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Fuentes Bibliográficas
Homenaje a Vicuña Mackenna Tomo 2º.
Capítulo XLVI.

Cuando las actividades ciudadanas le dieron tiempo, Vicuña reanudó su labor literaria, la que en puridad nunca pudo interrumpirse de manera seria, aún en los períodos de mayor dinamismo cívico.

Una de sus empresas importantes fue sin duda la publicación de la Historia General de la República de Chile desde la independencia hasta nuestros días, compuesta de cinco volúmenes, editados por don José Santos Valenzuela. En ella reunió Vicuña, fuera de su Memoria sobre las últimas campañas del período emancipador chileno, trabajos importantes de los mejores historiógrafos nacionales, todos ellos acompañados de estudios y notas biográficas originales. En el primer volumen figuró la «Investigación sobre la influencia social de la conquista y del sistema colonial de los españoles en Chile» de José Victorino Lastarria (195). El tomo último fue impreso en 1872.

Sobre esta publicación en que se incluyó a Lastarria, Sanfuentes, los Amunátegui, Barros Arana, García Reyes, ha dicho Ricardo Donoso: «Su Historia General de la República de Chile es, junto con la monumental de Barros Arana, el más perdurable monumento eregido a perpetuar la historia de nuestra tierra, y uno de los esfuerzos más notables que en materia literaria se han realizado en nuestro país.

En 1867 dio a la estampa los dos nutridos volúmenes de Diez meses de misión a los Estados Unidos de Norte América, «fruto de cien vigilias», en que mostró sus trabajos, luchas e impresiones recogidas durante aquella célebre misión que hemos recordado por su trascendente interés en varios capítulos de esta obra. Libro autobiográfico, cabe reconocer -como apunta Donoso- que «se trata de una obra de altísimo valor literario y de clara visión política. Vicuña Mackenna vivió en Estados Unidos con el espíritu alerta, observando con minucioso interés todas las manifestaciones de la idiosincracia norteamericana. Sus comentarios y opiniones sobre las características y tendencias del pueblo de la Unión, tienen, si pudiera decirse, un valor y un alcance netamente actuales, que la experiencia de los años no ha hecho más que confirmar».

En 1868 sostuvo una polémica histórica con Mitre, a propósito de un juicio emitido sobre Sarmiento, y otra de mayor importancia sobre la Inquisición, en que terciaron el prebendado don José Ramón Saavedra y Zorobabel Rodríguez, el famoso economista y hombre de prensa conservador.

Fue el caso de que cinco años después de haber pronunciado Vicuña su discurso de incorporación a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile, en que trató de la Inquisición, el erudito prebendado Saavedra publicó un folleto «La Inquisición. Rápida ojeada sobre aquella antigua institución» -en el cual decía, con notable desenfado: «No sólo haré la defensa de la Inquisición eclesiástica; trazaré su panegírico». Rodríguez acogió con entusiasmo el trabajo de marras, desde las columnas de «El Independiente», provocando con sus ditirámbicos elogios la intervención de Vicuña Mackenna. Salió éste a la arena y el 20 de Mayo inició en «El Mercurio» la publicación de su libro Francisco Moyen o lo que fue la Inquisición en América, en el que narraba la vida de un alegre aventurero francés a quien su admiración por Voltaire y los enciclopedistas llevó á las cárceles del repudiado tribunal en Lima, sufriendo largo martirio. Ese libro; llamado a tener resonancia en América y Europa (196), es uno de los más formidables alegatos que se conozcan en contra del tenebroso instituto. Excusado es decir que tanto Zorobabel Rodríguez como Saavedra publicaron largos artículos que fueron a estrellarse contra la argumentación de Vicuña que constituía fortaleza inatacable. Por otra parte el historiador recibió con tal motivo diversos homenajes, versos, artículos, ofrendas.

El mismo año 68 «El Mercurio» dio a conocer su Crónica estudiantil: La disolución de la Academia de Leyes, en que recordaba con fresca y retozona gracia aquel episodio revolucionario de los días de adolescencia, en que por vez primera se evidenció el futuro caudillo reivindicacionista.

Y poco más tarde entregaron las prensas esa notable producción que se llama La guerra a muerte. Memoria sobre las últimas campañas de la Independencia de Chile 1819-1824. Calificado como uno de sus libros mejores, al decir de Mariano Latorre y Manuel Rojas, este último encuentra en él material para diez novelas y obras de teatro que ya no se escribirán nunca, tal es su fuerza y riqueza. «Para escribirlo, -dice Rojas (197)- Vicuña Mackenna juntó y devoró pacientemente, papel tras papel, y documento tras documento; nada escapó a su curiosidad y a su deseo de conocer lo que se relacionaba con esa heroica época. Y una vez atiborrado de documentación, la volcó, animándola con su fuerza de creador, en las páginas de este libro».

Y agrega Manuel Rojas, a propósito de la obra en comento: «Dotado del poder de reunir los hombres y los hechos dispersos en la historia, insuflándoles nueva vida, los juntó, los ordenó en filas indias y los hizo, desfilar y realizar en las páginas de sus libros lo que habían realizado ya. De este desfile, del conjunto de este desfilar y moverse sin tregua, la vida surge. En las páginas de La guerra a muerte el sur se mueve desde el mar a la montaña y las quilas de las lanzas, innumerables, ondulan como un trigal de ásperos tallos; los caballos galopan y resoplan en las batallas rápidas de las montoneras; los ponchos revuelan; los hombres gritan, matan y mueren; los bosques están cuajados de indios y de soldados; los ríos arrastran muertos, frutos humanos; se degüella a los niños, se viola a las mujeres, se saquea, y hacia la cordillera suben y desde la cordillera bajan las partidas capitaneadas por los Pincheira en demanda de sus malalches o en busca de botín, pues para estos hombres la guerra a muerte, más que una guerra de principios, era una guerra de robo. Toda la tierra está convulsionada».

Durante el decurso de 1869, año «memorable en la vida literaria de Vicuña Mackenna» (198), el gran historiógrafo imprimió su Historia de Santiago, producción maestra en la literatura continental. Obra cumbre, en ella el genio de su autor logró una de las más acabadas reconstrucciones históricas de que haya memoria, pues logró aprisionar toda la vida de la capital chilena en el período colonial. Cuando mañana se quiera conocer lo que fue la vida americana durante la dominación española, en Santiago, Lima o Buenos Aires, encontrará el espíritu de la época captado de modo maravilloso, el ambiente reconstituido como por arte de ensalmo (199).

«Nadie más calificado que Vicuña Mackenna para trazar la historia de su ciudad natal -comenta Donoso-:santiaguino hasta la médula de los huesos, enamorado de la historia y tradiciones de la vieja capital del antiguo reino de Chile, él debía ser su fervoroso historiador, así como dentro de poco había de ser su más ilustre mandatario».

La Historia de Santiago, al decir de Donoso, «es la crónica animada y pintoresca, viva y palpitante de la ciudad que fundara don Pedro de Valdivia; la relación de su desarrollo y de sus progresos, desde que los capitanes castellanos fueron a abrevar las jadeantes cabalgaduras al pie del San Cristóbal, hasta que el grande don Ambrosio O'Higgins encaró con ánimo resuelto sus más duraderas obras; la historia de sus tragedias y sus dolores, de sus pleitos y alegrías, de sus horas de tribulación y regocijo». La Historia de Santiago, en suma, «es el jugoso fruto de una labor de varios años, realizada con todo el amor del literato y toda la ardiente pasión del enamorado de las añejas tradiciones» (198).

Y agrega el minúcioso biógrafo de Vicuña Mackenna que no era ese uno de los menores títulos que éste podía ostentar «a la eterna gratitud de los santiaguinos».

Semanas más tarde Vicuña entregó a la estampa el primer tomo de su Historia de Valparaíso, gemela de la de Santiago. El autor le daba corno subtítulo: Crónica política, comercial y pintoresca de su ciudad y de su puerto, desde su descubrimiento hasta nuestros días. 1536-1868.(200)

Aún cuando de mérito inferior a la de Santiago, la Historia de Valparaíso posee la animación encantadora de sus páginas de plenitud. La vida del puerto chileno, su crecimiento, los dramas de sus aguas adquieren animación singular. Los siglos van plasmando su paso en el relato, dando extraño interés a esa humilde caleta de pescadores, convertida en emporio comercial durante el siglo XIX. Cabe, sin exageración, decir que el pasado de Valparaíso sólo permanecerá, en adelante, por Vicuña Mackenna y en Vicuña Mackenna.

 

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Notas

195

Escribe Donoso: « Para ese volumen Vicuña Mackenna compuso un prólogo, una interesante introducción y una breve semblanza de los autores de las Memorias. Con proligidad de benedictino y pasión de erudito anotó, además, cada una de las obras mencionadas, insertando en la mayoría de las páginas, ya menudas, ya extensas apostillas. Procuró con ellas llenar los vacíos que a su juicio notaba en los escritos comentados, pues consideraba que los historiadores de Chile habían descuidado estudiar uno de los aspectos más interesantes de su vida, cual era el relativo a la sociabilidad».
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196

La traducción inglesa lleva por título Francisco Moyen, or the Inquisition al it was in South America, by B. Vicuña Mackenna. Translated with the author's permision, by James W. Duffy, M. D. member of the Royal College of Surgeons, and the University of Chile, etc., London: Henry. Sotheran, 1869.
En 1905 se publicó una nueva edición popular.
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197

Atenea (Número consagrado a conmemorar el Centenario de Vicuña Mackenna. Tomo XVI, Agosto de 1931). Añade: «En La guerra a muerte hay elementos para todos, para los poetas, para los novelistas, para los dramaturgos, para los cuentistas; elementos heroicos, dramáticos, líricos, trágicos, grotescos».
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198

Donoso, obra citada.
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199

De los dos volúmenes de la Historia de Santiago, el primero consta de 314 páginas y el segundo de 518 páginas, con IV documentos.
Una segunda edición, incompleta, fue publicada eN Santiago en 1914-15 (4.°, a dos columnas) por el señor E. C. Eberhardt.
La tercera edición (segunda del texto completo) apareció en 1925-26 en la Editorial Nascimento de Santiago.
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200

El segundo volumen de 12 Historia de Valparaíso se imprimió en aquella ciudad en 1872 (Imprenta Albion, de Cox y Taylor).
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