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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo XII. Rivalidades de Influencia entre Santiago y Concepción. 1812
Documento 6. Bando sobre libertad de comunicar cada ciudadano sus pensamientos

29 de enero de 1812.

Nada debe contraer con preferencia la atención de un Gobierno constituido en los críticos momentos del día, como la seguridad general amagada interior y exteriormente.

No es preciso subir a la cima de la política para divisar el abismo que nos amenaza, si una apatía vergonzosa, que ha formado hasta las últimas épocas la conducta del Gobierno de Chile, dirige nuestros sucesivos pasos.

Vemos los riesgos, no con aquel calor fatuo, que sólo produce conversaciones y murmuraciones agrias, sino con el empeño efectivo del saber más ejecutivo y sagrado; y para llenarlo con la exactitud del cargo, necesitamos las luces de los ciudadanos bien intencionados, de los militares amantes de la causa y de los políticos capaces de formar todo el tesoro que asegure nuestra defensa.

No queremos fiar la suerte de un millón de hombres al consejo de sólo tres individuos; felizmente se sepultó el horroroso despotismo, que más de trescientos años los amarró al capricho de un gobernante extraño, decrépito, ignorante y tal vez corrompido; cada hombre debe tener parte en su destino; éste lo decidirá por lo mejor; y el Gobierno verá nacer el espíritu conservador de las sociedades en Chile.

Consiguiente a estos principios, que decidirán siempre su conducta pública, provoca los genios de la patria para que desarrollados sin las trabas de la antigua opresión se empleen dignamente en tan importantes objetos: todo hombre será libre publicar por mano del Gobierno sus pensamientos como le es formarlos; no se exige la firma del autor, basta que se dé a conocer al funcionario en quien quiera depositarlo; los proyectos políticos, planes militares, arbitrios, economías en fin todo lo que conduzca a la libertad, felicidad y seguridad de la patria, debe ser en adelante el objeto de la solidez chilena y el más apreciable obsequio de un Gobierno, que sólo se decide por el logro de aquellos mismos bienes.

Los jefes militares deben remarcar su patriotismo en proporción a la alta confianza que les ha dispensado la patria; son los sabios en el arte de la guerra y es justamente el que más necesita su defensa; de consiguiente, se juntarán dos días en cada semana, en el sitio y hora que designe el señor Comandante de Granaderos, a acordar medios, rectificar planes y formar proyectos que soliden [consoliden] la seguridad del reino cuyos resultados se pasarán al Gobierno para su aprobación y emplante [aplicación].

El Consulado, a quien está fiada la inagotable fuente de la felicidad del comercio, esa piedra filosofal de los Estados, no debe enmudecer cuando lo [le] habla con todo su interés la patria; la agricultura aun en su estado natural; las artes sin los primeros ensayos; la navegación sin astilleros en el país de los montes; las producciones sin extracción en el punto más proporcionado para redimir el hambre de los necesitados y retornar los tesoros que necesitamos; en fin, todos los objetos de su inmediato resorte, abandonados reclaman su aplicación, sus fondos, sus luces: de ellas se promete el Gobierno, que juntándose semanalmente a cumplir estos sagrados deberes de su instituto, renazca la felicidad chilena; a cuyo efecto se transcribirá este decreto al ilustre Ayuntamiento, Comandante de Granaderos y Tribunal del Consulado, fijándose en los lugares acostumbrados.

José Miguel Carrera.- José Nicolás de la Cerda.- José Santiago Portales.- Vial, Secretario.

Fijado en 3 de febrero en los lugares acostumbrados.

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