Muy ilustre señor Presidente:
La Madre Priora del Monasterio de Nuestra Señora de Pastoriza de la Virgen Santa Rosa, satisfaciendo al oficio que V. S. se ha servido dirigirme con fecha de hoy 17 del que rige (sin embargo de hallarme en la actualidad recogida a los Santos Ejercicios con la comunidad), debo poner a la consideración de V. S. que estoy realmente persuadida de su religiosidad, cristiano celo, piedad y demás bellas prendas que distinguen a un buen jefe católico, y patriota; y, por lo tanto, esta comunidad dista mucho de creer (aunque se le protestara con la mayor seguridad de datos) que verificado el caso de la instalación que V. S. ha tenido la bondad de anunciarle, llegaría el doloroso punto de la alteración de la vida monástica, confiscación de sus propiedades y perpetración de sacrílegos excesos, que el vulgo siempre dispuesto a la credulidad, y sin meditación, únicamente podría atribuir a la nobleza chilena.
Toda la comunidad retorna a V. S. las más vivas expresiones de su sincera gratitud, por las significaciones de benevolencia y protección con que se sirve distinguirla, y en correspondencia ofrece dirigir sus fervorosos votos al Altísimo para que se digne dar acierto a sus operaciones, al mismo tiempo que conceder a todo el reino una tranquilidad inalterable. Dios guarde a V.S. muchos años. Monasterio de Nuestra Señora de Pastoriza, 17 de septiembre de 1810.
Sor María de Jesús.
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