El Gobierno está íntimamente convencido que los ignorantes y sediciosos, se han insinuado de algunos días a esta parte en el corazón de VV. RR., persuadiéndoles que los vecinos nobles de esta capital intentaban alterar la vida religiosa de los Monasterios, confiscar sus propiedades, y finalmente cometer otros excesos dignos de las más severas animadversiones.
Ignoro por qué motivo hasta ahora no hayan dado VV. RR. cuenta a la Capitanía General, especialmente cuando el Gobierno les ha dispensado en todos tiempos su protección; pero en inteligencia de que los mal intencionados procuran de nuevo oprimir los ánimos de las religiosas con semejantes novedades, me ha parecido indispensable prevenirlo a VV. RR., para que descubriéndome en el día los autores de tan execrables delitos, pueda proceder a su castigo y conciliar la tranquilidad de unas comunidades que ocuparán siempre la atención de este Gobierno.
En el ínterin, aseguro a VV. RR., que en caso de instalarse algún Congreso para conservar estos dominios al señor don Fernando Séptimo, y ponerse a cubierto de las naciones extranjeras, lejos de innovarse alguna cosa en los Monasterios, las personas de VV. RR. y sus propiedades, serán respetadas y defendidas por la fuerza pública.
Dios guarde a VV. RR. muchos años.
Santiago, 17 de septiembre de 1810.
El Conde de la Conquista.
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