ACTAS DEL CABILDO DE SANTIAGO PERIODICOS EN TEXTO COMPLETO COLECCIONES DOCUMENTALES EN TEXTO COMPLETO INDICES DE ARCHIVOS COLECCIONES DOCUMENTALES

Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo VII. Las Vinculaciones Externas y las Vicisitudes Interiores de la Revolución. 1811
Documento 2. Presentación del Diputado de Buenos Aires, Álvarez de Jonte.

Excelentísimo señor:

La llegada del buque La Flor de Mayo procedente de Montevideo, era demasiado extraña e intempestiva para dejar de llamar toda nuestra atención.

Las medidas que a prevención necesaria y oportuna tomó V. E., acreditan ciertamente la actividad de este Gobierno en calcular su interés y seguridad, y en proceder conforme a los sagrados empeños de amistad y alianza con el de Buenos Aires.

Mas yo debo esperar que los vigilantes cuidados de V. E. no se limiten a una mera inquisición del objeto y destino del buque y pasajeros; porque habiendo conducido correspondencia de Montevideo, mezclada con la de España para Lima, las circunstancias demandan su separación, y que a consecuencia sean abiertas todas las cartas de Montevideo.

Un pueblo tenaz y refractario en su hostil y rebelde manejo nos da un derecho indisputable a semejante conducta.

V. E. no ignora que el Gobierno de Montevideo ha tratado, de acuerdo con el de Lima, de atacar del modo posible nuestro sistema; y aunque todos sus planes han sido hasta aquí gloriosamente desbaratados a esfuerzos de una libertad valiente, no tenemos fundamento alguno para creer que ellos desistan de sus atentados, sino más antes para persuadirnos que en su apurada situación tratarán de reanimar su impotencia, tomando otras medidas, formando nuevas maquinaciones, y usando de todas las armas que le suministre su exaltado encono a fin de poner en ejecución el decreto que han sellado de nuestra ruina.

El derecho de enflaquecer y disminuir las fuerzas del enemigo permite que por todos los medios posibles se haga; y siendo uno de los más eficaces y precisos el apoderarse de su correspondencia, descubrir sus intenciones e imponerse de todas sus miras y combinaciones, es nuestro derecho, es nuestro deber, que inmediatamente se separen las cartas de Montevideo y se abran en mi presencia, debiéndose practicar la misma diligencia con respecto a los demás buques que se anuncian haber salido de dicho puerto con destino a Valparaíso.

Los marinos además y sus parciales de la dicha ciudad habiendo roto por todo género de hostilidades los vínculos de dependencia que unen un pueblo subalterno a su capital, con quien tiene esta Excelentísima Junta contraída la más estrecha alianza, se hallan en esta parte fuera de toda protección del derecho universal de gentes, y por consiguiente fuera de toda justa queja sobre el particular.

Estos principios incontestables me deciden a hacer presente a V. E. la necesidad y conveniencia de cortar en la actualidad toda relación mercantil con Lima.

Prescindiré por ahora del desaire notable que ha recibido esta Junta en la contestación del déspota del Perú que ciertamente desafía al más justo resentimiento: no haré alto de las amenazas que ha vertido en la sala de acuerdo contra Chile y los amigos de Junta; ni del agregado de insultos que contienen los papeles que él ha autorizado: pasaré en fin en silencio los ultrajes y declarada persecución que sufren en Lima los chilenos y todos los que no son parciales del Virrey.

V. E. en su conducta tiene un justificativo, y en el deber de sostener su dignidad y decoro, el principio legítimo de las providencias eficaces que se adoptaren contra Lima.

Tenemos gravísimos fundamentos para creer (y aun los mismos limeños lo declaran abiertamente en sus cartas) que cerrados los puertos, y cortada toda correspondencia por esta parte; y estrechado el Virrey y sus secuaces por las tropas de Buenos Aires en el Perú, reventará al fin la mina, y su explosión derrocará a los mandones: los limeños aprovechándose de la oportunidad y del momento, instalarán su Junta, y uniformando con nosotros sus ideas, presentará ya la América del Sud en su voto general el más firme garante de nuestra seguridad y conservación.

Un resultado tan feliz debe fijar nuestras miras y activar los medios para su realización.

Todo sacrificio es pequeño cuando ha de resultar en utilidad de la patria, y el buen ciudadano debe apreciar las momentáneas privaciones, que son consiguientes a la incomunicación, estando de por medio el honor, decoro y provecho de la comunidad a quien pertenece.

Según el estado actual del comercio y del reino no hay que sufrir alguna escasez grave o irresistible, y aunque la hubiese, un pueblo noble y generoso, o más bien diré, los verdaderos patriotas, la sobrellevarían gustosos por el principio que la produce y por las incalculables ventajas que van a reportarse.

En la serie de los sucesos y de las empresas todo tiene sus inconvenientes; pero calculados éstos y siendo preponderantes las ventajas, el orden de la política exige resolverse a la ejecución del modo más interesante, y decidido.

Lo cierto es que por fortuna los mayores gravámenes de la incomunicación los padecerán nuestros enemigos y envueltos ellos en el duro manto de la necesidad, se apresurará el paso al término, que fundadamente esperamos.

Juzgo no ser preciso para interesar la alta atención de V. E. en esta parte, presentar la cosa bajo de otro aspecto no menos inductivo.

Podría además hacer valer la necesidad de consecuencia y los deberes de amistad y alianza con el Gobierno de Buenos Aires, contra quien ha desplegado especialmente el Virrey del Perú el furor hostil con que no hubiera procedido ciertamente contra el mayor enemigo extranjero; así es que se presentan casi unos mismos los motivos que han exigido y exigen nuestra separación de Lima y Montevideo.

Por ellos mismos fijo mis justas esperanzas en que a la mayor brevedad se hará lo que he insinuado con la correspondencia de Montevideo, y se cortarán por ahora todas las relaciones mercantiles con Lima.

Nuestro señor guarde a V. E. muchos años. Santiago y enero 22 de 1811.

Excelentísimo señor.

Doctor Antonio Álvarez de Jonte.

Excelentísimo señor Presidente y Vocales de la Junta Provisional Gubernativa del Reino.

< Volver >