últimos, son desapiadados verdugos del mérito i la mortificacion de todo honrado vasallo.

Tambien mando reedificar las, obras interiores de la plaza de Valdivia que fueron pábulo de un voraz incendio, que a poco mas de las dos de la tarde del 18 de enero de 1748 comenzó por la casa de los jesuitas, cuyo superior, padre José Ambert, natural de Cataluña, se descuido con una luz que encendió para ciertos menesteres. Pobló la isla de Juan Fernandez, donde refresco el lord Anson (11 de marzo de 1750). Del puerto de la ciudad de la Concepcion hizo salir al navío Las Caldas con víveres, municiones de guerra, artillería, pertrechos i herramientas, conduciendo a su bordo al excelentísimo gobernador de la plaza de Valdivia, teniente coronel don Juan Navarro i Santaella, en calidad de gobernador del nuevo establecimiento, una compañía de infantería, veintidos trabajadores i ciento setenta i un pobladores de todas edades i sexos. Navarro, en inénos de un año, levanto aquella colonia i la fortifico, i de este modo se quito esta escala a las naves estranjeras que furtivamente entran al mar Pacífico,

Parecerá que el gobernador agoto sus esmeros para los aumentos del reino de Chile, que por ellos es allí venerado como padre benéfico de aquel suelo; mas no fue así i quedaron en toda su actividad. Se declaro protector del comercio. Como buen político, sabia que es uno de los ramos que hacen florecientes los reinos, i léjos de estrecharlo i reducirlo a límites, se dedico a dilatarlo, propagarlo i darle valor. Intento entenderlo hasta Panamá i que jirase libremente por los puertos del Perú i Chile, i se comisiono a don Blas de Baltierra para que bajase a Lima a solicitar el permiso del virei. Su excelencia que propendió a lo mismo siendo gobernador de Chile, ahora se manifiesta de contrario dictámen, i por tramoyas e intrigas d e los comerciantes de Lima se niega con terquedad a la súp lica.

Resentido el gobernador de la renuencia del virei, se valió de su autoridad económica que no tiene dependencia de aquel vireinato i medito un arbitrio mui conducente a dar valor al trigo que es el ramo mas considerable de la agricultura de Chile. Se acostumbra depositar este fruto en las bodegas del puerto de Valparaiso para venderlo a los mercaderes del Perú, i de esta práctica se vale el comercio de Lima para no pagarlo mas de ocho reales por fanega, i solo excede este precio en el caso de ser poco el trigo embodegado. El labrador o mercader chileno que lo almaceno, entra por el precio bajo que ofrecen los mercaderes de Lima por sus corresponsales o por los capitanes de sus navíos por no porderlo, con mas, los costos de su conduccion. Para evitar este remarcable prejuicio resolvió, o bien que se hiciese la venta de este ramo en la capital ántes de bajarle al puerto, o que no se almacenasen en él mas de ciento treinta fanegas cada año, i ordenó que este negocio se tratase en cabildo abierto hasta su conclusion.

El Ayuntamiento convoco para la celebracion de esta asamblea a los labradores i hacendados, i a los traficantes chilenos de esta produccion, i conferenciada la materia, se resolvió que se almacenasen ciento treinta fanegas de cada cosecha; que no se vendiese ni un grano de la nueva hasta verificar el despacho de la anterior; que en el puerto se estableciese la diputacion acordada por el excelentísimo señor don Gabriel Cano de Aponte, para que se tomase razon de la entrada i salida de trigos, i en la capital otra igual oficina para que recojiese los vales del trigo almacenado i lo vendiese con acuerdo de los dueños de él, i hechas las ventas, espidiese las correspondientes libranzas para su entrega.

Se presentaron al virei contra este arbitrio los mercaderes de Lima, apoyados del Ayuntamiento, produciendo varios inconvenientes, siendo el mas poderoso que se les obligaría a comprar i navegar trigo próximo a corrupcion.

Su excelencia mando que informase el Ayuntamiento de la capital de Chile, i éste cuerpo dijo que estas providencias a mas de ser peculiares de su gobierno eran ya indispensables, arregladas i justas; i que con ellas habian conseguido la capital, las villas i los partidos de su distrito el abasto de tan preciso mantenimiento a precios cómodos, i haber reparado la ruina de los labradores de los fraudes i suplementos de trigo que hacían los bodegueros a los capitanes de navíos mercantes, i que hasta entonces no pudieron remediar las sabias providencias del gobierno, porque la malicia las hizo siempre ilusorias.

Adelantó todavía mas aquel Ayuntamiento, e hizo conocer que de no subsistir el arbitrio que se había adoptado con anuencia del gobierno se seguirian muchos perjuicios: 1.° que quedaria este negocio en el mismo estado en que ántes corrían las colecciones i préstamos entre bodegueros i capitanes de los navios mercantes; 2.° que infaliblemente se perderían muchos millares de fanegas de trigo de la cosecha resagada; pérdida capaz de arruinar a muchos vecinos labradores i a no pocos mercaderes que penden de este ramo de agricultura para mantener sus familias i sus créditos, i no debia permitirse estando buenos i corrientes los trigos, sin haber permitido jamas el comercio de Chile estrechar al de Lima a trasportar los corrompidos ni próximos a corrupcion, como falsamente representaban los capitanes de sus navíos; 3.° que subsistiendo el convenio que hicieron los dueños de navío para vender en Lima por mano de un administrador i para comprar en Chile segun sus órdenes, resulta ser uno el comprador i de consiguiente, le es arbitrario poner la leí que quisiere a los vendedores: i para contraresto de esta práctica era indispensable i mui obvia la diputacion establecida, i tambien para evitar las libranzas i vales apócrifos que daban los bodegueros a los capitanes de navíos mercantes, para que los cargasen sin necesidad de comprar una sola fanega de trigo, 4.° que aun estinguida aquella compañía, no cesaba el inconveniente, porque siendo pocos los dueños de navío i todos unidos a inutilizar la sementera de trigo en Lima para que no lo fuesen sus embarcaciones, estaban en el empeño de comprar el de Chile por precio bajo, para poderlo vender barato en el puerto del Callao, V hacer que no costeando sus gastos los labradores de Lima diesen de mano a este ramo de agricultura. I ninguno podía negar la facilidad con que podian dar a los capitanes de sus navíos ordenes iguales i proporcionadas a salir con su idea dirijida a su utilidad fijada en la subsistencia de sus buques (99).

Por la inversa estaba el arbitrio chileno, que léjos de inferirse perjuicio de su práctica a los dueños de navío se les seguian muchas conveniencias consistentes en el ahorro de gastos por el pronto despacho de sus naves, que ajustado el precio del trigo al principio de cada cosecha podia verificarse en cuatro dias. No necesitaban de pagar comisionados para su compra. Evitaban los fraudes que cometían los capitanes de sus navíos dándoles por comprado el trigo de toda la carga por el mas subido precio que se habria al principio del año, i les servia de regla invariable para arreglar la venta en el puerto del Callao i no esponerse al inconveniente ele comprar unos por mas i otros por ménos, i éstos poder vender en aquel puerto por el precio que aquéllos comprasen en Chile.

Ultimamente, concluyo el Ayuntamiento de Chile su contestacion manifestando todo el fondo de su pensamiento. Produjo, que no estando Chile obligado por leí, ni por contrata a abastecer a Lima con grande perjuicio suyo, se veria necesitado a abandonar este ramo de agricultura por inútil i aun nocivo a su comercio, i se dedicaria a otros ramos de industria que le reportarian utilidad. Protestaron darse todos a la labor de las muchas mineras de plata, oro i cobre, que echan menos a la multitud de trabajadores que inútilmente emplean en aquella agricultura: i que harian renacer la crianza de ganado mular que sus ascendientes practicaron cuando no se trabajaba el trigo, haciendo memoria de que con ella dejaron a sus descendientes los cuantiosos caudales que en el dia no se ven, atribuyendo el orijen de esta desigualdad de fortuna a los procedimientos irregulares del comercio de Lima. I constantes en su resolucion, determinaron no deberse innovar cosa alguna en lo acordado sobre este interesante negocio, aunque no le falto alguna intestina contradiccion, porque algunos vecinos de Chile preocupados representaron contra el arbitrio graduándolo de tirano. Dijeron, que siendo no mas de ciento treinta fanegas las que debian conducirse al puerto, serian preferidos los correjidores de los partidos en su venta con esclusion de los labradores pobres; i dejando libre este ramo tendrian también lugar para vender sus cosechas. Pero a pluralidad de votos subsistió la primera idea, i para ocurrir a todo inconveniente se dispuso que al diputado se le nombrasen ocho acompañados para la abertura de precios, i que cada cuatro meses se prorratease el trigo vendido i se entregase el dinero a sus dueños.

Dos años subsistió este método con utilidad conocida bajo la direccion de don Francisco Diez de Arteaga, primero i último diputado que manejo esta negociacion con la limpieza e integridad que correspondia a su nobleza i a su conducta relijiosa. Se vendió el trigo a buen precio i no se perdió ni se malbarató el resaltado. En, el primer año almaceno cada labrador el trigo que pudo conducir al puerto; i cargados los navíos del comercio de Lima que aportaron a Chile por este jenero, quedaron sobrantes cincuenta fanegas. Entraron éstas el año siguiente en el número de las ciento treinta fanegas, i vendidas antes que las ochenta de. la nueva cosecha, salieron al mismo precio que se abrió para éstas. Mas nada de esto fue bastante para aquietar a los cavilosos que tocando con propia mano la utilidad del arbitrio, se dejaron seducir de los limeños, i abolida la segunda vez la diputacion, volvió este ramo de agricultura a su anterior decadencia.