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Diarios, Memorias y Relatos Testimoniales
Capítulo XIII. Carrera Árbitro de la Suerte del Infeliz Reino de Chile
Documento 8. Oficio del Procurador de ciudad del Cabildo de Santiago, acerca de los injustos desaires hechos al comercio de Chile por el virrey del Perú

Muy Ilustre Cabildo:

El Procurador General no puede mirar con fría indiferencia el injusto desaire y perjuicio que han inferido a todo el reino las autoridades de Montevideo y del Perú, el primero pagando al Erario de Lima con el tabaco en polvo que vino de La Habana para Chile; y el segundo pidiendo anticipado nuevo importe para que se verifique la remesa a esta dirección; ofreciendo a más el gravar los tabacos en rama, azúcares y demás renglones comerciables que vienen de Lima a Chile, en caso de serlo el trigo en el reino.

No pueden pedirse principios más hostiles y provocantes a desunir la buena armonía de ambos reinos, así en los ramos de Real Hacienda como en los intereses del comercio atropellando los derechos de convención que estriban en el sagrado de gentes; y sí el excelentísimo señor Virrey de Lima se empeña en negar el envío de los polvos, es de necesidad qué V. S. haga un poderoso esfuerzo con la excelentísima Junta a efecto de que se reembolse nuestro Erario de los 345.000 pesos que importan las 69.000 arrobas de tabaco cargando un peso más sobre cada fanega de trigo que salga de los puertos de este reino para los de aquel virreinato hasta tanto que satisfaga dicho importe.

Sin que por esto se perjudiquen a nuestros consumidores de tabaco y azúcar (renglones principales), pues a todo puede darse pronto remedio si solicitan los abastos con oportunidad y viveza.

El tabaco debemos cosecharlo aquí por conveniencia propia mandando que solamente se siembre en la isla de Santa María, de la Quinquina, de la Mochita, de Juan Fernández, y en la isla de Más Afuera; que sea un ramo exclusivo para los habitantes de dichas islas. Que se les pague a dos reales por cada libra (más vale pagar dos reales aquí, que tres cuartillos en la provincia de Saña) para que se inclinen las gentes al cultivo de la especie, se evite el contrabando, y se pueblen unas Islas desiertas que sirven hoy de punto de reunión al extranjero.

Entretanto que esto se organiza, puede pedirse al Paraguay el que se necesite para el consumo; y del Habano en rama para cigarros puros que vendrá de Buenos Aires estableciéndose por esta dirección su fábrica, que sería utilísima; también se puede disponer que venga a Buenos Aires el tabaco en polvo habanero hasta tanto que se proporcione otra remesa desde aquella fábrica.

Para tener el Azúcar con baratez y abundancia, el medio más conveniente será el convidar a los comerciantes del Brasil permitiéndoles que la internen en nuestro reino.

Sabemos que en el Janeiro se encuentra generalmente un sobrante anual de más de un millón de arrobas que allí se vende a ocho reales, y cada arroba tiene 32 libras castellanas.

Si esta superioridad necesita el Azúcar en la Corte del Brasil sus fabricantes y comerciantes contestarán con una gratitud que jamás recibiremos de los hacendados de Lima siendo así que éstos pueden llamarse ricos, mientras que Chile les consuma sus azúcares; no siendo así con nuestros frutos, que siempre han de ser solicitados por su natural necesidad. Chile ha de ser siempre la defensa de Lima, el abastecedor de toda la costa del Norte, y solicitado (sin lisonja) de los habitantes del Globo para su comercio y residencia por la dulzura de su clima; por la fertilidad de la tierra, por la variedad y abundancia de sus producciones, y por sus arregladas estaciones y meteoros, circunstancias físicas que influyen en gran manera sobre la seguridad de nuestra propia conservación, sin tener que temer a las extorsiones de Lima.

Por estos principios opino que con la mayor energía pida V. S. a la excelentísima Junta oficie al señor Virrey de Lima pidiendo el envío de dichos polvos, haciéndole responsable a la censura de ambos reinos por los perjuicios que necesariamente ha de sufrir aquel vecindario en caso de que se niegue; o aquello que V. S. gradúe por más conveniente.

Santiago y enero quince de mil ochocientos doce.

Anselmo de la Cruz.

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