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Fuentes Bibliográficas
Homenaje a Vicuña Mackenna Tomo 2º.
Introducción.

Vicuña Mackenna.

Vida y trabajos.

¿Qué fue Vicuña Mackenna ? Enmiendo ¿ Qué no fue Vicuña Mackenna?

Fue gran político, gran historiador, tribuno, viajero, poeta en prosa, crítico, literato, diarista incomparable, monstruo de la naturaleza.

Escribía en francés, como un parisiense, peroraba en inglés, como un norteamericano.

Tan sabiamente analizaba los detritus y las plantas, como los poemas y las oberturas. Su cabeza era una enciclopedia.

¡Oh, cerebro prodigioso donde las ideas no hacían distinción de conocimientos para prodigarse siempre fecundas, siempre amenas y regeneradoras fué, sin exageración, el carácter más admirable y la inteligencia más clara de toda la América Latina.

RUBEN DARIO.

 

Su obra es inmensa, porque es la de un escritor verdaderamente nacional, que por primera vez aparece entre nosotros; y no se puede apreciar ni juzgar sino apreciando y juzgando la época en que se ha realizado.

JOSÉ VICTORINO LASTARRIA.

 

La vida de Vicuña Mackenna está escrita en sus libros... Es, como lo decíamos ayer, cuando aún vivía, el escritor más fecundo, más brillante y ameno, a la par que más original que haya producido la América del Sur, y en muerte como en vida, es el Hércules de la literatura chilena, que en cada año realizaba tres trabajos útiles en otros tantos libros.

BARTOLOMÉ MITRE.

 

Vicuña Mackenna ha sido siempre el apóstol más elocuente de la unión. y confraternidad americana....

La gran unión y confraternidad hispano-americana vive en cuerpo y alma en la mente de Vicuña Mackenna, habla por su boca, y encuentra en esta voz el eco más potente de sus ensueños generosos y de sus aspiraciones más razonables.

G. RENÉ-MORENO.

 

Todo grande hombre necesita un escenario. Nada se produce espontáneamente y tanto las fundamentales como las pequeñas transformaciones de la historia han sido actuadas por hombres-tipo, por hombres profundamente representativos e intuitivos que eran a la vez conductores y constructores. Tales personalidades fueron el fruto de su época, una suerte de producto formado por las condiciones positivas y negativas de un pueblo, de una civilización, de una cultura. Hombres que hacen historia y la sienten. Y la hacen precisamente porque han sentido la marcha de las secretas corrientes espirituales y el desenvolvimiento de las leyes, económicas que las determinan. Antes de Marx eran hombres providenciales. Después de Marx aparecen como los tipos representativos y conductores que advienen en las horas de transformación. Estas pueden cumplirse sin ellos, pero su presencia influencia en modo importante ese proceso. Lo apresura o lo retarda. Y en punto de tiempo ese ritmo de aceleramiento o de retraso tiene una importancia muy difícil de precisar. Se dice de tal hombre que su influencia ha logrado variar el curso de la historia, lo que parece valedero en cierto sentido relativo. Es indudable, por ejemplo, que sin Lenin la revolución rusa no habría logrado su plena realización y quizás hubiera abortado.

Ello no significa que la marcha del hombre hacia el socialismo hubiera sufrido alteración sustancial. En modo alguno. Pero el proceso de transformación socialista pudo sí encontrar oros núcleos iniciales, retardarse, variar el ritmo de su marcha. En este sentido las grandes personalidades influencian la historia.

En general cabe creer que si toda personalidad grande necesita un escenario, éste sólo puede formarse mediante la intervención de hombres superiores. Es el período heroico de la formación de los pueblos; en el que actúan personalidades de primer orden, personalidades fuertísimas cuya irradiación permanece interna, traduciéndose en labor sobre la cual se van generando nuevas posibilidades de cultura, como bajo capas de rica savia vegetal, aparentemente no aprovechadas, se van gestando las floraciones más selectas.

En Sud América, escenario de conjunto de Vicuña Mackenna, se había formado, durante el decurso de la primera mitad del siglo XIX, ambientes nacionales que el factor racial y el geográfico fueron diferenciando. En ellos se destacaron hombres -tipo como Bolívar y Andrés Bello y grandes personalidades como Sarmiento y Montalvo, más tarde. Esos hombre, -singularmente Bolívar y Bello- sentían la historia y la hacían, echaban los cimientos de una cultura y laboraban para las generaciones por venir. Vicuña Mackenna, en la segunda mitad del siglo, vino a completar el núcleo insigne y a ampliarlo. Todos ellos, piedras angulares de una América en gestación, laboradores de un mundo nuevo, trabajaron para el futuro, haciendo tabla rasa de las preocupaciones de su tiempo.

Vicuña Mackenna se constituyó en ciudadano de América, estudió sus bases comunes, sus prestigios generales y llamó -el primero en su siglo-al corazón de las masas. Puso en movimiento al hombre - pueblo, exaltó y cantó sus virtudes, lo hizo hacer historia, le otorgó el rol protagonista que siempre le fuera negado y creó un sentido neto, vívido, internacional de americanismo. Si bien es cierto que en un período de su vida lo nacional pareció superar a lo internacional, no lo es menos que ni antes ni después de ese período dejó de expander el profundo sentido americano de su espíritu. Lo nacional en él, con parecer muy fuerte, fue el equilibrio-indispensable para su tiempo-de lo internacional. Sin antes fijar los valores propios de cada pueblo -balance y fijación previos- no se podía actuar en el sentido que vincula y tiende a fundir las naciones. ¿Cómo desconocer que en la América del siglo pasado para abrir paso a una política continental había que comenzar afirmando los valores nacionales? Si Vicuña Mackenna no hubiera aparecido fundamentalmente chileno a los ojos de los chilenos ¿habría podido imponer política de paz a su pueblo, en uno de los más graves conflictos entre Chile y la República Argentina?

Cuando Vicuña Mackenna comenzó a actuar, el cuadro político del continente presentaba características casi uniformes. En la mayoría de sus países se advertía la lucha de los elementos agrarios con los caudillejos militares que, detentadores de la fuerza, imponían su ley, formando gobiernos que nacían y morían a golpe de cuartelazos. Algunos de esos gobiernos pactaron con las oligarquías agrícolas, cuando éstas conseguían formalizarse, o se apoyaron en ellas, logrando mayor permanencia. En otros países la precariedad e inarmonía de esas relaciones determinaba la formación de dictaduras más transitorias.

En el imperio brasilero se manifestó de modo típico el maridaje de la oligarquía agrícola y de la espada. El gobierno, bajo la gestión patriarcal de don Pedro II, se desenvolvía en forma pacífica. Una oligarquía agrícola lo apoyó durante cerca de medio siglo. Y justamente cuando el emperador, obedeciendo a impulsos progresistas y humanos de su espíritu, suprimió la esclavitud, rompiendo con la oligarquía agrícola, ésta derribó el trono. La república burguesa nació, en Brasil, del descontento de los agricultores esclavistas.

En Chile la oligarquía agrícola en lucha con las avanzadas liberales (presidencias de Freire y de Vicuña, con cuya- caída terminó el régimen liberal) logró dominar el caudillaje militar imperante en el interregno que separa el fin del gobierno de Vicuña y la elección de Prieto, y se entronizó sólidamente en el poder con Portales. Era Portales estadista de visión política superior y al convertirse en director de una aristocracia agrícola supo valorar a los individuos más capaces y probos, abriendo así cauce a la influencia de elementos selectos de la oligarquía conservadora. Contra el dominio de ésta no tardó en alzarse la juventud liberal, acaudillada por Bilbao, Arcos y Pedro Félix Vicuña en las primeras jornadas revolucionarias y, más tarde, por Vicuña Mackenna y su grupo de la Asamblea Constituyente cuando la lucha se afincó en el terreno ideológico. Vicuña libró las más sustantivas luchas doctrinarias no en los campos de batalla, como en sus días de adolescente, sino en la prensa, en la tribuna, en el libro. De ese conflicto -que nunca descendió al terreno misérrimo característico a todas las dictaduras sudamericanas de la época- continuado a través de largo período por los hombres más notables de aquél tiempo, surgió una cultura intelectual y política interesantísima. Por primera vez en el continente se pudo abrir paso a la esperanza de una auténtica democracia y por conseguir su instauración libró Vicuña Mackenna las más trascendentes y memorables campañas políticas de su vida.

Vicuña Mackenna encontró el único escenario interesante en la América de su época. El ambiente no parecía, con todo, propicio a una renovación de fondo, pero su genio se impuso. Lo influenció -orientándolo en el sentido de la democracia, del americanismo- y lo enriqueció con el estupendo aporte de su obra histórica y de su labor continental.

Este ensayo de interpretación procurará, analizando su vida y sus trabajos, desentrañar de la médula de su siglo la valía y extensión de ese aporte.

La tarea de componer una Vida de Vicuña Mackenna nos atraía desde hacía tiempo y la oportunidad de las fiestas con que la nación conmemoró el primer centenario de su nacimiento (Agosto 25 de 1931) ha permitido que tal labor se realizase en términos de colaboración a los homenajes rendidos por la Universidad de Chile.

Para ella y sus Anales ha sido trazada. especialmente esta obra.

En su composición hemos tenido a la vista, a más de papeles y datos íntimos, los principales estudios publicados hasta hoy sobre Vicuña Mackenna, cuya personalidad, como observa, don Luis Galdames, es la que más profundamente ha atraído la atención de los biógrafos chilenos. Entre esos estudios son especialmente importantes los libros de Ricardo Donoso (A), Galdames (B) y Pedro Pablo Figueroa (C) como también el magnífico estudio bibliográfico de Guillermo Feliú Cruz (D). El primero de ellos, riquísimo por su documentación, que lo presenta como el más completo de todos, nos ha sido especialmente útil. Tanto el señor Donoso como el autor de La Juventud de Vicuña Mackenna han contribuido en forma valiosa al estudio de la vida y obra de un hombre a quien ya el ilustre Rubén Darío había colocado entre las figuras máximas de nuestra América.

 

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Notas

A

Don Benjamín Vicuña Mackenna, Su vida, sus escritos y su tiempo. Santiago MCMXXV.
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B

La Juventud de Vicuña Mackenna.
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C

istoria del popular escritor don Benjamín Vicuña Mackenna. Su vida, su carácter y sus obras. Santiago, 1903.
Entre los folletos sobre el hombre o su obra cabe señalar el interesante estudio de Guillermo Feliú Cruz: Interpretación de Vicuña Mackenna. Santiago, 1931, y los de Pedro Pablo Figueroa: Apuntes Históricos sobre la vida y las obras de don Benjamín Vicuña Mackenna (Santiago, 1886), y La Sombra del Genio (Santiago, 1887).
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D

Las Obras de Vicuña Mackenna, Santiago, Prensas de la Universidad de Chile, 1932.
Entre las bibliografías de Vicuña Mackenna, aparte la que hiciera él mismo, de-ben mencionarse las de Ramón Briseño (1896), Ricardo Donoso (1925), Guillermo Feliú Cruz (1932) y Carlos Vicuña M.
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