Amado padre:
En el pueblo hay bandos en verdad, pero son bandos que en un momento se destruyen si seguimos el sistema justo, el sistema de libertad y el sistema único que puede traer la felicidad a nuestra patria.
Seremos eternos en la historia si seguimos y si al contrario, seremos infelices, y nos llenaremos de oprobio.
Las obras cuando empiezan es menester concluirlas; los hombres a quienes la Providencia ha dotado de una alma grande deben ser superiores a todos; no veo nuestra ruina como V. me pinta; todas las cosas tienen un medio y todo puede conciliarse después de dado el golpe: con un buen gobierno hay armas, dinero y cuanto se necesite para el logro de nuestra libertad.
Ha llegado la época de la independencia americana, nadie puede evitarla; la España es perdida y si nos dejamos llevar de infundados recelos, seremos presa del primer advenedizo que quiera subyugarnos.
Si este pueblo pone en V. el bastón seré contento y viviré en él, mientras no vengan jefes españoles, sucedido esto me marcharé a buscar mi descanso en países en que (si es posible) ni remotamente sepa las atrocidades que indispensablemente han de cometer aquellos caribes[1].
Nosotros no hablamos; todo lo que hablan es por conjetura; este es, amado padre, mi sentir, dimanado del amor que profeso a mi Patria, y principalmente a mi familia: creo que no podemos de ningún modo llenarnos de gloria siguiendo el antiguo gobierno, aunque éste nos llegue a proporcionar tranquilidad, seremos reos a la faz del mundo.
Más dulce es mil veces la muerte para su amante hijo que le desea las mayores felicidades.
José Miguel.
P. D.
J[uan] J[osé] y Luis me dicen estar poseídos de los mismos sentimientos, pero los tres ofrecemos mantenernos quietos, y retirarnos, dejando así obrar libremente al pueblo.
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Notas
[1] |
Caribes eran los primeros habitantes de la zona caribeña. (N.del E). Volver. |
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