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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo XI. Las Ideas de la Revolución. Predominio de los Hermanos Carrera.
Documento 15. Confesiones

El Coronel Mackenna.
Llamado a confesión niega todos los pasajes de la declaración del primer informante y del oficial que se halló presente a la citación de la segunda pila del tajamar. Dice que la calumnia es tan absurda como otros y lo funda. Protesta probar la coartada, que es decir, que en la noche del 27 no salió en toda ella de su casa y cita por testigos a varios sujetos que se hallaron en ella hasta las once o más de la noche, y aun pone por testigos al Excelentísimo señor Presidente don José Miguel que en esa noche pasó a verle y que sin duda tendrá presente aquellos sujetos de que se hallaba visitado en su casa.

Don Francisco Vicuña.
Llamado a confesión también niega la concurrencia con Mackenna al punto ya citado y protesta probar que fue uno de los que esa noche se halló hasta las once y más de la noche en consorcio de los demás que cita.

Don Martín Larraín.
En su confesión dice que puntualmente en esa noche del 27 vino de su hacienda a su casa como a las 8 de la noche y que no salió de ella, añadiendo que su único objeto es dirigido a sostener su casa y crecida familia sin mezclarse en negocios de Gobierno.

El Doctor Argomedo.
En su confesión detalla por menor los puntos a que se dirigió por la tarde, y las ocupaciones en que se entretuvo por la noche, ofreciéndose a probarlo; concluye en que no pudo concurrir a la conspiración intentada.

Don Gabriel Larraín.
Confiesa que la causa de su prisión presume ser por haberle hablado don José Antonio Huici para la aprehensión del Comandante don Juan José y preguntándole cuál era el plan que se tenía meditado, dice: que el martes 26 de septiembre don José Antonio Huici le dejó en su casa recado para que lo viese. Que en efecto se vieron y que dirigiéndose al café de la calle Ahumada le comunicó allí el intento de la aprehensión del Comandante y que para ello tenía orden del Congreso; que pensaban ver las tropas de Dragones y la de Asamblea y que para ello tenían hablado a todos los oficiales del cuerpo de Granaderos y que en especial le nombraron a los capitanes don José Santiago Muñoz Bezanilla y a don José Vigil y que el confesante se aprontase. Que durante esta conversación llegó don José Antonio Huici y le hizo el mismo plan, pero que él nunca pensó entrar en tal proyecto, ni que los Huici fuesen capaces de verificarlo, persuadido de que aquéllas eran muchachadas. .

Que el 27 el don José Antonio le mandó recado con don Alonso Figueroa para que lo viese en su casa. Que en efecto fue y que ambos Huici le hicieron el mismo plan que la noche anterior de que todo ya estaba hecho, vistos y allanados los comandantes don Juan de Dios Vial y don José Joaquín Guzmán e igualmente los oficiales del cuerpo de Granaderos a excepción del Capitán don Miguel Ureta y también lo estaban los dos Formas, esto es, don Francisco y don Ramón, dos mayordomos y dos criados, cuyos nombres no le expresaron.

Que le encargaron fuese a ver a don José Gregorio Argomedo para que concurriese en el hecho y que aunque lo vio como a eso de las cuatro de la tarde en el concepto de estar ya hablado, más que el Argomedo le expuso que nada sabía de lo que se meditaba. Que él era hombre viejo para entrar en semejante plan.

Que por el mismo encargo fue a ver a don Francisco Berguecio, pero que iba prevenido para disuadirlo.

Que del mismo modo se le encargó fuese a ver a don Francisco Formas y que éste le dijo que iba y que el confesante también le expuso que concurriría, pero sin, ánimo de hacerlo porque a eso de las ocho de la noche llegó a su casa en circunstancias de que acababa de llegar su padre y con fingirle que lo habían convidado para ir a la Alameda, aunque por otra parte no pensaba en tal cosa, pues como a las nueve de la noche se acostó a dormir encerrándose en su cuarto de donde no salió hasta la mañana siguiente en que se le arrestó. Añade que después de haber cumplido con los encargos de los Huici volvió a lo de ellos por si podía hacer que se desistiesen del empeño y que hallando sólo a don José Antonio éste se le insinuó con expresiones tan vehementes y de tanta aspereza a los consejos y persuasiones que le hacía que se llenó de más temor que el que antes había concebido por lo que se retiró a su casa.

Que el lugar donde tenían preparado para aprehender a don Juan José era el puente nuevo, y que el proyecto era el que después de colocado de Comandante a don José Luco y en la artillería a don Juan Mackenna y que para esto meditaban los Huici oficiar al citado don Luis para que entregase la artillería, después de tomado el cuartel de Granaderos.

Por último concluye diciendo que para tener de su parte a don Joaquín Guzmán habían hablado a don Juan José Echavarría y que don Juan de Dios Vial les era adicto.

Don Juan de Dios Vial.
Niega en su confesión haber tenido parte en el proyecto meditado y protesta dar pruebas que por menor puntualiza, en el tiempo oportuno.

Don Ramón Formas.
En su confesión al cargo que se le hizo de que dos Formas estaban hablados para concurrir a la aprehensión del Comandante Carrera satisfizo diciendo, que eso sería una voluntariedad de los sujetos que le han tomado en boca aun sin haberle dado la menor idea del proyecto que se meditaba.

Don Francisco Formas.
Así en su declaración tomada por vía de diligencia, como en su confesión afirma que don José Antonio Huici le convidó para una expedición y que se juntaron cada uno en su caballo bajo los ojos del puente; pero que Huici nunca le dijo el motivo de aquella citación, satisfaciendo a todos los cargos que se le hicieron con decir que siempre estuvo persuadido en el convite que se le hizo de que era dirigido a diversiones juveniles o tunanterías. Añade que en días recientes a la deposición del Coronel Mackenna lo mandó llamar éste y que hallándolo como loco, se le significó con el mayor dolor acerca de su deposición y que así le dijo que solicitase algunos amigos para que se echasen sobre los Carrera y reponer el Gobierno al plan que antes tenía y que aunque por consolarlo le dijo que lo haría, pero que no vio, solicitó ni requirió a persona alguna ni por sí ni por terceros y que provoca a todos y a cada uno de esta ciudad a que digan si los solicitó con recado de Mackenna para la remoción de los señores Carrera.

Don Manuel Astorga.
Reconvenido en la confesión sobre la cita que de él se hace, la niega y protesta probar la coartada.

Lorenzo Cadete.
En la que se le tomó dice que es mayor de sesenta a setenta años, que no es mayordomo de don Martín Segundo Larraín, sino su sirviente de la mano y dice que ignora la conspiración y sus autores y no hay un dato en la sumaria por el que ciertamente se le pueda hacer un cargo.

Don Francisco Berguecio.
En la que igualmente se le recibió niega su ocurrencia y protesta probar la coartada.

El mulato Rafael.
Confiesa haber sido convidado por don José Antonio Huici y que habiendo ido a su casa se dirigió con don José Domingo Huici a los ojos del puente. Iba armado con tres pistolas y un cuchillo y que las pistolas se las dio a don José Domingo, de las cuales dos iban cargadas y que preguntándole que para qué las llevaba le dijo el don José Domingo que para dárselas a otro, pero que no sabe el sujeto para quién eran. A este reo se le hicieron los cargos oportunos y siempre sostuvo su ignorancia del proyecto y que sólo fue por el convite ya expresado.

Se evacuaron las citas de que se hace mención en el sumario excepto la del Dr. Alonso Figueroa; y éste es su estado. Diciembre 4 de 1811. Se empezó a las siete y cuarto y se concluyó después de las onces.

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