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Crónicas
Historia de Todas las Cosas que han Acaecido en el Reino de Chile y de los que lo han gobernado (1536-1575)
XII. De cómo Valdivia mandó a Jerónimo de Alderete fuese a descubrir la provincia de Arauco, y cómo Valdivia pobló la ciudad imperial en 38 grados

Después de haber traído de paz muchos repartimientos en la ciudad de la Concepción, mandó Valdivia al capitán jerónimo de Alderete que con ochenta soldados a caballo fuese a descubrir la provincia de Arauco, que es lo más principal de todo el reino y de más gente. Pasó el río de Biobio, que está dos leguas de la ciudad y es río muy furioso a sus tiempos, y algunas veces se pasa de verano por algunos vados por respeto de ir muy tendido. Llegado a Arauco, que es dos jornadas de la Concepción, vió tantos pueblos de naturales y tan poblada la provincia, que no osó pasar adelante más de ver el principio: aunque los indios principales le salieron todos de paz, e informándose de lo de adelante entendió era más poblado de lo que allí parecía, y así se volvió sin entrar más en la tierra adentro, como hombre que tenía plática de guerra. Vuelto a la Concepción dió razón a Valdivia de lo que había visto. Luego le mandó que por el camino de la sierra la tierra adentro, a la ligera con las lanzas en las manos viese lo que había. Fué hasta el río de Cayten por tierra tan poblada como la de Arauco treinta y seis leguas de camino, todos muy regocijados y alegres; se volvió desde allí a la Concepción. Con esta nueva salió Valdivia con ciento y veinte soldados a caballo (si no eran algunos de su guardia que no alcanzaban a tener caballos por respeto de el valor grande que tenían) con ánimo de poblar una ciudad, y para ver mejor en dónde, fué por el camino de la costa, reconociendo si había algún puesto que bueno fuese; porque como era hombre que había andado por el mundo, sabía la ventaja que tenían las tales ciudades pobladas en costa de mar a las de la tierra adentro; y así iba buscando asiento hasta que llegó al río de Tirua, que está treinta leguas poco menos de la Concepción. Allí quiso poblar, y siendo informado de los naturales que era anegadizo en tiempo de invierno, aunque había juntado mucho bastimento, mudó de parecer. Queriendo pasar el río, buscando vado para ir adelante, un soldado llamado Higueras, hombre gran nadador, con una buena yegua que tenía, valiente y de buena determinación, se metió por el río: buscando vado confiado en su nadar y en el caballo que llevaba, cayó en un raudal desechándolo la yegua de sí; no pareció más. Valdivia bajó con su campo a la boca del río donde entra en la mar, y pasó de la otra banda yendo adelante: todos los naturales le venían a ver y servir. Desde a dos días llegó al río de Cayten, que corre por tierra fertilísima y de mucha gente. Junto a este río pobló una ciudad en una punta que hacía en donde se juntaba con otro río menor, y le puso nombre Imperial, porque en las casas que los indios tenían había en unos palos grandes que subían desde el suelo encima a lo alto de las casas una braza y más en el remate de la misma madera, en cada uno una águila con dos cabezas. Tomándola por buen pronóstico de imperio, le puso aquel nombre de Imperial, y porque entraba el invierno le pareció volverse a la Concepción -a causa de ser puerto de mar tendría allí algunos navíos del Perú- y por saber de Santiago. Dejando por su teniente a Pedro de Villagra, hombre fuerte y plático de guerra de indios y arriscado en ella, con mucha cordura le mandó se informase de lo de adelante y mirase por lo presente, y reparase aquel asiento con hacerle un fuerte para su defensa. Proveyendo todo lo que convenía, se partió para la Concepción solamente con sus criados, por dejar más número de gente en aquella ciudad, diciendo a todos en general volvería a la primavera a repartirles los indios todos que en los términos de aquella ciudad había, y descubrir y poblar lo de adelante