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Fuentes Bibliográficas
Capítulo V: La Universidad Profesional.
3. Creación de escuelas universitarias y anexas, 1879-1927

a) Instituto Pedagógico

En 1843, Ignacio Domeyko propuso en su Memoria sobre el modo más conveniente de reformar la instrucción pública en Chile, la creación de un Seminario Pedagógico para formar profesores de segunda enseñanza. Pidió que algunas becas otorgadas por el Instituto Nacional se destinaran a los aspirantes a maestros, que serían seleccionados entre los alumnos más aventajados de los liceos de provincias. El Gobierno creó tres becas de gracia para estudiantes del Liceo de Coquimbo y tres para los del Liceo de Concepción. La medida fue adoptada por el ministro Manuel Montt, en conjunto con el rector del Instituto, Antonio Varas. Pero, la falta de recursos y el escaso número de establecimientos de instrucción secundaria impidió mejores resultados. La necesidad de preparar a los profesores que enseñaban en los liceos era apremiante. Las cátedras de los establecimientos de enseñanza secundaria eran ejercidas por aficionados, algunos profesionales distinguidos de cada localidad o personas de buena voluntad. En el Liceo de Talca -recuerda Ricardo Donoso- tres médicos eran profesores, la cátedra de inglés la regentaba un caballero que había llegado a la ciudad contratado por una empresa industrial y la clase de dibujo era impartida por un médico. En la rectoría de Barros Arana (1863-1873), se empezó a preparar repetidores, profesores auxiliares que debían suplir a los de planta, y se enseñaron en las humanidades las asignaturas de historia literaria, geografía física, química y ciencias biológicas. Barros Arana distribuyó las asignaturas de manera que cada profesor no tuviera a su cargo más que uno o dos ramos, encomendando éstos a jóvenes de reconocida inteligencia y amor al trabajo. Los ministros Blest Gana y Altamirano le confiaron el cargo de elegir entre los jóvenes egresados, a aquellos que podían servir como profesores de los liceos sostenidos por el Estado. En 1882, Rodulfo A. Philippi, en su Bosquejo de la instrucción alemana secundaria comparada con la de Chile, afirmó que el profesorado debía constituir una carrera universitaria. Tres años más tarde, sugerían algo parecido al gobierno Valentín Letelier y Claudio Matte, en sus informes sobre las escuelas e instrucción secundaria de Berlín. En mayo de 1887, el Consejo de Instrucción Pública comisionó a dos de sus integrantes para que informaran de un proyecto del ministro Pedro Montt, que contemplaba la creación de un seminario profesoral. La Ley de Presupuesto consultó 20 mil pesos para instalarlo. Simultáneamente, Valentín Letelier presentó al ministro Pedro Lucio Cuadra un plan completo de lo que debía ser un establecimiento semejante. En el presupuesto de 1888 subsistió ese ítem y al año siguiente, Federico Puga Borne logró se duplicara la cantidad, ordenando al Ministro chileno en Berlín, Domingo Gana, que contratara profesores alemanes para que llenaran sus cargos docentes.

El 29 de abril de 1889, el Gobierno procediendo por cuenta propia, y sin el conocimiento del Consejo, expidió el decreto de fundación del Instituto Pedagógico. El Consejo estimó que, como la nueva instrucción era costeada por el Estado, se hallaba comprendida entre los establecimientos sometidos a ese organismo. Considerada su enseñanza como universitaria, los profesores debían pertenecer a la Facultad de Filosofía o de Matemáticas, según las asignaturas que desempeñaran. De esta forma nació la institución que permaneció casi un siglo formando el profesorado que se desempeñó en los liceos y colegios de Chile, ejerciendo una notable influencia en la educación nacional al tiempo que cultivaba las disciplinas científicas a un alto nivel. El Instituto Pedagógico sirvió de modelo a varios países americanos que copiaron sus objetivos y planes de estudios.

b) Creación del Instituto de Educación Física y Técnica

A solicitud de Joaquín Cabezas, que tenía a su cargo la cátedra de educación física en el Instituto Nacional, el Rector de la Universidad de Chile, Manuel Barros Borgoño, presentó al Consejo la proposición de crear un curso agregado al Instituto Pedagógico de las asignaturas de educación física, dibujo y trabajos manuales. En tanto, el ministro Federico Puga Borne, propuso la dictación de cursos en período de vacaciones sobre trabajos manuales a profesores primarios. Otros cursos de información para maestros de ramos técnicos se impartieron desde 1908, gestados por el subsecretario de educación, Moisés Vargas, dictados por Joaquín Cabezas. Aprobada la petición en 1902, se inició la formación del profesorado especial, a cargo de éste. Los cursos técnicos no prosperaron en el Instituto Pedagógico por la falta de apoyo a dichas asignaturas. La Asociación de Educación Nacional, junto a un grupo de personas, entre las que se encontraban el Dr. Carlos Fernández Peña, José Alfonso, Carlos Silva Cruz, Manuel Salas Lavaquí y Joaquín Cabezas, pensaron en la conveniencia de crear un establecimiento independiente.

El Gobierno envió un proyecto de ley al Congreso, el que fue promulgado en 1906, para crear un Instituto de Educación Física y Manual, como inicialmente se le llamó. Las asignaturas contempladas fueron: trabajos manuales, dibujo, caligrafía, educación física, economía doméstica y taquigrafía. Para ser alumnos regulares, los candidatos debían acreditar ser profesores normalistas con notas sobresalientes o haber rendido el 5° año de Humanidades. Los estudios durarían dos años, con 12 horas semanales. Correspondió al Instituto la organización de la Primera Olimpiada Nacional. Años más tarde, abrió un Gabinete de Kinesiterapia e hizo funcionar, sin costo alguno para el Estado, cursos de educación física para oficiales del Ejército.

Hasta 1918 dependió del Ministerio de Instrucción Pública y desde esta fecha pasó a la tuición del Consejo.

c) Curso de Conductores de Obras

Anexa al Instituto de Educación Física funcionaba una Escuela Técnica que, según el decreto que la fundó, debía ser una Escuela de Aplicación, como la había en las Escuelas Normales, donde los alumnos del Instituto debían realizar su práctica para ejercer como profesores de ramos técnicos. Pero, de hecho, esa escuela preparaba mayordomos e inspectores de obras. La confusión se reflejaba en la escasa matrícula. En 1918, el Director del Instituto, pidió al Consejo su autorización para suprimir el tercer año por falta de alumnos.

Dada la orientación que tenía, se determinó en 1919 que su dirección y vigilancia correspondía a la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. La escuela pasó a llamarse Curso de Conductores de Obras, e inició sus actividades con una matrícula de 22 alumnos para el primer año. Las clases de segundo y tercer año, con 4 y 10 estudiantes, correspondían a los cursos de la antigua escuela. En su Memoria anual, el rector Domingo Amunátegui, estableció que el nuevo curso tendría por finalidad "formar un cuerpo de empleados auxiliares de los ingenieros, arquitectos y empleados de la construcción y administración de las obras y en la dirección de las faenas". Como requisito de ingreso se exigió una edad de 15 años y haber aprobado los exámenes del cuarto año de Humanidades. Esta escuela cambió su nombre por el de Construcción Civil, en el rectorado de Juvenal Hernández Jaque.

d) Escuela de Arquitectura

Los alumnos del Curso de Arquitectura de la Sección de Bellas Artes, plantearon al Consejo en 1894 que sin el grado de Bachiller en Matemáticas, y sin los conocimientos de ramos como cálculo diferencial e integral y de resistencia de materiales, les era imposible realizar un proyecto de construcción. El Decano de Filosofía, Domingo Amunátegui Solar, propuso entonces una reforma al plan de estudios. En 1896, se creó la Escuela de Arquitectura, dependiente de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Bellas Artes; pero el Consejo solicitó y obtuvo del Ministerio de Instrucción Pública que, a partir de 1899, el Curso de Arquitectura funcionara bajo la dependencia de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, incorporándose como curso especial dentro del plan de estudios. Se acordó proveer en propiedad, a propuesta en terna de los profesores de la facultad, las primeras asignaturas del curso: dibujo a mano alzada; explotación de minas; cimientos, puentes, túneles, caminos de fierro y explotación de ferrocarriles; y de arquitectura, dibujo y dirección de taller. Como requisitos de ingreso para el curso preparatorio de un año (que comprendería: matemáticas, física, química y dibujo), se exigió haber rendido los cuatro primeros años de la enseñanza secundaria. Los postulantes que hubieran rendido los seis años de la enseñanza secundaria podrían ingresar al segundo año del plan de estudios, que tendría una duración total de cuatro años.

e) Escuela Dental

En 1863, Vicente Padín, Decano de la Facultad de Medicina, presentó un plan de estudios para los "sangradores y dentistas". De ese proyecto emanó el decreto supremo del año siguiente que creó el cargo de profesor de dentística. No se realizaron mayores progresos en esa materia, prueba de ello es que en 1880 el Consejo recibió una solicitud de una persona que pedía este puesto, porque "eran innumerables los jóvenes que golpeaban las puertas de las oficinas de los dentistas solicitando la enseñanza del ramo". Tampoco había textos en que poder estudiar ni menos un curso regular. En 1886 se presentó un nuevo proyecto de plan de estudios, que contemplaba para el primer año las asignaturas de anatomía, fisiología, anatomía patológica y terapéutica dentaría; y en segundo año: cirugía y clínicas dentarías. Como requisitos de ingreso se exigió originalmente certificados de ramos de instrucción primaria y secundaria. Este plan fue mantenido al crearse la escuela, que entró en funciones el 1 de marzo de 1889. El título de dentista sería expedido por el Decano de la Facultad de Medicina y Farmacia. El ministro Federico Puga Borne exigió que los alumnos que ingresaran a ella hubieran cursado el cuarto año inclusive del plan concéntrico de los estudios de Humanidades. Con el propósito de modernizar la enseñanza que se impartía, se envió a Germán Valenzuela Basterrica a Europa para que se dedicara al estudio de la dentística. En 1904 se aprobó una reforma al plan de estudios: ampliaba a tres los años de la carrera y determinaba que los profesores serían auxiliados en sus respectivas asignaturas por cuatro jefes de clínica: de operatoria dental, de prótesis, de ortodoncia y de clínica dental quirúrgica; además de un jefe de trabajos prácticos de anatomía. A partir de 1911 se acordó exigir a los postulantes el grado de bachiller en humanidades, provocando una disminución en la matrículas.

Otro problema que enfrentó la carrera de dentista desde la creación de la escuela, fue su falta de protección. Ella podía ser ejercida por cualquiera y lo único que se prohibía era el engaño, es decir, que la persona que practicaba la profesión se dijera titulada en la Universidad o en otra corporación, y no lo fuera. Además, cualquier extranjero titulado de dentista podía ejercer en Chile. La ley de 1879, en su artículo 50, sólo establecía vigilancia sobre el ejercicio de tres profesiones: la de médico, de abogado y de ingeniero. Como ninguna ley reconocía su existencia, no podía ser reglamentada. Producto de las peticiones del decano Vicente Izquierdo y de otros consejeros se consiguió la aprobación de un proyecto de ley que sustituyó la palabra "flebotomiano" por la de "dentista" en cal artículo 494 del Código Penal y el establecimiento legal de la profesión de dentista. La ley determinó que se tendría por tal "toda persona a quien se haya conferido o reconocido el título respectivo por la Universidad de Chile".

f) Creación de la Escuela de Obstetricia

La primera Casa de Maternidad se organizó como una sección de la Casa de Expósitos en 1834, bajo la dirección de Lorenzo Sazié. Durante años funcionó en diferentes lugares y careció de un carácter científico. En 1896, el Consejo conoció un proyecto de plan de estudios para un Curso de Matronas que pensaba crearse; las exigencias de ingreso fueron: poseer nociones elementales de gramática castellana, geografía descriptiva, historia de Chile, aritmética y sistema métrico decimal; un certificado de buena conducta y edad entre 18 y 30 años. Los estudios durarían dos años y la enseñanza tendría un carácter práctico. Para obtener el título de matrona, expedido por el decano de la Facultad de Medicina y Farmacia, la aspirante debería practicar dos meses a lo menos en una maternidad pública, asistir allí a 20 partos, y rendir un examen final.

El Curso de Matronas que comenzó a funcionar en 1897 bajo la dirección de Alcibíades Vicencio, pasó progresivamente de una escuela práctica a otra de carácter científico, una verdadera clínica obstétrica. Por iniciativa del Dr. Vicencio, se organizó un Instituto de Puericultura en 1906, que pasó a depender de la Escuela de Medicina y terminó por fundirse con la Escuela de Obstetricia. Para mejorar la organización. de la Casa de Maternidad, fue comisionado el profesor de la Escuela de Medicina, Marcial González, quien se trasladó a Europa a estudiar el tema. A poco andar, se creyó indispensable establecer nuevas exigencias de ingreso, ya que sólo se pedía tener rendido el quinto año de educación primaria.